Capítulo cuatro

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Tan solo había bastado jugar con ese vibrador en el miembro del moreno para que dejara salir toda aquella escencia blanquecina que terminó manchando su rostro cuando se acercó para mirar más de cerca ese exquisito momento.

- Que vista - Susurró Degel pasando la punta de su lengua sobre el vientre del moreno para poder probar un poco.

Defteros intentaba controlar su respiración pues sentía como perdía la razón ante las caricias que el francés le daba.

- S... Solo por qué me tienes atado Verseau, de lo contrario ya te hubiera hecho que rogaras por más - Respondió el gemelo menor intentando sacar sus manos de ese cordón de cuero que lo mantenía inmóvil.

- Te das tus aires de grandeza.

- Me los doy por qué lo soy.

Dégel sonrió ladino al ver cómo Defteros movía sus piernas de un lado a otro mostrando sin querer su estrecha entrada aún con esas bolas anales en su interior.

- Quiero suponer que entre tu amiguito y tú, hacen sus encuentros pasionales ¿No es así? - Preguntó con curiosidad, si algo que tenía el francés es que seguir alimentando su imaginación lo hacía querer escuchar más para experimentar y así saciar sus deseos.

- ¿Porque deseas saberlo?

- Por qué pienso seguir con tu amiguito.

Dégel se incorporó para quedar de pie frente al gemelo menor y con pasos firmes se fue acercando hasta la cama donde Kardia descansaba.
Aunque a este a pesar de atarle sus manos como al moreno, también se dió a la tarea de colocarle una venda para privarlo del sentido de la vista.

- ¡No sé te ocurra tocarlo!

- ¿Acaso ustedes pensaron lo mismo antes de entrar a mi mansión?

- No eres nada de lo que aparentas ser frente a los medios y los periódicos Verseau. Quien diría que tienes unos gustos demasiado extraños... Ahora se por que no tienes pareja.

Dégel dejó escapar una sonrisa forzada, no era el momento de hablar de esos temas sobre su vida privada respecto a sus parejas que ha tenido pero tampoco es algo que lo recuerde con amor.
Si no todo lo contrario; decepciones, infidelidades, mentiras... Todo con tal de dañar su reputación ante los demás.

Pero no era el momento adecuado, rápidamente movió su cabeza para olvidar ese trago amargo y ante la mirada incrédula de Defteros, comenzó a recorrer el cuerpo dormido de Kardia.

- Ustedes dos de aquí no van salir, no se que buscan en mi casa pero esto les va a costar caro. Si quieren salir pronto necesitan portarse bien conmigo; no negarse ante mis órdenes y sobre todo, nada de esto a alguien por si los llevan a ver.

Ahora era el turno de probar esos labios de ese hombre de cabellera alborotada azulada.
Incluso hasta dormido se miraba demasiado lindo, no lo negaba. Poco a poco se acercó a su rostro para poder posar sus labios con los del contrario.

Este movimiento hizo que Kardia despertara, no del todo pero si lo suficiente para sentir la calidez de esos delicados labios.

- Mmm... Def, ya te dije que todo lo que quieras en la noche - Murmuró entre labios.

Era tal como lo imaginaba Dégel, ellos dos a parte de ser ladrones sin experiencia, también eran amantes. Amigos y amantes... Ahora los tenía a los dos para el solo.

- Debí decir que no soy quien te imaginas.

Susurró Dégel pasando la yema de sus dedos sobre la boca del contrario. Retiró de sus ojos aquella venda que cubría su vista.
Ante esto Kardia rápidamente abrió los ojos, grande fue su sorpresa al ver que quien lo estaba besando era Verseau.

- ¿Pero que? - Se cuestionó al mirar que estaba atado de manos, sin su camisa y usando solamente su pantalón de color negro.

- ¡Exigo una buena respuesta Verseau!

- Creí que serás un excelente juguete Kardia.

- ¿Tu Dégel Verseau intentando aprovecharse de mi?

El dueño de aquella mansión le mostró un látigo al hombre de cabellera alborotada - Mi casa, mis reglas.

- ¡Estás loco!

- Me lo dice quien intentaba seducirme hace unos momentos atrás.

Respondió Dégel rodando los ojos, aunque desde que había estado con Defteros, sentía la enorme necesidad de liberar ese dolor que no lo dejaba pensar con claridad.
Su falo pedía a gritos ser introducido en el interior de alguno de ellos dos y Kardia era el objetivo perfecto.

Verseau comenzó a desvestirlo liberando ese enorme bulto que traía entre sus piernas, así mismo como su ropa interior.
Estaba desnudo ante la mirada pervertida de Dégel.

- Ni creas que voy a dejarme profanar por tí.

- Un pajarito me dijo que eras un excelente pasivo y estoy dispuesto a probarlo Kardia.

Las manos de Verseau eran mágicas ante el tacto, Kardia no pudo evitar soltar un gemido mientras Dégel lo tocaba.

Sentir su lengua por todo su miembro lo hacía recordar los momentos que pasaban juntos Defteros y él.
Si bien ambos jamás consolidaron una relación, no era impedimento para que los dos disfrutarán de esa seducción.

- ¿Que deseas Verseau? - Preguntó de manera directa Kardia sin darle muchas vueltas al asunto - ¿Que buscas de nosotros? ¿Acaso aprovecharte.

- Ya que lo preguntas busco alguien que no se moleste por querer aprender el mundo del sadomasoquismo. Varias personas me lo tomaron a mal y llegaron a creer que estaba demente.

- ¿Y que ganamos? - Cuestionó Defteros intentando levantar su cabeza de la cama donde seguía atado de las manos.

Dégel se llevó un pulgar a su mentón - Experiencia, buenos momentos, si así lo desean una muy buena paga y sobre todo a mi.

Cuando Defteros escuchó la palabra dinero, de inmediato sus ojos se tornaron brillosos, la razón por la cual los dos habían entrado a casa de Verseau es para poder tomar dinero y regresar a su país natal para poder seguir juntos Kardia y él.

Aunque también no sabía que pensar al ver que Dégel tenía en sus manos un látigo mientras le daba unos pequeños golpes en las piernas del Heleno.

- Te diría parece salvaje pero... Es placentero - Halago Kardia.

- Ustedes aprenden de mi y yo de ustedes ¿Que dicen? - Dijo Dégel mientras pasaba sus dedos en su ingle para poder bajar poco a poco hasta la entrada de Kardia.

Fue introduciendo uno de sus dedos, a diferencia de Defteros, Kardia tenía su interior un poco más moldeable, ansiaba meter de una vez su miembro en ese cálido lugar.

-¿Que me responden?

Dégel quería un respuesta y la quería pronto.

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