Recargado en el marco de la puerta con la mirada fijamente en Verseau, Camus llevó uno de sus dedos a la comisura de sus labios deslizando con sutilidad sobre ellos sin dejar de observar a Dégel.
- Directo y sin tantas vueltas al asunto ¿Verdad Camus? - Respondió Dégel acercándose con pasos apresurados, dejó la maleta sobre el colchón y siguió su camino hasta quedar frente al galo.
- Creo que fui muy claro al sugerirte la manera en la que tú y yo cerraríamos este trato.
Verseau tomó con rudeza la cintura del contrario para acercarlo a su cuerpo, fue en ese momento que Camus sería todo lo que desea en una relación, alguien que se deje llevar por cada toque, cada caricia... Cada idea que tuviera con él y Camus, sabía que no reprochará nada.
- ¿Te gusta cerrar tratos de esta manera con los clientes de Milo? - Cuestionó sin dejar de observarlo fijamente a los ojos.
Camus tomó la corbata de Dégel y acercó su rostro al suyo - No, es muy raro cuando tuve que hacerlo pero contigo estoy siendo totalmente accesible por qué no sabes cómo he fantaseado todas las noches desde que te conocí.
- Tu y yo nos vamos a entender muy bien.
Rápidamente Dégel recargó sus labios con el contrario, sus lenguas se entrelazaban dentro de sus cavidades bucales, Camus llevó sus brazos alrededor del cuello de Verseau para poder profundizar ese beso.
- Puedes hacer de mi el mayor desastre que se te ocurra - Este susurro de Camus fue acompañado por una mordida en el lóbulo de Degel.
Verseau de inmediato tomó las manos de Camus y lo acorraló en la pared llevando sus brazos encima de su cabeza, su rodilla derecha rozaba intencionalmente entre las piernas de Camus.
- Este siempre fue tu juego ¿Verdad? Molestarme con el tema de las relaciones sexuales, pero que crees - Dégel comenzó a repartir besos en el cuello de Camus quien cerraba sus ojos al sentir ese camino de saliva que quedaba en su piel - No tienes la menor idea de cómo vamos a disfrutar.
No le importo romper esa bata rojiza, la tela era delgada y traslúcida que fue demasiado fácil hacerlo pedazos; tomó a Camisa en sus brazos y lo llevó hasta la cama para poder comenzar su juego.
Aunque Camus no entendía por qué Verseau abrió su maleta, sus dudas fueron resueltas cuando lo primero que sacó fue un arnés, una botella de lubricante, un venda y sobre todo lo que más le llamó la atención fue el anillo vibrador que sostenía en sus manos.
- Mi dulce Camus - Susurró con un toque de malicia - Quiero que te recojas tu cabello en una coleta.
La voz de Dégel era fuerte, varonil, ronca...
Ante esto solo se limitó a obedecerlo, tomó una de las ligas que Verseau le entrego y se ató su cabello en una coleta sencilla, aunque algunos cabellos y su flequillo quedaban rodeando el contorno de su rostro.Dégel le colocó el arnés de manera que Camus no pudiera meter sus manos ante el acto, aunque está ocasión no usó la mordaza con el; si algo que quería hacer esta noche era escuchar los gritos, gemidos y súplicas de Camus.
- Que encantador te ves Camus - Se relamio los labios al mostrarle el anillo vibrador que colocó en su miembro, aunque este ya estuviera cubierto de una ligera capa brillosa - Te haré tocar el cielo una y otra vez.
- ¡Oh Dégel! - Gritó cuando sintió el vibrador encendido, está sensación también se sumaba al momento que Dégel se dió paso entre las piernas del francés para poder lamer los testículos del contrario.
- Es hora de sentir lo que pienso saborear.
Tomó la botella de lubricante y dejó caer algunas gotas en su dedo, llevó las piernas de Camus a sus hombros; la vista que tenía en ese momento era espectacular, podía ver cómo se contraía la entrada del contrario.
En uno de esos momentos aprovechó para dejar entrar el dedo con lubricante, Camus levantó inconscientemente su cadera ante está sensación, desde hace días deseaba que el falo de Dégel estuviera en su interior pero en las noches solo tenía que conformarse con meter sus dedos para autosatisfacerse.- ¡Por los dioses Camus tu interior es cálido!
Siguió tocando unos segundos más, después se puso de pie y le ayudó a Camus a levantarse, poco a poco lo fue guiando hasta llegar enfrente del tocador, Degel se colocó detrás de él mientras los dos se miraban en el espejo.
- No resisto más y quiero metértela de una vez.
Dégel no se retiró todas su ropa por completo, solo se desabrochó el pantalón y se lo bajo junto con su ropa interior, con la punta de su miembro fue delineando sus nalgas despertando gemidos por parte de Camus.
- Quiero que te veas bien - Dégel tomó a Camus del mentón y lo obligó a mirarse en el espejo - Quiero que veas tu rostro cuando grites mi nombre, con ayuda de la fusta, con la punta fue recorriendo sus perfectas y tonificada piernas, con su mano libre apretó un poco sus nalgas y después le dió un leve golpe con la fusta.
Camus sentía perder la razón ante cada caricia de Dégel, varias noches lo había soñado, e incluso las veces que lograba tener sexo con su pareja siempre cerraba sus ojos para poder imaginarse que quien lo besaba y acariciaba era Dégel Verseau.
Dégel tomó un poco más de lubricante y dejó caer un poco en la entrada de Camus, sin previo aviso acaricio un poco su falo y después lo llevó hasta la entrada del francés.
- ¡Oh Dégel! - Exclamó Camus al sentirse lleno, los toques de Dégel lo estaban volviendo loco.
- Haré que te vengas una y otra vez mi amor - Susurró tomando a Camus del rostro para que no quitara su vista del espejo.
- Más... Más fuerte, Dégel.
Ansioso colocó una de sus manos sobre la cintura de Camus y con la otra aprovechaba el momento para pasar una de sus manos por el cuerpo.
- Eres mío Camus.
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El Magnate
FanfictionUn caballero con un alto poder socioeconómico encuentra en dos personas desconocidas lo que realmente desea y disfruta. Su posición económica y el hecho de mostrarse alguien con aspecto serio es la perfecta combinación para poder satisfacer sus gust...