Capítulo 1

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Johana

Me dejó caer resignada en la banca de espera para el siguiente autobús. Es la tercera vez en la semana que llego tarde y pierdo el transporte, también es la tercera vez en la semana que mi mamá despierta con fiebre alta y tengo que esperar a bajársela con fomentos fríos ya que aun no he podido comprar medicamentos. Esta semana decidí caminar el primer tramo de ida a mi trabajo y tomar solo el segundo transporte para ahorrar un poco de dinero. No es mucho pero esta semana podría juntar para llevarla al doctor.

Mi madre y yo vivimos al día. No hemos visto a mi padre desde hace unos meses y bueno, no podemos esperarlo tanto tiempo para poder comer. Hace dos semanas por fin conseguí un segundo trabajo, muy serca del primero. Por las mañanas atiendo un local de ropa y por las tardes soy mesera en un restaurante. Hace un tiempo me encontré una cámara fotográfica y conseguí que un compañero de trabajo la arreglara. Amo la fotografía y algunos fines de semana me dedico a tomar fotos en eventos.

Llegue corriendo al local de ropa y todas mis compañeras estaban perdidas en la televisión. Me asome a ver que sucedía y vi al Rey dando un discurso, después de un minuto pensé que esto era una pérdida de tiempo y me puse a trabajar.

Vivir en un Reino hace que las niñas crezcan con la mentalidad de algún día llegar a ser una Princesa. Desde pequeña, mi madre siempre me dijo que yo era hermosa e inteligente, que era una Princesa que se había perdido de su reino y que algún día mi Príncipe me encontraria. Cuando estaba pequeña lo creía, solía usar sus vestidos y sus zapatos altos para sentirme como una verdadera Princesa, así fue hasta que crecí y me di cuenta que mi mamá me decía esas cosas después de alguna pelea con mi padre o mientras nos escondiamos de él. Me di cuenta que las Princesas tenían mucha suerte, a pesar de tener una vida difícil siempre había quien las ayudara o las salvará. La situación cada vez era más complicada en casa y nunca llegaba esa persona que me concediera un deseo o que me llevara lejos de ahí. Finalmente me di cuenta que nunca sucedería, yo no era una Princesa y jamás lo sería.

Deje de pensar en tonterías y continúe con mi trabajo. Mi una prioridad era lograr juntar el suficiente dinero para llevar a mamá al doctor y para comer.

-Johana, ¿Cuando te inscribiras al concurso?
-No lo haré- le sonrei a mi compañera. No tenia amigas, no tenia tiempo para esas cosas, pero ella eran bastante lindas conmigo
-Pero todas deben hacerlo, es obligatorio
-Bueno, no creo que nadie lo note. Si ese fuera el caso, en cuanto vean mis datos darán las gracias porque no me inscribi.
-Eres hermosa, nena- dijo otra de ellas -Eres la única que no lo ve- decidí fingir que no la escuche y continúe trabajando.

Más tarde en mi segundo empleo, me fue un poco mejor. Aquí aparte de un sueldo, que no es mucho, también recibo propinas gracias a la atención que te puedo dar a mis clientes, lo cual no me cuesta trabajo pues aunque sean clientes groseros, suelo tener mucha paciencia. Creo que si obtengo más propinas como el dia de hoy, podría juntar bastante dinero esta semana en caso de tener que comprar medicina. Me cambie de ropa, guarde mi dinero y salí del trabajo.

Baje del primer autobús y regrese caminando a casa. Me puse el gorro de mi sudadera negra y camine lo mas.rapido que pude. Dos calles más adelante me empecé a relajar hasta que escuche las voces.

-Otra vez tu, preciosa- dijeron una calle a lado de la mía y eche a correr.

Estos dos idiotas tenían toda la semana persiguiendome. Todos los días me hablaban y me seguían nada más, hasta ayer que uno de ellos intento hablarme del brazo. Logré safarme y corrí hasta mi casa. Espero la otra semana por regresar en transporte nuevamente. Estoy corriendo lo más rápido que puedo mientras sigo escuchando sus pisadas detrás de mi.

El Diario Real: Princesa JohanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora