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Christopher

El avión era algo a lo que ya me había acostumbrado pero la sensación de que había dejado algo en aquel lugar no me dejaba tranquilo.

Fui el último en llegar al avión, estuve en la sala de espera un largo rato... esperaba algo.

Ese algo nunca llegó.

Ahora llevaba más de cuatro horas de vuelo y aún no podía asimilar nada. Estaría de regreso a Corea en seis horas, estaba seguro de que no serían las más bonitas.

Yo tuve impulsos demasiado brutos con Felix, no fue la forma ni la manera en que debí haberlo tratado y por eso mi cabeza se sentía explotar.

- ¿Estas bien?

- Estoy ansioso, papá.

- Todo estará bien, tienes que poner los pies en la tierra si no quieres enloquecer. Tienes que hacer lo que hacías antes de viajar a Sidney.

- Nada será igual.

- Lo sé pero eres más fuerte que todo lo que te ha pasado.

La comida del avión era demasiado mala pero era lo único que había así que cuando llegó la azafata con su carrito tomé lo más interesante.

- Promete que una vez llegando, me compraras un plato enorme de tteokboki.

- Te lo prometo.

Mi padre durante todo el trayecto se comportó muy ameno y sólo me preguntaba como me encontraba, tal vez más de dos veces por hora; demasiado lindo.

Cuando por las bocinas anunciaron que llegaríamos en menos de 15 minutos me comencé a sentir mal. Y cuando tuve la oportunidad de bajar del avión lo primero que hice fue correr a los baños más cercanos para vomitar, por supuesto mi padre corrió tras de mi y por milésima vez me pregunto si estaba bien.

- ¿Estas bien?

- No... deberíamos ir a casa.

Aunque mi padre dudo en darme la razón en poco tiempo ya estábamos en la comodidad de mi hogar.

Hannah y Lucas fueron los primeros en correr a mi y después a papá quien les daba obsequios que había comprado en Australia. Mi madre salió corriendo de su oficina y me abrazo con todas sus fuerzas.

- ¿Cómo te sientes? Me ha contado tu padre...

- Estoy bien, sólo necesito descansar - le di un beso en la frente - iré a mi habitación a desempacar, es probable que los chicos vengan.

Mientras subía las escaleras le mandé mensaje a los chicos de que ya había llegado, era tarde pero sabía que en minutos ellos estarían tocando el timbre de casa con mucha insistencia. Los mensajes se habían marcado como leído y yo sonreí por lo mucho que los conocía.

Al llegar a mi habitación deje de lado las maletas y me recoste sobre mi cama que de pronto se sentía muy sola.

Eres mi constelación - Chanlix - SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora