FABRICIO BAKER
Otra jodida semana había empezado, otro lunes que daba inicio a la porquería de escuela que iba, odiaba tener que estudiar, los estudios nunca fueron mi fuente de inspiración y mucho menos de agrado. No le veía nada de interesante aprender cualquier estupidez que te enseñaran ahí, las únicas cosas que deberían enseñar, es a soportar el maltrato y rechazo de la sociedad de mierda en la que vivimos. Éste año, lo único bueno del jodido instituto era Daphe.
La chica, para mi extrañeza no había asistido hoy a las clases, era extraño que no hubiese ido, no era esas típicas chicas que faltase, todo lo contrario era estudiosa, inteligente e intelectual. Tan diferente a mi, estoy seguro que esa era una de las cosas que me atraían de ella, que era el polo opuesto al mío. Ella era luz y yo oscuridad.
Aunque me costará admitirlo, Daphe me gustaba, era para mi la combinación perfecta del amor y el pecado. Sabía que yo no era bueno para ella de ninguna manera, a mi lado no iba a conseguir nada bueno, pero aún así había caído completamente antes sus pies. Cuándo la vi por primera vez lo supe, ella sería mi perdición.
Unos toques en la puerta de mi habitación, hace que pegue un pequeño brinco. Con fastidio me dirijo hacía allá y la abro.
Era mi madre.
—Fabricio, baja que ya vamos almorzar—
—Esta bien, ya bajo— exclamé, para tirarle literalmente la puerta en la cara.
Mi madre era una mujer déspota, egocéntrica y sin una pizca de amor en su interior. Era la mujer perfecta para mi padre, ninguno de los dos se dejaba doblegar o mandar por alguien, mucho menos demostraban debilidad. Siempre eran fríos y sin tacto para hablar cariñosamente, ni siquiera con sus propios hijos.
Regreso a la cama para tomar mi celular y bajar a la sala, al llegar allí veo a mis padres y hermana que ya se encontraban almorzando. Me senté al lado de Fleur, y le sonrio.
—Buenas tardes— murmuro, sin ánimos.
Esperé respuesta por algunos de los tres, y como siempre no la obtuve. A veces sentía que mi propia familia me odiaba, nunca lograba encajar o agradarles.
La señora Merris, nos trajo el almuerzo, y nos dispusimos a comer en silencio. Parecíamos completos extraños, ninguno hablaba o preguntaba cómo les iba en su vida. Casi al terminar, mi padre habla por primera vez.
—Fabricio, ¿qué hicistes el fin de
semana?— su pregunta me deja desconcertado.En mis dieciocho años de vida, era la primera vez que me preguntaba algo relacionado a mi.
—Un trabajo que mandaron en la academia—
—¿Seguro?— fruñí el ceño y asentí.
—¿No mentiste en la casa alguna de tus putas?— rio sin expresión en mi rostro.
Era eso, uno de los vigilantes seguro le comentó de la visita de Daphe, por un momento creí que al fin le importaba.
—¿Te importa?, ¿acaso no es lo mismo que te cojes tú, cuándo mamá no está en la
ciudad?— sin siquiera dejar que reaccionara, ya su puño estaba contra mi rostro.Jadeo por la impresión, mientras siento como mi labio inferior empieza a sangrar.
—Papá— susurra mi hermana, mirándolo asustada.
—Tú te calla Fleur, vete a tu habitación que esto no es asunto tuyo— Fleur, me mira con sus ojos cristalizados.
—Anda Fleur, yo estaré bien— dudosa termina asintiendo.
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Siempre a tú lado
Teen Fiction> TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS NO SE ACEPTAN COPIAS-ADAPTACIONES INICIO: 16/04/2022 •Sarai Malik 🥀.