Capítulo (10)

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La vida no es un cuentos de hadas ni esas falsas ilusiones que los niños creían, era libro un en blanco que ibas llenando con cada meta, sueño, triunfos, pero sobretodo con cada grieta y herida que lograbas superar a lo largo de ese tortuoso camino llamado tiempo.

Daphe Jones y Fabricio Baker, estaban empezando a escribir su propio libro, su propia historia. Una historia poco singular, dónde la voluntad y el amor serían sus principales protagonista.

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—¿Puedes dejar de mirarme
así?— murmura entre dientes él rizado.

—Imposible, esté día quedará marcado en mi memoria para siempre—

—No seas imbécil, Dominik. Sólo estoy haciendo una puta pancarta—

—Una pancarta, llena de escarcha, rosas, y lo más importante— él moreno, mira fijamente a su amigo, mientras enrolla una hoja simulando un megáfono.

Fabricio, estaba a punto de lanzarle un pincel, cuándo grita en su oído.

—TIENE ESCRITA LA PALABRA, ¿QUIERES SER MI NOVIA?— él rizado, lo empuja mirándolo mal.

Dominik, suelta una carcajada mientras se vuelve a sentar.

—Que te cojan Dominik, no me estás ayudando a que esto sea menos traumático para mí—

—Jamás pensé que viviría para presenciar esté momento, Fabricio siendo el típico chico clichoso—

—No es ser clichoso, es seguir lo tradicional, idiota—

—A puesto que la idea la sacaste de
Google—

—De Pinterest— murmuró, sin mirarlo.

Dominik, no pudo evitar soltar una carcajada.

Fabricio, iba a responder pero la voz chillona de su hermana, los interrumpe.

—Wooou, ¿y esa pancarta?— exclamó, deteniéndose en seco.

Miró a su hermano, con una ceja alza, mientras una sonrisa pequeña adornaba su rostro.

Él rizado, suspiro pesadamente. ¿Qué tanto show le veían a una puta pancarta?.

—Fabricio, se le va a declarar a Daphe, en el hospital— la castaña, abrió sus ojos grandamente.

Abrazó a su hermano, para luego dar pequeños saltos.

Las últimas semanas, ambas chicas se habían vuelto amigas. Fleur, no solía tener amistades de ningún tipo, siempre la catalogaban cómo la típica chica fresa, aunque fuese todo lo contrario a lo que aparentaba.

Siempre se caracterizó, por ser una chica con gustos peliculiares, no era de esas típicas adolescentes que morían literalmente por ir de compras, ella prefería pasar su tiempo libre mirando o practicando cualquier cosa relacionada con la gastronomía.

—¿Enserio Daphe, será mi cuñada?—

—Mmm, eso espero— sin borrar su sonrisa en el rostro, la castaña vuelve abrazar al rizado.

Dominik, miraba a ambos con una sonrisa boba en sus labios. Daría lo que fuera, para ser él quién reciba ese abrazo.

—¿Y qué tienes planeado hacer?—

—Luego les contaré, por ahora ayudenme a terminar esto— sin tener otra opción, Fleur y Dominik, asintieron.

Él rizado, estaba seguro que no había nada más fuerte y adictivo que el amor.

Siempre a tú ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora