Cada que el viento sopla

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Corrí al balcón justo a tiempo para verlo llegar.

Con una extraña sensación de haber vivido ya una escena similar, nuestras miradas se cruzaron nuevamente, solo que ahora es Ranma quien llega y soy yo quien se encuentra en la mansión.

Esta vez, sin embargo, algo ha cambiado. Me pregunto si él puede ver la molestia y decepción que siento yo.

Sus ojos azules se detienen a mirarme por unos segundos apenas. Una media sonrisa, casi una mueca, se dibuja en su rostro.

Un nutrido grupo de extranjeros lo sigue de cerca, entre ellos una joven mujer de largos cabellos color púrpura.

Ella también detiene su paso y mira en dirección al balcón donde me encuentro yo. Hay algo en ella que me hace sentir molesta, aunque no tenga idea de la razón.

Llevo mi mano derecha hasta mi ahora corto cabello, sintiéndome estúpida por envidiar la melena de aquella desconocida.
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- Es una niña-anuncia con alivio la partera

Mousse se acerca y toma en brazos a mi hija.

-No la toques, dame a mi bebé- le exijo tratando de levantarme de la cama y cayendo torpemente en el intento

-Serás una belleza-le dice sonriendo a mi hija-Tiene mucha suerte, Señora, si en vez de una hija hubiera dado a luz un varón...bueno, ya sabe.-añade mientras envuelve a mi bebé en una sábana que yo misma he tejido.

-Mousse, dame a mi hija! Dámela, maldita sea o juro por Dios que te mataré!

- Inténtelo, si puede.-responde sonriendo- Oh, que niña tan linda, tiene la belleza de su madre, no hay duda. Deberíamos darle un buen esposo al crecer.

- Dame a mi bebé- insisto levantándome como puedo

- Cortale el cabello- dice a la partera y luego deja a mi bebé en su cuna.

-Pero, señor Mousse...-duda la mujer

- Es está mujer una esposa?-pregunta él a punto de salir de la habitación- No, verdad. Es solo una concubina que ha dado una hija a esta familia. Cortale el cabello como corresponde y no discutas.
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- No se supone que iría a la capital?-preguntó Ranma al ver que de hecho recorrían el camino contrario.

- Oh, eso ha sido un error, joven Saotome-aclaró Mousse acomodando sus lentes- El asunto que requiere de su atención es en China.

- En China?! Ni siquiera sé hablar ese idioma, qué demonios se supone que voy a hacer allí?

-Shampoo, una prima mía, lo acompañará y servirá como traductora.

- Cuanto tiempo sería eso?-volvió a preguntar Ranma impaciente

-Algunos meses

-Qué!? Estas loco, no puedo tardarme tanto, yo...

-El joven tiene algún asunto importante que atender en Japón?-inquirió Mousse- De ser así, dígame, lo resolveré por usted.

-No. No es nada, es solo que no sabía.-explicó Ranma mirando a través de la ventana.

Al llegar al puerto una exótica jovencita los saludó, Ranma entró al barco sin prestar mayor atención y Mousse se quedó con la chica para darle unas últimas recomendaciones.

-Es tan apuesto!-exclamó emocionada la chica

-Es un idiota-respondió Mousse-Ya sabes lo que tienes que hacer.

-Que pesado eres, ya lo sé, Shampoo borrará a esa mujer de los recuerdos de tu hermano.

-Cierra la boca, estúpida!- siseó Mousse amenazando con golpearla

-Lo siento, se me salió-se disculpó ella, medianamente asustada por la reacción de su prometido.

-Haz que olvide cualquier cosa relacionada con Akane Tendo-ordenó él-No lo pierdas de vista en ningún momento.

-Tranquilo, sabes que Shampoo es la mejor en lo que hace.

-Más te vale. Y no olvides que intentará enviarle cartas a la chica, intercepta todo y no demores en borrarle los recuerdos.

-Lo haré, lo haré-respondió ella ya despidiéndose
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-Es ella, no es así? la concubina de su padre-preguntó Shampoo unos pasos tras de él

-Eso parece-respondió él, intentando restar importancia al asunto para entrar de una vez a su casa.

Durante el tiempo que había pasado en China, casi un año ya, tuvo que soportar aquella odiosa mujer junto a él e incluso a su regreso tenía que seguir soportandola.

Intentó regresar al saber la condición de su padre pero los problemas seguían creciendo en China, impidiendo su retorno. Además, Mousse insistía en que el viejo se estaba recuperando y que no era necesaria su presencia.

Subió los primeros escalones con pesadez y mil pensamientos cruzando su cabeza, entonces una agradable esencia llegó hasta él.

No sabría definirlo, Chocolate, podía ser, siguió pensando y sin poder evitarlo suspiró con un poco más de fuerza para intentar retener aquel débil pero exquisito perfume.

Pero desde cuándo había el viejo tomado una concubina?, sobre todo una tan joven, hasta donde sabía su padre aún lloraba la muerte de Nodoka.

Y ahora hasta tenía una hermana pequeña.

Aunque no podía culparlo, ella parecía una mujer muy hermosa, aunque de cuidado según había escuchado. Una joven hermosa y manipuladora, sobre todo muy ambiciosa.

Aquella fragancia se sentía más presente a cada paso que daba.

-Ranma-escuchó pronunciar su nombre y algo dentro de él reaccionó, pero no sabía exactamente qué.

Giró despacio en dirección de quien lo llamaba y la encontró de pie en el umbral de una de las habitaciones principales, vistiendo un largo camisón de seda amarilla, descalza y con el cabello corto que indicaba su condición.

Las facciones de su rostro eran realmente angelicales, sus ojos, sus labios y la silueta perfecta enmarcada por la fina tela...

Algo se sentía extraño dentro de él al mirarla.

Los ojos de esa mujer, toda ella era tan... intentó borrar las imágenes de su mente con premura, después de todo ella era la mujer de su padre. No podía tener ese tipo de ideas sobre ella.

-Ranma-volvió a decir ella dando un paso hacia adelante, está vez con los ojos húmedos, casi a punto de llorar y su aroma dulce terminó revolviendo sus pensamientos y dejándolo confundido por un instante.

Ella era la dueña de aquella fragancia.

-Señora Saotome-intervinó Mousse antes de que él pudiera responder-Debería estar en su habitación, descansando, necesita mantenerse fuerte, piense en su hija-añadió deteniéndose junto a él.

La mujer miró con evidente odio a Mousse y luego a él con una mirada de súplica, pero terminó por volver a la habitación sin decir nada más, dando un portazo.

-Ella tuvo un parto difícil, el médico recomendó reposo los primeros meses-explicó Mousse-Usted también debe estar agotado, pediré que le preparen el baño.

-Qué? Oh, claro.-contestó saliendo de sus cavilaciones

-Esta todo bien, joven Saotome?

-Si, todo bien Mousse, no pasa nada.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora