Quédate conmigo

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-Ves, te dije que el viejo estaba tramando algo, eres un tonto!-lo regañó Shampoo acostada boca arriba, estirando las piernas y los brazos hacia el techo, como un gato.

Mousse caminó inquieto de un lado al otro en la habitación.

-Cierra la maldita boca!-le gritó a la mujer de cabellos púrpura.

Genma había estado comunicándose con su abogado por medio de Akane y, aprovechando su ausencia, el viejo se había reunido con Shinosuke a solas.

Maldición!.

Que descuidado había sido al bajar la guardia y confiar en ella!.

Peor aun, aquel estúpido de Shinosuke se había negado a revelarle el motivo de su visita.

Qué debía hacer ahora?. ¿Qué?
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-Está loco, sabe?-renegó ella leyendo la nota que Genma le pasó.

-Soy viejo-aclaró él

-Y estúpido-susurró Akane. El hombre frente a ella fingió no escuchar.

-Hazme caso -insistió agotado por el esfuerzo físico que le representaba mantener esa conversación.

-No. Además por qué tengo que hacerlo yo?-volvió a negarse la mujer de ojos café.

Genma puso los ojos en blanco con fastidio. Tener que explicar todo era agotador y frustrante para él.

Sin embargo, resguardado tras Akane, pudo entender que una de las razones que movían a Mousse era tener a la campesina.

Al muy idiota ni siquiera le importaba que Ranma fuera el padre de la niña, y eso que él decía que ambos eran hermanos.

-Está enamorado de ti, se más amable con él.-escribió con esfuerzos- Gánate su confianza.

Akane lo miró asqueada.

-No.-respondió categórica mientras quemaba la nota escrita por Genma, como siempre.

-Amable no coqueta-replicó el viejo en otra nota-Tonta!

-Supongo que no desea almorzar hoy, verdad?-amenazó Akane al leer la última nota

El viejo ablandó el gesto lo más que pudo y sonrió en disculpa.

Maldita campesina, siempre amenazando con dejarlo sin comer.

Pero finalmente y aún sin estar convencida, la chica aceptó y el tonto de Mousse cayó en el engaño, cediendo a las peticiones de Akane de salir y cuidar ella misma del jardín así como reducir el personal a apenas unas cuantas sirvientas.
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-a dónde vas?-exigió saber Genma al verla cargando a su hija con intención de marcharse.

-iré a la cocina un momento-respondió ya en la salida

-Vestidas así?-volvió a cuestionar el hombre, con dificultad, ya recostado en la cama.

La mujer suspiró profundamente pero no respondió y salió dando un portazo.

Genma Saotome miró impaciente largo rato la puerta, esperando ver nuevamente a la tonta campesina y su bastarda. Se sentía cansado y somnoliento por sus esfuerzos del día. Los párpados le empezaron a pesar cayendo dormido al encontrarse solo en la habitación.

Entre sueños alcanzó a oír como la puerta se abría nuevamente. Se relajó un poco más al saber que la campesina había regresado a cuidar de él.

Ahora sí, podía dormir en paz.

Shampoo miró al viejo y sin ningún remordimiento o temor se apuró en terminar lo que meses antes no había logrado, aprovechando esa noche la ausencia de la odiosa japonesa y su personal.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora