En donde estés

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-Y no hay nada más que decir-concluyó Ukyo, pero la mente de Ranma no estaba escuchando lo que ella le decía.

La verdad era que había dejado de escuchar cualquier cosa desde su conversación con Akane.

No tenía el más mínimo sentido lo que Akane había dicho, y sin embargo algo dentro de él le decía que esa era la verdad.

O, quizás era solo ese anhelo suyo de ser parte de algo junto a ellas por lo cual quería creer tal sin sentido.

Cómo podía ser eso?... él no hubiera olvidado algo así, él no...
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-Ella no es tu hermana-había dicho ella con una voz demasiado dulce ante su infantil reclamo por el nombre de la niña

Ranko, es decir Saori, no era su hermana?

Entonces ella estaba mintiendo?

Akane engañó a su padre?

Ella, realmente solo buscaba dinero?

-Ranma, ella es nuestra hija-aclaró acariciándole el rostro con tanta ternura que le dolía

Sus ojos se abrieron al máximo y su boca se abrió y cerró sin que él pudiera articular palabra.

-Ranma, realmente no lo recuerdas?.

Tuvo que detener la suave caricia femenina en su rostro. Sujetó, tal vez con mayor fuerza de la necesaria, aquella mano buscando aferrarse a algo que le asegurase que no estaba soñando.

-Tu padre me trajo aquí al cumplir 16 años -explicaba la mujer frente a él-Tú y yo, estábamos enamorados y...-se detuvo, quizás esperando alguna reacción suya, pero tras la breve pausa continuó diciendo- me prometiste que sería tu esposa al volver de tu viaje.

-Yo...yo no lo entiendo-murmuró apenas encontrando las palabras

-Pero no regresaste. Genma dijo que te comprometería con alguien más-señaló con un dejo de tristeza en la voz- Tu padre intentó echarme cuando supo que estaba embarazada y luego él...todo pasó muy rápido y Mousse...

-Mousse?-repitió él

-Él es...es una mala persona, Ranma-confesó eligiendo la que creyó, era la mejor descripción para el chino.

Ranma la miró fijamente, buscando un atisbo de engaño en sus ojos, pero no lo encontró.

-Ranma, te envié cientos de cartas

En ese momento, algo muy dentro de él se revolvió. El corazón golpeó con fuerza en su pecho, la cabeza le dolía como si mil agujas se le clavaran de golpe y le resultaba demasiado difícil respirar.

Abrazó a la mujer frente a él con las fuerzas que tenía y aspiró el aroma de su cuello hasta sentirse satisfecho.

Era difícil distinguir si lo que escuchaba calificaba como sueño o pesadilla.

-Ranma-la escuchó decir quedamente entre sus brazos y aquella agonía volvió a golpear con fuerza todo su cuerpo.

La mujer se separó para mirarlo nuevamente a los ojos.

-Te sientes bien?

-Akane.-pronunció como un quejido antes de desvanecerse.

Lo siguiente que supo es que despertó en su habitación con un médico y su prometida discutiendo sobre su estado de salud y tan jodidamente mareado que apenas alcanzó a levantarse.

-Donde está?-preguntó de inmediato, arrancando el suero en su brazo izquierdo de un tirón.

-Dónde está quién?-le regresó la pregunta su prometida con las manos en la cintura.

-Akane-respondió con obviedad.-Necesito hablar con ella. Dile que venga-ordenó como si se tratase de una de sus sirvientas

-Nada de eso, tienes que descansar-fue la fría respuesta de la mujer obligándolo a recostarse

-Señor Saotome-habló el doctor-será mejor que escuche a su prometida. No estamos seguros de que causó su desmayo está noche. Venga a verme mañana, por favor.

Después de darle algunas indicaciones a Ukyo el hombre se despidió.

Su amiga de infancia continuó hablando y hablando sin detenerse durante horas en las que él solo podía pensar en Akane y lo que ella le había dicho.
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-Akane?...Señora Saotome?-probó tentativamente en busca de obtener una respuesta.

-Lo siento Shino, es solo que estoy...

-Estás preocupada por Ranma-terminó la oración el abogado

-Sí-admitió avergonzada.

-Estás...todavía estás enamorada de él-inquirió repentinamente Shinosuke

-Qué?!-respondió alarmada por la pregunta-No sé a qué te refieres-intentó evadir ella

-Entonces es un sí para él-murmuró pensativo-Y un no para mí-añadió con una sonrisa resignada.

-Es tarde.-se despidió Akane tomando a la niña de sus brazos.

-Ranma es el padre, verdad?-lo escuchó decir ya a su espalda.

-Lo es-dijo volteando para mirarlo a los ojos.-Aunque él no lo recuerda-admitió con voz quebrada

-Lo sé.-respondió Shinosuke acercándose a ella- Genma me comentó algo al respecto. También dejó una carta. Ranma aún no la ha leído.-comentó casualmente, dándole un beso a su hija en la frente y a ella un breve beso en los labios

-Shinosuke, yo no puedo-habló ella ruborizada hasta la médula

-Sí, lo sé. Soy solo tu mejor amigo. Si me necesitas sabes cómo contactarme-se despidió él dejándola sola en la cocina a dónde habían ido para tomar un café.
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-Prepara todo para cuando yo te lo diga.-ordenó Mousse mientras se arreglaba el pantalón después de desahogar sus instintos más básicos con Shampoo

-Puedo hacer eso ahora mismo-respondió animada la mujer recostada entre las sábanas revueltas.

-He dicho que esperes hasta que yo lo diga-respondió con molestia Mousse.

Shampoo carraspeó y desvió la mirada a un punto sin importancia antes de devolver su atención a su hombre.

-De acuerdo-respondió con una sonrisa en los labios-Shampoo irá por esa chiquilla llorona en cuanto Mousse lo diga!

-Más te vale, no quiero errores está vez, Shampoo-siseó cerca de sus labios-Si algo le pasa a la niña...-dijo en advertencia

Por toda respuesta la mujer lo besó y luego lo hizo caer junto a ella nuevamente en la cama.





Nota de la autora

Hola, si todavía siguen por aquí, gracias por leer. Estimo que restan no más de dos partes, exagerado serían tres para finalizar 😊

Y... bueno en realidad la nota es respecto a los nombres de los hermanos en Japón (Ranma-Ranko en el fic). En realidad de inicio me lo "inventé" pero ya buscando me encontré con que de hecho si tiene cierta base en sus costumbres.

Tomado de la Wikipedia: Durante la época en que los matrimonios acostumbraban tener muchos hijos, una práctica habitual era dar a los hijos un nombre con un numeral seguido por el ideograma rō(郎, «hijo»). Así, el primer hijo se llamaría «Ichirō», el segundo sería «Jirō» y así sucesivamente. Las hijas generalmente recibían nombres con el sufijo ko (子, «niña»). Ambas costumbres se han vuelto menos frecuentes, aunque aún hay niños cuyos nombres siguen los patrones antes mencionados.


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