Evan no estaba en su cuerpo.
Frente al espejo dentro del viejo baño de un motel, se dio cuenta de eso.
El hombre frente a él era igual a Evan, pero no era Evan. El hombre joven de ojos verdes enrojecidos y mejillas hundidas lo miraba fijamente desde el espejo, su piel era pálida y blanquecina, con una apariencia enfermiza, su cabello rosa decolorado era largo y desaliñado.
Evan se alejó del lavamanos para mirar su cuerpo, su cuerpo mostraba una preocupante delgadez. Usaba una camisa de red color rosa que no alcanzaba a cubrirle nada, llevaba también jeans negros extremadamente ajustados y rotos sobre sus muslos, también unas zapatillas de deporte viejas y amarillentas.
Verdaderamente, ese no era su cuerpo.
La última vez que se había visto en un espejo había sido antes de salir esa mañana de su departamento, su cabello había sido castaño y corto, había estado usando un traje negro, camisa blanca y corbata azul, vestido para una entrevista de trabajo. Su apariencia había sido saludable e impecable. Totalmente contrario a como se veía ahora.
Evan regresó a su posición inicial frente al espejo, apoyó sus manos sobre el lavamanos, agarrando la cerámica con fuerza, impidiendo así que sus manos comenzarán a temblar.
Cerró sus ojos y bajó su cabeza tomando varias respiraciones, su pecho comenzó a punzar debido a un creciente dolor.
A medida que mantenía a raya un ataque de pánico, pensó en lo que podría haberle sucedido, pero no logró llegar a ninguna conclusión.
Minutos atrás, Evan había abierto los ojos en una deteriorada habitación de motel, se había levantado de la cama sintiéndose confundido, observando su alrededor con precaución, ignorando la bola de sabanas que se removía al otro lado de la cama.
Había entrado al baño y se había visto en el espejo durante lo que había parecido ser una eternidad, procesando el hecho de que no estaba en su cuerpo.
Abrió la llave y acunando sus manos se echó agua fría en el rostro. Después procedió a quitarse la camisa de red, tomó de una bolsa de viaje en el suelo una playera negra un poco más suelta.
Evan volvió a tomar una respiración honda y vio una vez más los ojos verdes iguales a los suyos en el espejo.
Salió del baño, yendo directamente al mueble junto a la cama, tomó la cartera que había visto al despertar y la abrió, al encontrar lo que buscaba se preparó mentalmente y sosteniendo la identificación leyó el nombre, edad, año de emisión, leyó cada dato ahí proporcionado con gran intensidad.
El nombre era el mismo, Evan Clare, la fecha de nacimiento y edad también, tenía veintitrés años, había nacido el dieciocho de junio de mil novecientos noventa y ocho. Había un pequeño dato en la esquina inferior izquierda que no entendió porque estaba allí, un símbolo del cual no pudo recordar su significado. El rostro en la foto era el mismo, solo que era una versión más joven, obviamente tomada en tiempos mejores, el chico de la fotografía mostraba una confiada sonrisa. El chico tenía su cabello teñido de rosa, más corto y brillante, dando una apariencia feliz y arrogante. Evan se preguntaba que le había pasado a ese chico para terminar como estaba ahora.
Dejó la cartera y tomó el teléfono celular, comprobando con alivio la fecha y año, que eran igual a las que había visto esa mañana mientras se preparaba, por un momento dentro del baño había pensado que quizás había sufrido un accidente, un golpe en la cabeza que le había hecho perder la memoria de los últimos meses de su vida o algo así, pero ya había entendido que ese no parecía ser el caso.
Para encender el celular utilizó su huella, ahí revisó su ubicación, notando otra rareza más. Al parecer ahora se encontraba en una ciudad con el nombre M, la misma escrita en la identificación.
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Despertando como un personaje secundario en una novela BL
RomanceEvan se convirtió en un personaje insignificante en el mundo de una extraña novela de romance entre hombres. Fue considerado un villano, siendo humillado y rechazado. Evan solo quería vivir en paz para criar a su pequeño, esperando no toparse con n...