🔱 MAISIE 🔱
-No entiendo que hago aquí...
-¡Alegra esa cara, amiga! Los chicos estarán a punto de llegar. –Rodé los ojos ante su entusiasmo.
Coraline había sido mi única amiga desde que tenía uso de razón. Ambas vivíamos en la misma calle, por lo que coincidíamos por el camino a ir al colegio de pequeñas.
Ahora bien, ¿conocéis ese refrán de que los polos opuestos se atraen? Pues es exactamente lo que nos pasó a nosotras en cuanto a nuestra relación de amistad se trataba.
-¡Mira, está allí! ¡Eh! –Se puso de pie llamando la atención de un chico bastante corpulento y para nada mi tipo.
-Ya habéis llegado, qué bien. Hice bien entregándote esas entradas antes.
-¡Sí! –Cora saltó de alegría antes de girarse hacia mí. –Y esta de aquí es mi amiga Maisie. Maisie, él es Barrie.
-Hola... –Dije tímidamente sin moverme desde mi sitio.
-¿Dónde está tu amigo?
-Por ahí, ya aparecerá, créeme. –Volví a rodar los ojos ante sus miradas apasionadas.
Como bien había dicho el chico, habíamos podido entrar en este club tan moderno y sofisticado gracias a él.
Mi amiga había aparecido en mi casa emocionada para contarme la noticia de que iríamos de fiesta, pero a mí, particulmarme, no me gustaba mucho ir de fiesta.
-¿Tomamos algo? –Cora nos agarró a ambos de la mano para arrastrarnos con ella hacia las mesas que ya empezaban a llenarse de personas.
El camarero nos sirvió lo que el tal Barrie había pedido por nosotras alegando que era la especialidad de la casa.
-¡Chin chín! –Exclamaron ambos mientras que yo simplemente le daba un corto trago a la bebida para probarla. –¡Riquísima!
-No... –Murmuré regañada.
Eso era de todo menos bueno. ¿Cómo podía gustarle?
Cora y Barrie comenzaron a hablar de sus cosas dejándome, literalmente, de lado.
¿Para que se suponía que había venido yo? ¿Para ser la sujetavelas? ¿La tercera rueda del carro?
-Creo que voy a ir al baño... –Dije al cabo de un rato volviendo a ser ignorada.
En realidad no quería ir al baño, solo quería irme de allí y volver a casa para pasar tiempo con mi hermanita...
Abriéndome paso entre el gentío que se interponía en mi camino, llegué hasta la barra para pedir un vaso de agua fría.
Necesitaba conseguir quitarme el sabor amargo de aquella bebida y, para que mentir, el agua era la bebida más barata a consumir en este local.
De pronto, alguien llegó a mi lado para pedir su bebida antes de fijarse en la mía.
-¿Te invito a algo?
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Corazones Solitarios
Ficción GeneralLiam Reened siempre había vivido en el pleno de la juventud. Independiente, sin ganas de entablar relación seria con ninguna mujer que se le cruzara delante o de formar una familia... O eso creía... Sin embargo, Maisie Díaz era una chica introverti...