Capítulo 9

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🔱 LIAM 🔱

Sonreí sin poder evitarlo mientras que Maisie se alejaba con sus mejillas sonrosadas a más no poder.

Se me había hecho inevitable no entrar a molestarla un poco, mucho más al descubrir que la niña sentada sola en la mesa era su hermana pequeña.

Gabriella, como se había presentado ella misma al acercarme, me había dicho que tenía que esperar a que su hermana terminara de trabajar para regresar a casa.

Me había puesto a hacer con ella los deberes, y si era totalmente sincero, me había gustado.

Alguna que otra vez también lo había hecho con mis sobrinas pequeñas, y nunca se me había dado mal, debía decir.

-¿Vas a llevarnos a casa? En autobús tardamos mucho...

-Por supuesto que lo haré, princesa.

-Pero mi hermana dijo...

-Tu hermana solo bromeaba. Además, como bien dijiste, en autobús se tarda demasiado. ¿Recoges tus cosas mientras que voy a pagar la cuenta?

-¡Vale! –Me levanté para caminar hacia la barra donde Maisie ya me miraba mal antes incluso de llegar hasta ella.

-¿Qué quieres ahora?

-Pagar la cuenta. ¿O vas a darmelo gratis?

-Por supuesto que no.

-No esperaba menos. –Sonreí sacando la cartera. –¿Cuánto es?

-Aquí tienes el ticket. –Sin molestarme a mirarlo, dejé un billete sobre el papel con la vista fija en la suya.

-Quedate con el cambio.

-No necesito tu...

-Gracias por venir y que tenga buena tarde, señor. –La interrumpió el dueño de la cafetería de manera seria.

-Lo mismo digo. –Volví a mirarla. –Te esperamos fuera.

🔱🔱🔱

Esta vez el trayecto en coche había sido mucho más incómodo que el anterior. Ninguno de los dos abrió la boca para dirigirse al otro, solo nos limitabamos a responder a las historietas graciosas que traía Gabi del colegio. 

-Y hasta aquí llegó el viaje. –Dije deteniendo el coche junto a la acera de la calle.

-¡Mai, mira! ¡Es Katie! –Gritó de pronto la niña emocionada. –¿Puedo ir a saludarla?

-Sí, pero no tardes demasiado. –Gabi se bajó sin ni siquiera despedirse de mí para salir corriendo hacia la niña que jugaba en el jardín delantero de una de las casas.

El sonido de la puerta abrirse llamó mi atención y pronto detuve a Maisie del brazo antes de que se me escapara.

-Espera...

-¿Qué quieres ahora, Liam? Tengo que volver a casa.

-¿No vas a agradecerme que os haya traído?

-No, yo no te lo pedí.

-Tú no, pero tu hermana sí. Dice que no le gusta el autobús porque tarda demasiado. –Maisie suspiró quitando la mano que aún tenía sujeta al manillar de la puerta.

-Tardaríamos mucho más a pie...

-Lo sé. ¿No has pensado en aprender a conducir?

-¿Para qué?

-Para ahorrarte las caminatas y los autobuses, a lo mejor.

-Ya... ¿Pero de qué me valdría saber conducir si luego no voy a tener un coche? –Eso me hizo recordar a la conversación que había tenido con su amiga, que me había dicho que no tenía móvil. –Mira, Liam. No sé cómo descubriste que trabajaba allí o si simplemente fue casualidad, pero no quiero que vuelvas a hacerlo.

-¿Por qué eres así conmigo? Solo he intentado ayudarte desde que te conozco...

-Y quizás ese sea el problema, que no quiero que me ayudes.

Dicho esto, se bajó del coche dejándome casi con la palabra en la boca.

Pero lo que ella no sabía es que no me daría por vencido. Su actitud me gustaba e intrigaba a partes iguales, y no iba a parar hasta resolver el gran enigma que era todo ella en sí.

Corazones SolitariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora