∂íα 15 | вαву ƒєяνєя

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Todoroki bajó la mirada hacia la canasta de comprar en sus manos. Algunos artículos sobresalían —siendo la mayoría telas y toallas de colores claros—, por más que intentó reorganizarlas. Conseguir algunas manzanas y decoraciones de distintos todos de verde, era lo único que necesitaban hacer —en veinte minutos—, antes de dirigirse al trabajo de la señora Midoriya.

—¡Mira! ¿Qué tal este?

Todoroki subió la mirada dando con un gorro de lana verde, estampado con algunas estrellas amarillas y un pompón blanco, que descansa en las manos del peliverde. Lo observó fijamente, perdiéndose en el diseño por lo que pareció una eternidad. Segundos después, parpadeó confundido y se contuvo de hacer una mueca extraña que expresara al menos la mitad de sus pensamientos.

—No es muy... bonito —Todoroki admitió de una manera sutil luego de unos segundos, arrugando inconscientemente su nariz.

Mhh... —Midoriya detalló el gorro por unos segundos más, apreciándolo desde diferentes ángulos, antes de dejarlo en donde lo había agarrado—. Creo que es muy... grande, sí. Vamos a buscar otro.

No encontraron otro gorro de lana que fuera más pequeño y en color verde, así que con el mismo que habían encontrado se dirigieron al estudio de la señora Midoriya. Tan pronto como pusieron un pie, ambos fueron recibidos con un montón de agradecimientos apresurados y envueltos en un abrazo asfixiante.

Su siguiente plan consistía sentarse a descansar en el cómodo sillón gris que está en una de las esquinas, al lado de una ventana. Mismo plan que fue perturbado cuando el timbre resonó en el estudio, llamando la atención de los tres presentes.

En cuestión de segundos, una mujer entró con un bebé en brazos y una sonrisa que fácilmente podría competir con el brillo del sol, seguida de una un poco más joven que venía de la mano con un pequeño de probablemente cinco años.

—¿Cómo se llama lo que hace tu mamá? —Todoroki se inclinó ligeramente hacia Midoriya y le preguntó, detallando las cámaras, la iluminación y los fondos de distintos colores.

—No me acuerdo —Admitió en un susurro—, pero básicamente hace fotografías de bebés, específicamente de recién nacidos. A muchos padres les gusta tener un recuerdo de ese tipo y... resulta que son más tranquilos y se duermen con bastante facilidad cuando tienen pocos días. O algo así.

Todoroki asintió complacido ante la explicación, siguiendo con la mirada todos los pasos de la señora Midoriya, que iban desde la atención previa hasta la desinfección del lugar y su persona.

Podría decir que la sesión fue entretenida, incluso para él, considerando que en algún punto el pequeño de cinco años se acercó hasta él, con algún propósito desconocido, pero parecía muy entretenido con las pequeñas piezas de origami que ambos fueron formando con algunas revistas viejas del lugar, hasta tener un pequeño ejército de grullas de papel. Y por un momento, solo un momento, Midoriya observó la interacción e imaginó una pequeña familia y a Todoroki entreteniendo a sus niños de maneras extrañas pero efectivas.

—Tienes una cara de querer algo —Todoroki lo sacó de su ensoñación con un susurro.

Midoriya solo negó y sonrió nerviosamente, mientras se agachaba a su lado, tomando una de las grullas en sus manos e ignorando las suaves sonrisas de su mamá.

Gentle | TodoDeku Fluff Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora