I feel it coming

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Regina

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Regina.

Estaba preparando todo para la noche de chicas, durante el día Emma y yo investigamos sobre el medallón del John Doe que estaba en coma en el hospital, lamentablemente no dimos con una pista y aunque quise seguir investigando, la sheriff y yo hicimos un convenio: no hablaríamos de trabajo por esta noche.

Para empezar la noche, ambas tomamos un trago de tequila, luego de eso comenzamos hacer los cocteles, apague la licuadora pues tenía una llamada entrante de Zelena en mi celular.

- ¿a qué hora llegas? Te estamos esperando.

-lamentablemente no podré ir, lo siento. –dijo y realmente se escuchaba mal.

- ¿todo está bien? –le pregunte sintiéndome preocupada.

Emma se me acerco a mí, con la mirada me pregunto si algo malo pasaba.

-todo está bien, no es nada malo, solo se me complico un poco todo. Realmente lo siento, después de todo esto fue mi idea.

-está bien, tranquila. –dije sintiéndome algo extraña al quedarme sola con Emma bebiendo toda la noche. Cosa rara porque no era la primera vez que pasábamos toda una noche bebiendo. –nos vemos, entonces. –dije y colgué.

- ¿todo bien? –me preguntó Emma. Le expliqué lo que me dijo mi hermana –espero que todo esté bien.

Dicho eso Emma y yo hicimos otro pacto, pero este fue silencioso, por así decirlo, comenzamos a beber y comer, y sobre todo a hablar. En algún punto de la noche nos trasladamos a mi sala y nos pusimos cómodas, tanto que termine quitándome los zapatos.

-oye, creo que aún no te he dado las gracias. –dijo Emma de repente después de dejar su coctel en mi mesa de centro.

- ¿las gracias por qué? –pregunté confusa.

-por haberme abierto las puertas de tu casa cuando todo comenzó, bueno a Hope y a mí.

Cuando Hook se fue, le propuse la idea a Emma de que viniera a pasar unos días en casa junto con Hope, creía que ambas necesitaban apoyo y más mi ahijada, así que pasaron varias semanas en la mansión.

-no tienes que darme las gracias, adoro a mi ahijada, haría lo que sea por ustedes.

- ¿y a mí? –me pregunto encogiéndose de hombros - ¿no me adoras?

Como siempre mi corazón dio un brinco, más si me daba esa mirada traviesa esperando una respuesta.

-digamos que no me caes mal. –dije encogiéndome de hombros y tomando de mi copa.

Ella bufó –eres una mentirosa, yo sé que me adoras, aunque lo niegues. –dijo con una sonrisa socarrona.

- ¿y qué? No pienso admitirlo. –dije poniendo los ojos en blanco.

Be my  beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora