Mi Persona Favorita

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Emma.

Suspiré y me gané una mirada ceñuda de mi padre, al parecer lo he estado haciendo toda la mañana.

- ¿Qué sucede? –me preguntó por fin.

-es Regina. –solté

- ¿todo está bien? ¿el bebé está bien? –preguntó preocupado.

-sí, el bebé está bien, de hecho, mañana tenemos consulta y quizás sepamos que vamos a tener. –sonreí sintiendo la emoción. Regina se acercaba a su vigésima cuarta semana de gestación.

-eso es genial, cariño. Pero por tus suspiros, asumo que algo te preocupa ¿no es así?

-ha estado rara las últimas semanas. No solo es su carácter y su mal humor, algo le pasa.

-cariño, está embarazada, sabes perfectamente como las hormonas afectan a las mujeres en ese estado –dijo recordándome lo que viví hace casi cuatro años.


Pues, sí, tuve dos hijos y cada embarazo fue absolutamente diferente al otro. Regina era algo especial, su humor era famoso antes cuando era la Reina Malvada y ahora pues, digamos que lo sufro yo y cualquiera que esté cerca, la diferencia con los demás es que yo me tengo que quedar a su lado, lo bueno es que es como hacer para calmarla, solo tengo que tener pudin cerca.

-esto es diferente, papá. Desde hace unos días esta extraña, ha estado saliendo todas las tardes a su cripta y cuando vuelve a casa parase contenta.

Mi padre me miró extrañado –¿acaso la estas siguiendo?

- ¡no! –dije rápidamente –si –admití con culpa y vergüenza –no la estoy siguiendo ni nada por el estilo, pero su teléfono me dice donde esta con el GPS y todas las tardes a la misma hora está en la cripta, se queda alrededor de una hora y luego se va a casa.

- ¿crees que te engaña o algo así?

-no, por supuesto que no, bueno, eso creo –dije dejando ver mis miedos.

- ¿en serio crees que Regina te engaña con alguien? Emma, eso es una locura, Regina te ama, lo sé, lo he visto. –dijo y me tomó la mano que tenía en el escritorio.

Regina me amaba, de eso no tenía ninguna duda, pero su excesiva alegría al volver a casa después de haber estado en el parque por toda una hora, quizás no me esté engañando con otra persona o quizás ni siquiera se trate de algo romántico, pero algo hace que vuelve muy feliz.

-lo sé –dije y una sonrisa apareció en mi cara –es solo que... -dije recordando los chismes de ella y Jay – los estúpidos comentarios que he oído de Regina y Jay me molestan.

Él se echó a reír –la gente siempre va a hablar de la vida de los demás, es como un pasatiempo en el pueblo, no debes hacerles caso.

-lo sé, pero son bastante irritantes.

-cuéntame algo más alegre; ¿han pensado en nombre para el bebé? –preguntó

Si, lo hemos estado haciendo y por alguna razón no nos poníamos de acuerdo en el nombre, lo curioso era que ella proponía nombre de niño más que de niña.

-Sí, no ha sido una tarea muy sencilla que digamos, sin embargo, coincidimos en algo –dije y lo miré con una sonrisa –si es niño queremos que su segundo nombre sea David.

Mi padre parecía aturdido por la noticia, pestañeó un par de veces y luego sonrió extrañado.

- ¿estás hablando en serio? –me preguntó.

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