XVIII

37 5 5
                                    

—Ya van para allá —nos comunica Edward después de hacer unas llamadas.

Terry y Reid se reunirán con nosotros para ultimar detalles con Coleen sobre nuestro extravagante viaje en el tiempo. Todavía no sé cuándo o cómo nos vamos y me gustaría tener más información, porque este es el viaje peor organizado de mi corta existencia. Vale, sí, no he viajado mucho. Bueno, muy bien, nunca he salido de Dundee, pero imagino que para hacer un viaje, se necesita al menos saber cuándo se va a hacer, dónde se va a ir, cómo se va a llegar... Cosas que todavía ninguno sabemos.

Y creo que tendría que haber sido lo primero que Coleen nos hubiera explicado. Qué menos.

¡Ja! Os he pillado. Creíais que ahora tendríamos que volver a hablar con Coleen y blablablá, ¿verdad? Pero es que esto iba a parecer un partido de tenis con tanto ir y venir del mismo sitio. Las cosas hay que agilizarlas y está claro que en mi loca historia no podíamos hacer algo coherente ni de coña. Pues nada, agarraos los nachos con queso, que se avecinan curvas temporales...

—¡Chicas! —escuchamos que Reid nos llama desde atrás y nos giramos, viéndole llegar corriendo a nuestro lado—. Tengo que enseñaros algo a todas.

—Ahora no, canijo —le dice Edward, volviendo a girarse para continuar caminando—. Los mayores tenemos prisa.

—Tenéis prisa pero yo tengo la máquina del tiempo —le responde con una seguridad que nunca le habíamos notado antes al hablar.

Edward vuelve a mirarle, algo molesto por tener que hacerlo.

—¿Y? —le dice, como si eso a él no le importara.

—Quiero enseñaros cómo va a ser el viaje y hablaros de las recomendaciones antes de viajar —prosigue Reid—. Vayamos todos a mi garaje cuanto antes.

—¿Tienes una máquina del tiempo en un garaje? —pregunta con asombro Taylor.

—En el jardín se me mojaba cuando llovía y tenía que volver a empezar —le explica.

Zoe aguanta la risa un segundo antes de hablar.

—¿Cuántas veces se te mojó hasta que te diste cuenta de eso?

Reid mira mal a mi amiga y frunce el ceño hasta casi juntar la frente con la boca.

—Al menos yo me di cuenta pero tú sigues sin enterarte de lo que hace tu novio a tus espaldas —le responde.

—Wow, Reid —exclamo—. ¿Qué te sucede?

—Eso —añade Taylor mientras Zoe trata de calmarse para no abalanzarse sobre él o qué sé yo lo que haría si dejara de respirar de forma profunda como lo está haciendo ahora—. Además, Harry adora a Zoe.

—Sí, claro, y a Janet también la adora.

—¡Perdona pero Janet es solamente una amiga con la que a veces queda! —le suelta Zoe sin poder aguantar más.

—Yo a mis amigas no les meto la lengua hasta la campanilla.

Hoy Reid está que no se calla una; lo diferente que parece con nosotros a como suele mostrarse en el instituto.

—¡Es que no tienes amigas! —sigue Zoe, aumentando cada vez más su enfado.

Si sigue así, va a ser capaz de generar un puñetero tornado.

—Yo no tendré amigas pero tú compartes novio con unas cuantas —responde Reid.

—Bueno, ¡vamos a ver! —les grito—. Centrémonos porque esta conversación es ridícula. Zoe —y me dirijo a mi amiga—, luego ya hablarás de esto con Harry. Y ahora, vayamos al garaje de Reid para ver qué es lo que quiere enseñarnos —miro a Edward ahora—. ¿Puedes avisar a Terry y Coleen del cambio de última hora?

Cómo Logras Ignorarle Cuando Héroes Existen (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora