Bailarín: Es la persona que se dedica al arte de bailar, no sólo profesionalmente, sino también como afición. Disciplina, constancia, pasión y valores éticos definen su aportación social a través de su vocación.
Luffy dedica todo su cuerpo y toda su...
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Entonces fue inevitable no creer en la tonta excusa del peliverde. Eso de que "las paredes se movían" sonaba extraño e irreal. Dio por hecho de que no era una persona con una buena orientación. Lu no podía simplemente dejarla a su suerte, por lo que lo ayudó a pesar de que este dijo que no necesitaba ninguna ayuda. Finalmente, el sujeto agradeció una vez llegaron al gimnasio y se presentó como Roronoa Zoro. Luffy simplemente se presentó como Luffy, no quería que lo reconocieran por sólo ser hijo de su padre.
Los de primero se sentaron en las sillas individuales. Como el hielo estaba roto entre ellos, decidieron sentarse uno al lado del otro. Luffy sentía curiosidad por Zoro, no dudó en preguntarle qué es el arte que practicaba. Él confesó que practicaba artes marciales, por lo que aunque quisieran, no estarían en el mismo grupo, pero puede que estuvieran en la misma clase.
—¿Y bien? ¿Qué haces tú?—
Lu sonrió de oreja a oreja. —Ballet.—
—¿A qué aspiras?—
—¡A ser el mejor!— Exclamó en voz baja.
Zoro soltó un '¿Eh?' extendido mientras sonreía. Él también aspiraba a ser el mejor. Si hubieran sido de la misma arte posiblemente hubiera amenazado al pelinegro, pero como no era el caso podían ser amigos. En ese momento, el menor desechó de su cabeza la idea de no tener amigos.
La profesora de nombre Viola les explicó la distribución de las segundas horas, las horas destinadas a su Arte. Estas estaban divididos en diferentes grupos con grupos internos. Dictó los nombres y se visualizó una tabla en la pantalla proyectora.
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Eso es todo lo que daba la escuela. Había una gran variedad, eso era bueno, pero no le interesó a Luffy. Al escuchar "ballet", no pudo evitar soltar un pequeño chillido de emoción inconsciente. ¡Sólo quería bailar! Estaba tan metido en sus pensamientos ni siquiera se dio cuenta cuando todos comenzaron a levantarse de su asiento. El tacto en el hombro que le dio el peliverde fue lo que le despertó.