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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Finalmente el día había llegado, el tan esperado partido de básquetbol.

El gimnasio donde se jugaría se encontraba lleno y aún habían personas entrando, todo era gritos y el aroma a la comida que vendían en la entrada solo hacía que los estómagos sonaran.

Jimin junto a sus amigos y familiares ya estaban ubicados en sus asientos esperando a que comience, los papás de Yoongi también estaban con ellos platicando.

El Omega se asustó cuando unas manos lo agarraron de los hombros, giró en su lugar suspirando cuando vio que solo era Yoongi quien le sonreía animado.

—Vengo por mi beso de la suerte, estoy un poco nervioso y más si te encuentras viéndome hoy.

Jimin sonrió de la ternura viéndolo moverse de un pie al otro, se notaba que estaba muy nervioso.

—Buena suerte, Alfa. Lo harás bien sea cual sea el resultado, estaré aquí esperándote con los brazos abiertos. —el rubio se levantó de su asiento rodeando el cuerpo de Yoongi, este sonrió sintiéndose feliz de tenerlo ahí.

—Gracias, Jiminie. Cada punto que haga será por ti.

Jimin asintió sintiendo su corazón palpitar rápidamente.

—¡Buena suerte, Gigi! —gritó la señora Min.

El rostro del pálido se sonrojó, asintió bajando las gradas hasta ir donde el entrenador daría unas palabras de aliento.

El partido comenzó junto al sonido del silbato y la pelota en el aire, el equipo contrario pudo tomarla.

Cuando sonó el silbato para un último descanso en el tablero de puntaje se marcaba 99-95, ganando el equipo de Yoongi por cuatro puntos.

Comenzando el último set ocurrió un accidente que les costó tres puntos, Yoongi cayó al suelo con la pelota debido a que pisó sus agujetas, se maldijo por no fijarse en si estaban bien atadas.

Faltaba un minuto para finalizar y el tablero marcaba un empate, solo uno ganaría y la tensión se podía sentir en el aire. El gimnasio lleno de gritos y cantos.

Jimin estaba a punto de desmayarse al ver el tiempo del tablero ir bajando, a su vez miraba a Yoongi correr a través del gimnasio buscando la oportunidad perfecta para tener la pelotar y encestar.

Hasta que en los últimos cinco segundos la obtuvo.

Apenas la pelota tocó sus manos saltó desde casi siete metros lejos del arco, Yoongi sintió su vida pasar ante sus ojos mientras la veía girar en el aire como si fuera cámara lenta, la gente aguantando la respiración.

Los gritos estallaron de emoción.

La pelota entró sumando tres puntos, el partido finalizó con 112-109 dando como ganador al equipo de Yoongi quien suspirando del cansancio se dejó cargar por sus compañeros de juego.

¿Cómo cortejar a un Omega? Por YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora