Capítulo 30: "Corazón"

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Arizona
Es bastante difícil rechazar al amor de tu vida cuando sabes que lo es. Se trata de retrasar lo inevitable. Como por ejemplo ahora, nos encontramos ingresando a un concierto, de la mano.

Ella simplemente la tomó y yo no me molesté en quitarla, porque me gustaba, porque era empezar por algo, porque también quería volver a confiar en lo nuestro y arreglar todo. Me dejé llevar.

Calliope sabía que esta era mi banda favorita, apenas las entradas salieron a la venta ella las compró. Me dijo que siempre había querido ir a un concierto conmigo, ni siquiera pude negarme, tampoco quería hacerlo.

Estar con la morena se había convertido en mi pasatiempo favorito.

—¿Quieres algo de comer? —se paró frente a un carrito de comida. Observando el menú.

—Claro, compartamos algo.

—¿Hot Dogs? —sonrió hacia mí.

Sabía que no me negaría. Podría pasar mi vida entera alimentándome de este si fuera posible.

—Ni siquiera deberías preguntarlo —le devolví el gesto.

Nuestras manos se distanciaron por un corto tiempo, mientras pedíamos la comida, pero en cuanto nos acercamos para esperar a que llamaran por nuestro pedido, volvieron a unirse. Era algo íntimo, nuestros dedos se entrelazaban, no había algo tan romántico como esto.

Nos sentamos en unos banquitos apartados del resto, aún faltaba una hora para tener que entrar y queríamos estar a solas.

Devoré mi hot dog, era el cielo, literalmente. La risa de Callie llenó mis oídos, la observé confundida por algunos segundos, hasta que su mano tomó una servilleta.

—Niña tonta, no sabes comer.

Pasó la misma por mi nariz, retirando los restos de kétchup y mostaza. Luego, se acercó y depositó un pequeño beso en ella. Mis mejillas al instante se calentaron, enrojeciéndose.

Debo dejar de ponerme así por cada cosa que hace.

El corazón me parecía una de las cosas más raras del mundo, porque, a pesar de que Calliope me lo ha roto tantas veces, en cuanto vuelve a curarse, sigue latiendo por ella.

Mi mirada sigue iluminándose cuando encuentra la suya, tal vez porque es amor de verdad, o porque el corazón es iluso, tonto y, por sobre todo, es autolesivo. Disfruta golpearse con el mismo muro una y otra vez, hasta aprender que tiene que rodearlo.

Supongo que el mío nunca aprendió con Callie, o nunca quiso hacerlo.

"Hay belleza en las cenizas de un corazón que ardió por lo que amaba."

—Creo que ya es hora de entrar, ¿vamos?

Asentí. Y una vez más, ella se encargó de tomar mi mano y guiarme entre la gente.

El concierto era alucinante, la morena había comprado asientos en la primera fila y yo no podía más de la emoción. Ambas gritábamos como locas, saltábamos y cantábamos al unísono cada una de las canciones.

Se sentía como si el tiempo nunca hubiese pasado. Como si no estuviéramos pasando por una crisis. Como si supiéramos lo que queríamos. Como si fuésemos las mismas adolescentes alocadas.

¿Algún día volveríamos a ser lo de antes? Mi corazón decía que sí, mi mente que no y yo estaba en un tal vez constante. Entre la espada y la pared.

Al salir del show, decidí que no quería ir a casa, en realidad no quería separarme de la latina. Eran las tres de la mañana y yo tenía la energía a tope, así que propuse ir a casa de Callie y tomar algunas copas. Ella claro que estaba de acuerdo.

—¡No puedo cree que no te guste Taylor Swift! —chillé mientras sonaba "Shake it off" de fondo.

—¡No he dicho eso! — rio. —Simplemente no sé esta canción.

—Es lo mismo —me crucé de brazos. —Acabas de decepcionarme, no podemos seguir viéndonos si no sabes canciones de Taylor Swift.

—Me aprendería su discografía entera solo para verte cada día —tomó mi cintura y me arrojó al sofá junto a ella.

—Esto no es justo —me quejé.

Al levantar mi mirada, me encontré directamente con la suya. Nos quedamos así por algunos segundos, yo estaba encima suyo, ella estaba recostada. Dejé caer mi rostro, entre su cuello y su pecho. Escuchando los latidos de su corazón.

Entonces la pregunta se escurrió de entre mis labios.

—¿Crees que algún día podremos volver a ser lo que éramos antes?

El silencio se instaló entre nosotras. Tal vez estaba pensando, o no tenía una respuesta.

—No lo creo. Pienso que seremos mejores... Sé que te gusta vivir en el pasado, pero no puedes volver el tiempo atrás. Antes no teníamos responsabilidades ni problemas —confesó. —Pero, si me dejas entrar de nuevo, prometo que te gustará más lo que somos ahora a lo que solíamos ser.

Suspiré.

—No necesito dejarte, ya estás dentro. Te encuentras en cada pequeño espacio de mí, creo que aún no lo entiendes.

—Solo me falta quedarme en el hueco que yo misma hice, en el más grande de todos —susurró.

—¿Cuál? —pregunté confundida.

—En el de tu corazón. Juntas podemos repararlo, ¿no crees?

Asentí con una pequeña sonrisa. Era la primera vez que hablábamos sobre lo que nos pasaba justo ahora.

—Cuando algo se rompe y vuelve a unirse, nunca queda igual. Considero que eso es lo que nos sucede. Nos rompieron las acciones, nos unió el amor y cambiamos, no para mal.  Evolucionamos Arizona.

—Evolucionamos Callie —levanté mi mirada con una pequeña sonrisa.

"Dejarse querer también es de valientes."

Nuevamente acurruqué mi rostro en el hueco vacío de su cuello, pero esta vez decidí dejarme ir en paz. Sabiendo que estaba protegida entre los brazos de Calliope. Llené mis fosas nasales de su aroma por ultima vez y cerré mis ojos, buscando dormir, con una pequeña sonrisa queriendo salir de mis labios.

La morena dejó un beso en mi cabeza. Es lo último que recuerdo, antes de caer rendida.

Same Old LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora