Capítulo 31: "Decidir"

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Arizona
Por la mañana siguiente, desperté cubierta por una manta, bastante conocida para mí. Era la que usaba usualmente la morena, olía a ella.

Me puse de pie con cuidado, siendo consciente de que me encontraba sola en aquel lugar. Pronto, el olor de la cocina llamó mi atención, con cuidado caminé hasta allí.

La imagen de la morena se reflejó ante mis ojos, estaba colocando comida sobre una bandeja, tal vez decidida a llevármela. Sonreí inconscientemente ante el pensamiento absurdo.

—Buenos días —susurré.

Callie se dio la vuelta, con cara de perrito mojado, dejando un puchero sobre sus labios.

—Iba a llevarte el desayuno —lloriqueó. —Has arruinado mi sorpresa.

Mi sonrisa aumentó, dejando ver mis hoyuelos.

Tal vez la mayor parte de mi vida estuve perdida en una marea eterna y dolorosa, donde mi mente divagaba en un barco que no tenía dirección alguna, pero, en cuanto vi los ojos de aquella morena... Supe que, si podía elegir donde estar, pediría despertar cada día a su lado, observándola crecer y evolucionar. Porque era ella a quien quería, y a quien quiero.

No quiero más idas y vueltas, no quiero correr en círculos, quiero correr a sus brazos.

Tomé la bandeja que aún estaba en sus manos y la dejé sobre la mesa.

—¿Qué estás...? —preguntó a medias.

Mis manos fueron a parar a sus mejillas, acercando sus labios hacia los míos, devorándolos. Demostrándole que las cosas podían mejorar y que, para mí, todo estaba encaminado a nosotras. Que el amor seguía ahí, que no iba a morir, que nada había cambiado.

"Algunos días, las cosas me quitan demasiada energía
Some days, things just take way too much of my energy
Miro hacia arriba y toda la habitación da vueltas.
I look up and the whole room's spinning
Me quitas las preocupaciones
You take my cares away
Puedo complicarme demasiado, la gente me dice que me medique
I can so overcomplicate, people tell me to medicate
Siente mi sangre correr, juro que el cielo se está cayendo
Feel my blood runnin', swear the sky's fallin'"

Sus manos aterrizaron sobre mi cintura, acercándome aún más a su cuerpo. De alguna manera, Callie no quería soltarme, estaba aferrada a mí, literalmente.

—Callie —susurré con una risita.

—No —lloriqueó y volvió a besarme. Comenzamos a caminar hacia el sofá y allí caímos, ella sobre mí, como siempre solía ser.

Intenté reír entre nuestros besos, pero era imposible.

—No sabes cuanto he deseado esto Arizona, había organizado una cita para poder besarte románticamente... Me has sorprendido —confesó contra mis labios. —Agradezco que lo hayas hecho —sonrió. —Solo no te vayas nunca más, prometo que puedo ser mejor.

—Sé que puedes... Por eso te he besado, ya no quiero correr en círculos, solo quiero estar contigo.

Una gran sonrisa se instaló en sus labios, nuevamente juntamos nuestros labios. Solo que esta vez, todo era más apasionado, sus manos sobre mi cintura, las mías en sus hombros y espalda, nuestras piernas enredadas entre sí... Todo era mucho mejor que antes, y el amor podía sentirse en el aire.

—¡Callie, no sabes lo que me ocurrió...! —una voz nos interrumpió.

Por inercia, empujé a la morena del sofá, haciendo caer al suelo. Addison había irrumpido en el departamento, haciendo un problema por quien sabe qué. Al parecer la pelirroja tenía una llave del lugar y la utilizaba cuando quería.

—¡Oh mierda! —chilló y se tapó los ojos. —Joder, lo siento.

—Mi trasero —la latina se quejó adolorida.

Cariño, lo siento —me puse de pie y la ayudé a levantarse.

—¿Me has dicho cariño?

—¿Le has dicho cariño?

Ambas preguntas venían acompañadas de una tonta sonrisa.

—Yo... Si, ¿por qué? ¿Muy pronto? —titubee.

—Podría besarte ahora mismo —susurró Callie.

—Entonces... —la pelirroja carraspeó. —¿Hace cuánto que ustedes...? Ya saben.

Con la morena nos observamos confundidas, Addison realmente pensaba que salíamos hace más tiempo, cuando acababa de interrumpir nuestro primer beso en meses.

—Nosotras acabamos de... —confesó Calliope.

—¡Golpéame! —suplicó. —¡Golpéame por haber arruinado el momento Calzona o lo haré yo!

—No vamos a golpearte Addison —reí.

Entonces, algo sonó, era la mano de Calliope golpeando a Addison. Claro que me reí, nunca había presenciado algo tan gracioso, peor intenté hacerme la dura, no debía dejar que la latina viera mi diversión, ya que debía reprenderla.

—No la golpees —tomé su mano.

—Mejor me voy —Addison intentó pasar por la puerta, pero antes de que eso pudiese pasar, la morena habló.

—Addison, devuélveme la copia de las llaves que tienes. No puedo arriesgarme —rio. —No querrás vernos... Ya sabes, en el sofá, sin ropa.

La pelirroja hizo una mueca de asco, vomitando. Tomó de su bolso las llaves y se las lanzó a Calliope entre arcadas, luego, se fue sin mirar atrás.

—¿En qué estábamos? —sonrió coqueta.

—En mi desayuno, aún tengo hambre —bromee con ella.

—Usted me debe algunos besos.

—¿Yo? —fruncí el ceño. —Debe estar confundida.

—Tal vez tienes razón, creo que era mi otra chica —rio.

Abrí la boca en forma de "O", claramente molesta por lo que acababa de decir. ¿Cómo se atrevía?

Ella era solo mía.

—Es una broma —intentó borrar sus palabras.

—Sal de aquí.

Intenté huir, pero sus manos atraparon mis caderas y me llevaron nuevamente cerca de ella. Sellando sus labios con los míos, en un beso desesperado y apasionado. Sus dientes tomaban mi labio inferior, tirando de él. Mientras mis manos recorrían su cuerpo, de a poco, lenta y tortuosamente.

Tal vez, esto era el inicio de un futuro juntas.

Same Old LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora