𝐎𝐮𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞𝐬 ➤ 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 𝐙𝐮𝐤𝐨¹ [HIATUS!]

Amanecer

Kaya

—¿Por qué esta sentado así?

Cuestiono Yue observando a Aang cerca del lago de los peces koi.

—Esta meditando.—contesté, tratando de evitar hablar muy alto.—... trata de cruzar al mundo espiritual.

—Para eso necesita toda su concentración.—convino Katara asintiendo seriamente.

—¿Podemos ayudar en algo?—preguntó Yue.

—¿Qué tal si se callan?—prorrumpió Aang abriendo los ojos y mirandonos como si fuésemos idiotas.—¡Por favor chicas puedo oír cada palabra que dicen!

—Lo siento.—murmuró Yue apenada.

—Hablando enserio, Aang ¿Podríamos hacer algo para ayudarte?—preguntó Katara, se notaba que estaba interesada en terminar con esto de una vez.

—No lo se, Katara...—contestó Aang bajando la mirada al estanque con un halo de vergüenza en su voz.— Tenias razón no tengo ni idea de como cruzare al mundo espiritual. Todos dependen de mi pero no se como ayudar...—murmuró enterrando su rostro entre las palmas de sus manos, su voz temblaba, y su cuerpo igualmente.

—Tranquilo estoy seguro que encontraremos la respuesta.—lo animó Katara acercándose a su lado, Aang suspiro pesadamente, pero terminó asintiendo no muy convencido.

Nos quedamos en silencio unos momentos, miré a uYe quien parecía incomoda, puse mis manos detrás de mi espalda y luego dirigí la vista al pequeño lago donde dos peces se movían coordinadamente.

—¡Tengo una idea!—gritó Katara sobresaltándonos a todos, la miramos un tanto mal, ella rió un poco.—Lo siento.

—¿Qué tienes en mente?—le preguntó Yue inclinándose hacia adelante, curiosa por una idea para salvar a su tribu.

—Sonara extraño pero... ¿Qué pasaría si Kaya tiene algo que ver en que Aang pueda cruzar al mundo espiritual?—interrogó señalándonos a Aang y a mi.— Cuando Aang entro con "conciencia" al mundo espiritual, tu estabas allí.

—Tienes razón pero eso fue coincidencia.—repliqué negando.— Ni si quiera se porque entré junto con el.

—Intentarlo no haría daño...

—¿Que quieres que intente, Katara?—le pregunte con un mohín de irritación cruzándome de brazos.— ¿Quieres que me tire al suelo asustada mientras un panda enrome amenaza con comerme?

—Oye, pensé que Bai y tu ya habían hecho las paces...—resopló Aang, su voz sonaba decepcionada, pero de mi, no del panda.

—Casi me come, Aang. Eso no se olvida tan facilmente.—mascullé.