𝐎𝐮𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞𝐬 ➤ 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 𝐙𝐮𝐤𝐨¹ [HIATUS!]

Aventuras en Ba Sing Se

Omniciente.

Día de chicas; La aventura de Katara, Kaya y Toph.

— Era temprano, practicamente comenzaban a colarse los primeros rayos dorados a traves de la ventana de la casa del equipo avatar.

Katara, arreglaba su cabello, Aang se rapaba la cabeza llena de espuma, Sokka de afeitaba con su machete, Kaya se lavaba la cara y Kei se estaba cambiando detrás del vestidor, por respeto a las dos chicas que estaban en el baño, si ellas no estuvieran se cambiaría sin pudor alguno frente a sus otros amigos, por que para ser honestos, entre ellos se cheleaban sus bellísimos cuerpos.

Por el contrario del grupo, Toph, aun permanecía dormida, en una posición algo... extraña, con el pelo enmarañado y la baba escurriendole debajo de su barbilla. Ambas maestra soltaron un jadeó al verla así.

— ¡Toph!—chilló katara aun sorprendida.

— ¿No te arreglaras para salir?—preguntó Kaya.

En respuesta la menor escupió, con un tiro excelente cabe destacar, y finalemente se levantó con sus ojos lagañosos.

— Estoy lista.

— ¿Y no te vas a lavar?—inquirió katara.— Tienes algo de tierra en... Bueno... Todo...

— Tu le llamas tierra, yo le llamo una saludable capa protectora.— respondió la maestra tierra.

—Hmmm.— amabas maestra intercambiaron miradas y se llevaron la mano al menton en un gesto teatral mientras pensaban, intercambiaron miradas traviesas.— Lo que utu necesitas, es un día de chicas, toph.—declaró Kaya.

— ¿Y si no quiero?— preguntó toph con disgusto.

— Te gustara.—insistió katara.

Esperaron a que Toph se "arreglara" para salir, desayunaron algo rápido y fueron hasta el matadero, uy disculpen, Spa. Las tres chicas observaban el lugar expectantes. Era enorme. Dos chicas salieron arregladas y con vestidos preciosos, a los ojos de kaya.

— ¿Spa femenino y elegante?—cuestiono Toph con desagrado.— No va con mi personalidad.

— ¿Listas para mimarse un largo rato?—la ignoró katara.

— Seguro.../¡Si!—respondieron sus acompañantes.

— Entremos de una vez.—pidió Toph avanzando.— ¡Y que nadie toque mis pies!