Capitulo 15

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Me quede helada, era casi imposible que fuera yo quien le arruinó la vida a esa pobre chica.

—¿Gi-Gilberto?

—Si. ¿lo conoces?

—¡No! No creo, hay muchos Gilberto en el mundo.

—Ok... Mira no se tú pero yo odio a esa Lucy, aunque no la conozco, solo por el hecho de quitarme a Gilberto.

—Pero, ¿como estas tan segura de que esa Lucy sabía o, siquiera, también le guste Gilberto?

—No tengo nada seguro pero es más que obvio.

—Uno nunca sabe...

—Si cómo no. - Se produjo un silencio incómodo, probablemente si le decía que "esa" Lucy era yo, me odiaria por el resto de mi vida  y en estos momentos no me arrepiento de haberle dicho que me llamaba Lucia. - Talvez Podramos ser amigas.

—¿A-amigas?

—Si ¿Porque no?

‹Porque yo soy la Lucy que tanto odias› Lo pensé, quería decirle, pero algo muy dentro de mi me decía que no lo hiciera.

—Esta bien.

—Genial. - Escuche que alguien me llamaba a lo lejos, no alcanzaba a distinguir que decía, solo un par de cosas como ‹Lucy› ‹Buscando›. La voz se hacía cada vez más audible, y cuando reconocí la voz me quede helada. Creo que Darién también reconoció la voz a juzgar por su expresión. Era Gilberto.

Cuando llegó dónde estábamos se percató de la presencia de Darién. Se quedó con la misma expresión qie todos traiamos solo que, a diferencia de nosotras, él habló.

—Umh... Este... Darién creo que ya conociste a Lucy - Me miró con decepción total en sus ojos, demostraban tristeza y, lo más curioso, que ni una pizca de odio.

—Si... - Se arruinó todo con ella, siempre que tengo una buena amistad lo arruinó, y más con mi  demaciada confianza. - Y es mi amiga. - Sus palabras me sorprendieron mucho, ya que pensé que me iba a agarrar a cachetadas.

—Si, somos amigas. - se sentía bien poder decir eso, se le hizo una pequeña sonrisa de satisfacción a Darién y a Gilberto. Mi humor iba mejorando.

                                  ***

Aún con el incidente del patio, Darién y yo nos la pasamos juntas, platicamos de nosotras y descubrimos que teníamos muchos gustos en común.

No había visto ni a Roberto ni a Teressa, lo cual me alegraba mucho. No estaba lista para contarle eso a Darién, no iba a volver a confiar demaciado en nadie, al menos, hasta el momento.

Todo iba muy bien hasta que me tope con Roberto, nos miramos un par de segumdos y luego seguimos con nuestro camino, todavía sentía su mirada atravesando mi espalda, pero él se lo merecía.

No dejaba de pensar en lo que pasó en la mañana, las palabras de Teressa y la cara que puso Roberto al verme. Me habían destrozado por completo.

Ya nos íbamos a nuestras casas, Gilberto ofreció llevarme pero lo rechaze, quería pensar en todo lo ocurrido. Me encamine a mi casa, realmente mi casa estaba más lejos de lo que creí pues a las dos cuadras me arrepentí de no haber aceptado la propuesta de Gilberto, pues ya me había cansado.

Llevaba ya cinco cuadras cuando sentí unos pasos atrás de mi, voltee pero no había nadie, me estaba empezando a asustar, pues no conocía estos caminos.

Continúe mi camino pero aún tenía la sensación de que alguien me seguía, acelere el paso, pues era muy joven y bella para morir.

—Lucy- Me estremeci por completo, el tipo que me estaba siguiendo me conocía, acelere aún más el paso, casi corriendo -¡Lucy!- Empeze a correr pero lamentablemente, con mi buena condición no iba a llegar lejos, y luego sucedió lo que temía, me agarro del brazo y me volteo. Era Roberto.

—¡Que te sucede! ¡Casi me das un paro cardíaco!- Empeze a golpearlo en el pecho pero el ni se movía.

—Lucy, tenemos que hablar- Las peores palabras que pudo decir.

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