Rose

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De sierpes la cosquilla adormilada,
baila un tango bajo la luz fogosa,
en burdeles y gala su dulzor rebosa;

las lóbregas plazas respiran desbocadas.
Las casas, de espasmos agrietadas,
se impregnan de lluvia y flor preciosa,

en mi lecho duermes. Las manecillas del reloj
cavan en el fango de nuestra conciencia.
Nubes rojas: el placer curando la dolencia.

"Qué ojos más hermosos tenés al despertar",
y tu repentino ocaso desde aquél entonces
fue maldición del crujir de hojas que es mi palpitar.

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