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—¡Hola! —saludó eufóricamente al otro lado de la pantalla.

Ladeó la cabeza con confusión, miró a los lados como si hubiera más gente con él en su oscura habitación, pensó que le hablaba. —¿Hola? ¿Me hablas a mí? —se acercó más a la cámara de su computador.

—¡Sí! ¿A quién más llamaría a esta hora?

Se sintió halagado, pasó su mano por su cabello y respondió con timidez. —Ah, no lo sé...

—Te ves muy lindo hoy. —le dijo con una sonrisa que achicaba sus ojos.

¡Tú también! ¡Te ves igual de precioso que siempre! Esta noche dormiste más, ¿verdad?

Su corazón se hundió.

cristal | jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora