31

22 6 0
                                    

Ahí seguía... Resultó que Chaeyoung era algo así como una copia de Doyoung, solo que extrovertida, justo como Seokmin... Parecía que todas las letras que salían de su boca estaban perfectamente planeadas y articuladas sólo para impresionar y cautivar al lánguido chico. Su voz resonaba en la mente de Jaehyun hasta con cualquier suspiro que de ella salía, sus risas le recordaban demasiado a los sollozos de alguien más, al igual que su manera de caminar.

Horas y horas debajo de la cama observando solo los pies de ambas personas, analizando cada movimiento para saber si ella quería o no enamorarlo, algunas veces se aproximaban tanto que parecía que se iban a besar; sin embargo, aquellos celos destructivos eran apaciguados por el hecho de que su conejito seguía siendo muy paranoico, seguro aún no se quitaba la mascarilla.

—¿Quieres que... Juguemos algo? —ofreció con timidez, esa pregunta le dejó en claro que su compañía le estaba siendo demasiado agradable y aunque se estuviera poniendo oscuro, quería mantenerla ahí.

—¡Oh! —tomó su mano. —Tienes bonitas manos, te cuidas mucho las uñas, ¿no? —cambió de tema con rapidez.

—No tanto... Supongo que es normal. —dejó salir una ligera risa que hizo que el corazón de Jaehyun se derritiera.

—¿Normal? —pasó algunos segundos manipulando las bonitas extremidades de Doyoung. —Pero mira las mías, desearía tenerlas como tú, ¿qué tanto haces?

—Supongo que es porque antes tocaba el piano en la universidad, pero lo deje por el confinamiento... —tal vez eso estaría relacionado, y lo haría ver más interesante que admitir que realmente no hacía nada más que usar las cremas de su madre porque tienen aromas suaves.

—Yo tengo uno en mi casa, si gustas te lo puedo prestar, —pudo sentir la bonita sonrisa de la chica. —para regresarte el favor de hoy. —Él asintió. —Pero, realmente, tus dedos me dejan sorprendida, sobre todo tus uñas, se ve que las cuidas mucho, ¿me dejas pintarlas? ¿no te molesta?

—No, para nada. —otra pequeña risa. —Solo iré a buscar un esmalte en las cosas de mi madre. —se levantó de la silla y salió de la habitación, dejándola sola.

Al igual, Chaeyoung se puso a rondar por la pequeña habitación. Dio un paso hacia atrás y luego abrió con rapidez el closet. Por lo que Jaehyun pudo escuchar, hizo exactamente lo mismo que él había hecho: buscar entre toda su ropa hasta encontrar algo "prometedor". Pudo ver que se guardó algo dentro de su abrigo y luego Doyoung regresó.

—Encontré estos, —cerró la puerta. —pensé que este quedaría bonito con tu cabello. —y Chaeyoung rió con delicadeza.

Ambos se sentaron en la cama, los pies de ella se empezaron a mover con rapidez de atrás hacia adelante, como una niña emocionada.

El sonido de los pequeños frascos moviéndose pudo oírse, estaban buscando alguno. —Estos dos quedarían perfectos contigo, son suaves- ¡oh! —Dos de esos cayeron al piso y rodaron hacia Jaehyun. —¡perdón!

Rápidamente se fue sobre sus rodillas y metió la mano, con tanta rapidez que Jae no tuvo tiempo de retroceder, por lo que los dedos de la delicada chica picaron sus ojos. Asomó su rostro y ambos hicieron contacto visual, ¿qué demonios hacía ella ahí? Se veía tan diferente fuera de su bodega y sin todas esas manchas de suciedad en su nívea piel; su expresión melancólica y destruida había cambiado totalmente, ni si quiera se veía como si alguien la hubiera comprado.

—¿Se rompió alguno? —preguntó Doyoung por la repentina tardanza.

—Oh no, sólo rodaron muy al fondo. —fingió estirarse, tomó ambos esmaltes, volvió a picar los ojos de su antiguo secuestrador, jaló su cabello con agresividad y lo golpeó, disimuló el sonido con un estornudo y se puso de pie.

Tomó asiento a lado de Doyoung y regresó con su rápido movimiento de piernas, de no ser por unos cuantos centímetros, hubiera roto la nariz del invasor.

No había dicho nada porque ella no estaba ahí por el temario del examen.

cristal | jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora