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Lo llevaba haciendo por tanto tiempo que ahora parecía ser parte de su rutina. Una vez más, estaba en la habitación de Doyoung, a las dos de la madrugada, con el conejo medio dormido; y él, una vez más, suplantaba a Taeyong, a su lado sobre la cama, abrazándolo y dejando pequeños besos sobre su frente cada tanto.

Durante los minutos que llevaba ahí, no había dicho ninguna palabra, solo se acopló a sus brazos tan rápido lo sintió y hundió su rostro en el pecho del superdotado.

—Ya no te siento como Taeyong... —murmuró con dificultad. —Tal vez porque ya no te quiero, te siento como alguien a quien deseo.

—¿A quién deseas, entonces? —cuestionó con suavidad mientras dejaba otra caricia sobre su despeinado cabello.

—No creo que te agrade... Asiste a mis clases, se llama Jaehyun.

Ahogó un grito de la emoción y tomó aire. —¿Por qué no crees que me agrade?

—Porque es mejor que tú, y lo verás como una competencia, mejor vete. —y lo empujó con tal fuerza que cayó de la cama. —Intentaré soñar que es Jaehyun el que viene.

Era una suerte que Doyoung fuera un sonámbulo y tuviera sueños lúcidos.

Intentó sacar sus gritos de emoción en un suspiro y se volvió a recostar, envolviendo su delgado abdomen con ambos brazos y rozando su nariz contra el delicado cuello del conejo.

—¿Eres Taeyong o Jaehyun? —acarició su mandíbula.

—No lo sé, ¿quién quieres que sea? —murmuró contra su cuello.

—Jaehyun. —afirmó con prisa.

Soltó una risa que se escuchó más como susurro. —Siempre fui Jaehyun, me hería que me vieras como ese idiota.

Rápidamente Doyoung giró su cuerpo, y abrió los ojos con sorpresa. Ahí Jaehyun ya no sabía si realmente estaba despierto o su sonambulismo era muy serio. Apenas eran perceptibles las imágenes por la poca luz que se filtraba por las ventanas, pero aún así fue suficiente para que el conejo viera lo que quería ver.

Tomó su rostro entre ambas manos y lo acercó al suyo, cerrando los ojos lentamente y uniendo ambos pares de belfos en un caliente beso lleno de saliva, tal vez era porque Doyoung salivaba cuando dormía. Jaehyun metió sus manos por debajo de la camiseta de su pijama y paseó sus manos por la cálida piel de aquella zona tan delicada de su cuerpo. 

—Aún quiero a Taeyong... —detuvo sus besos cuando escucho esas dolorosas palabras salir de la boca de su amado conejo. 

Pero por alguna razón, esa herida rápidamente pasó de decepción a enojo, por lo que se alejó abruptamente del cuerpo del conejo, este lo sostuvo con fuerza y soltó un quejido. —¿Por qué me lo dices? Con eso me estás diciendo que quieres que me vaya. 

—¡No! Perdón. —se aferró a su hoodie con fuerza, y con esa misma rapidez, pegó su rostro al pecho de Jaehyun y pronto empezó a sentir algo de humedad. Un ligero sollozo se escapo por entre la tela y su corazón se detuvo. —No te vayas, por favor. —suplicó. —Estoy algo dormido y no mido lo que sale de mi boca, quédate, ¿si? —sorbió su nariz. —No puedo dejar que te vayas, te siento más real que a él, todavía cuando eres un sueño y él está a cuatro cuadras de aquí. 

—Doyoung, mírame. —ordenó con voz dura. 

Notó que no respondía con prisa a sus ordenes porque estaba llorando y probablemente le daba vergüenza que lo miraran así; por lo que puso su mano debajo de su barbilla y la levantó, la luna se había desplazado un poco, tal que ahora tenía una vista casi perfecta de la enrojecida carita de Doyoung, quien se negó a abrir los ojos. 

—Abre los ojos. —volvió a ordenar pero esta vez con la voz más suave, estaba a punto de explotar por la ternura, y en general, por todos los sentimientos que nacían en su interior al mirarlo de esa manera.  

En seguida, acató la orden y ambos hicieron contacto visual. Fue imposible no sonreír ante tal escena, Doyoung se miraba más vulnerable que siempre: sus ojos brillaban con fuerza a causa de las lágrimas, su nariz estaba ligeramente enrojecida, al igual que sus labios y el borde sus ojos, su cabello algo húmedo y despeinado; haría lo que fuera por tenerlo así sobre su cama, pero no llorando de tristeza. 

—Mírame bien, y dime si soy un sueño. —dijo con seriedad, aunque esa pequeña sonrisa decía otra cosa. 

Relajó su respiración y se quedó pensando algo por un corto momento. Luego levantó sus manos y rodeó el rostro de Jaehyun con estas, se aproximó más a él y rozó sus labios contra los contrarios. —Aún cuando estoy despierto siento que eres parte de mis fantasías. 

—¿Por qué? 

—Porque eso pareces, eres precioso y siempre deseé a alguien que se interesara tanto en mí justo como tú lo haces. —sus ojos seguían sobre los suyos, lo miraban de manera expectante, esperando algo que pronto sucedería. 

—¿Ah si? —levantó las cejas. —¿Y por qué cuando estás despierto me tratas con despreció? 

—No lo sé, mañana cuando te vea frente a mi puerta, intentaré mostrarme más amable, te lo prometo. —y lo besó con suavidad. 

—Quisiera que... —lo tomó de la cintura con fuerza y lo acomodó encima de su cuerpo. —Siempre me trataras como lo haces ahora mismo. 

—Espera solo un poco más, por favor. —esperó más de medio año para tenerlo como en ese momento, ¿por qué no esperaría "solo un poco más"? 

Puso su mano detrás de la nuca de Doyoung y lo acercó aún más a su rostro para rápidamente unir sus labios en un contacto bastante deseoso. Sus dedos se perdieron en su sedoso cabello mientras que las manos del conejo se fundían con la caliente piel de la suave espalda de Jaehyun. 

¡Ding! ¿Ahora qué quería Taeyong? ¿Por qué le escribía tan tarde? 

cristal | jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora