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Estaba en el sopor, momento perfecto en el que tenía que actuar. Le haría creer que todo fue un sueño y despertaría con una sonrisa. Obviamente todo lo que había en su mente antes de caer todo dormido era su novio, así que pensaría que Jaehyun era Taeyong.

Doyoung tenía fama en su casa de ser sonámbulo, varias veces Jaehyun lo pudo ver levantarse a media noche y salir de su habitación, regresar con un vaso de agua, caminar en círculos hasta que caía en su alfombra y se quedaba quieto.

Salió de su escondite con cuidado, intentando hacer el menor ruido con las rueditas de la silla, llegó a gatas hasta Doyoung y se quedó al borde de la cama, recargando su barbilla y solo observando lo poco que se miraba en ese momento.

El triste durmiente se dio la vuelta, quedando en dirección al observador. Tomó una de sus manos con delicadeza y la puso sobre su cabello, claramente le empezó a acariciar y a pasar su pulgar por sus mejillas y rozando la comisura de sus labios. Palpó con ambas manos su rostro y llegó hasta su mandíbula, por la poca fuerza que usaba, pudo darse cuenta de que quería levantarlo. Poco a poco se fue deslizando por sobre su cama para acercarse más al que creía que era Taeyong.

Comenzó a murmurar letras que se deshacían dentro de su boca y llegaban a los oídos de Jae como sonidos distorsionados sin forma. Entre tanto, pudo armarlos como un rompecabezas y medio entender lo que en la mente del dormido sonaba completamente bien pero en la realidad sonaba como un bebé balbuceando. En efecto, pensaba que era Taeyong y que lo tenía enfrente, le decía que lo había extrañado demasiado y había demasiadas cosas que aún tenían que vivir juntos; le pedía, hasta le rogaba que se quedara para siempre a su lado, que nunca lo dejara de querer y demás cosas. Jaehyun quería llorar porque sabía que esos sentimientos no eran para él.

Veía a Taeyong en el mismo lugar que a su invasor, lo invitó a acostarse con él, Jae haciendo caso a la primera señal, recostandose a su lado y dejando que Doyoung lo cubriera con la colcha y rodearlo con sus brazos, acariciando su espalda y diciendo aún más cosas, como lo mucho que extrañaba abrazarlo y tocarlo, que había sido una tortura pasar tanto tiempo sin su cálida presencia y que esa noche no lo dejaría ir, lo quería solo para él.

El invasor supo aprovechar bien la situación, metiendo sus manos por debajo de la pijama y necesitando más que solo caricias. Por fin cumplió con lo que tanto soñaba con los ojos abiertos, no era como él quería realmente pero se acercaba a lo que imaginaba y con eso se conformaba. Una mano en su cuello guiando los dormidos movimientos de Doyoung para por fin besarlo, quería morderlo y dejarle los labios rojos y hasta sangrando, pero si lo despertaba tal vez nunca más lo volvería a ver en su vida. Movimientos suaves, imitando los de un bailarín, con delicadeza y caricias corporales cada tanto.

El sueño de Jaehyun se estaba transformando en una pesadilla, tal vez todo iba bien hasta que Doyoung dijo el nombre de Taeyong después de separarse de sus labios. Sabía en lo que se estaba metiendo y que se iba a hacer demasiado daño si seguía con eso, pero le gustaba y su terquedad no planeaba desaparecer, se iba a quedar ahí hasta que el nombre que saliera de sus labios entre sueños fuera el suyo.

Doyoung pareció tomar el control de la situación, tomándolo por la cintura y pegándolo más a su torso, llegandole a clavar las uñas en la espalda.

—Te quiero cerca... —pudo decir por primera vez en forma y lo abrazaba con más fuerza. —Más, quiero más. —dijo contra sus labios, apretándolo cada vez más hasta que Jaehyun sintió que lo asfixiaba, eso le encantaba.

Regresó con los besos, fueron de algo tan suave como las manos de Doyoung, a algo más agresivo y deseoso, con pequeñas mordidas y algo de succión que dejaría sus labios un poco rojos. Se dejó llevar por lo que sentía y su parte consciente quedó de lado. Le empezó a importar poco si se despertaba o no, igual era de noche y solo se veían siluetas. Regresó su mano al cabello de Kim y tiró de el con un poquito de suavidad, Doyoung sonrió ante ese gesto y volvió a enterrar sus cortas uñas en la espalda.

Paseó sus manos por todo su torso, hasta quedarse en la cintura, quiso acercarlas al flojo nudo de su pantalón, pero lo detuvo.

—¿Tan rápido? —apartó las manos de su invasor y las dejó fuera de su pijama, guiandolas hasta su espalda para que lo abrazara. —No nos vemos hace más de un año, y sí, extraño tus caricias pero también tu cariño. —sus ojos se humedecieron. —más que todo tu cariño.

A Jaehyun no le molestaba, ya lo quería y lo que más deseaba era abrazarlo y hacerle saber lo mucho que lo amaba.

—Doyoung. —las voces de ambos amantes eran diferentes, pero el mencionado escuchó al que sí era su novio. —Te quiero y te adoro más que a mi propia vida, ¿Por qué lloras? —limpió las pocas lágrimas que se deslizaban de costado por sus ojos ya hinchados.

—Solo quiéreme. —volvió a romperse como el cristal, dejando el pecho de Jaehyun un poco húmedo.

—¿Qué tengo que hacer para que me creas? Mi pequeño conejito. —caricia tras caricia sobre su cabello, nunca antes en su vida había sido tan delicado, siempre era tan tosco como un toro.

—Quédate conmigo para siempre. —se aferró a él, esta vez sin violencia, parecía tener miedo de que se alejara.

—Es un hecho que lo haré, no te preocupes por eso. —besó su frente. —Pero, Doyoung.

—¿Por qué siempre tienes que poner el "pero"? —reclamó con más dolor.

—Conejito, soy un sueño. —punto para Jae.

—¡Lo sé! Lo noté desde la primer caricia, pero si en mis sueños me quieres y me adoras tanto como yo a ti, promete que me visitaras todas las noches. —sonrió. —es lo más cerca que podré estar de ti.

—Lo prometo. —una sonrisa maliciosa apareció en su rostro.

Doyoung lo besó con delicadeza y un poquito de suavidad, para después pegarse otra vez a su pecho y quedarse profundamente dormido.

Cuando lo sintió más pesado, Jaehyun se fue como había entrado, con mucha delicadeza y cuidado.

cristal | jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora