CAPÍTULO 3

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Una mano me agarra de la pierna tirando de mi hacia el gran vacío lleno de personas endemoniadas.

Trato de luchar pero no logro soltarme.

Estoy a punto de caer al vacío con una sensación de agobio y auténtico terror, preguntándome cómo coño he acabado ahí, cuando otra mano me toma de la mía para tirar en dirección contraria, consiguiendo salvarme.

Una mano fuerte y firme.

Cuando por fin estoy a salvo, miro a mi salvador y....

¡Ahhhhh!

Pipipipi-Pipipipi

La alarma me despierta y esta vez no estoy lo suficiente dormida solo para golpearla.

Estoy tratando de recuperar el aliento.

Ha sido una pesadilla.

Pero es que en esa pesadilla... Liam Cooper, alias el Puto, me salvaba.

Repito.

ME SALVABA.

ME-SALVABA.

M.E.S.A.L.V.A.BA.

DESPUÉS DE LLEVAR TRES SEMANAS PONIÉNDOME EN EVIDENCIA Y DANDO POR CULO.

Respira, inspira.

Respira, inspira.

Intento coger aire de forma desesperada para calmarme.

Spoiler: no lo logro.

Joder. ¿Se puede saber por qué he soñado con él?

Quiero decir... sí, lleva unas semanas demasiado metido en mi vida (a la mala), pero... ¿soñar con él? ¿Qué es esto?

Entonces oigo los gritos de Martha al otro lado de la puerta.

- ¡Señorita! ¡¿está usted bien?! ¡¿Por qué ha gritado?! -exclama preocupada.

Aún atontada y llena de sudores fríos por la horrible pesadilla, bajo de mi cama y abro la puerta de mi cuarto, quitando el cerrojo.

Tras ella encuentro a mi ama de llaves con aspecto asustado.

- Eh... sí, perdóname, Martha, solo... tuve una pesadilla -ella me mira mucho más tranquila y se lleva una mano al corazón.

- Vaya... tuvo que ser aterradora... esta empapada... -murmura. Me echo un vistazo a mí misma y me encuentro con mi pijama totalmente lleno de sudores fríos.

- Eh... sí... bueno... hum... en realidad ya no me acuerdo, pero sí, supongo que sí -miento.

Ella me mira extrañada. A saber qué piensa...

¡Pero me niego a ir contando por ahí que he soñado con ese imbécil con las semanitas que me lleva dando!

¡Incluso mis notas han bajado!

Ahora me llamaréis dramática o exagerada, como Lana o Irina.

¡Pero no lo soy!

Todavía el otro día me sacaron a la pizarra a analizar una frase de sintaxis como castigo por no atender, menos mal que lengua es mi fuerte porque sino te juro que me muero.

O lo mato. Que también soluciona el problema.

Encima por si fuese poco, hace una semana que no para de compararme con no sé qué gata peluda y asquerosa (por si no lo habíais pillado, odio a prácticamente todo el mundo animal pero principalmente a los gatos) y al parecer súper famosa, llamada Lizzy.

Que esa es otra. ¿Se puede saber qué clase de rollo raro tiene ese tío para no poder llamarme Elizabeth o Beth? ¡o incluso Ellie!

No... él tiene que llamarme Lizzy, sino no está contento.

Enemys to Lovers // Saga Enemies (1er Libro) (Completo ✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora