EXTRA DE LIAM 1

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GRACIAS, GRACIAS Y MIL VECES GRACIAS!!!

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***LIAM***

Le abro la puerta a Lizzy entre toses y totalmente fatigado de bajar las escaleras.

- Te juro que no eres más tonto porque no te entrenas -dice entrando enfadada.

Lleva una bolsa en la mano con la sudadera y la chaqueta que le dejé ayer. Y otra que no sé qué contiene.

- Perdona, no era yo quien iba desabrigado con nieve. -le digo y en cuanto pronuncio eso la tos me interrumpe.

- Pues yo no me he puesto mala,  guapo. -dice enarcando una ceja.

Camina hacia la cocina.

Ya anda por aquí como Pedro por su casa. Y eso me encanta. Casi puedo imaginarme viviendo con ella.

Aunque salvamos que no estaban mis padres...

- Te haría una sopa pero igual te quemo la casa. -dice dejando las bolsas encima de la encimera.

- Creo que Julia dejó echa una. -comento. Me llevo una mano a la cabeza de forma disimulada.

Joder, cómo me duele.

Y entonces me hace un repaso.

Después me echa una mirada juzgadora.

- ¿A dónde vas así? Te vas a poner peor -me miro a mi mismo.

Llevo un pijama compuesto por un pantalón rojo largo de algodón y una camiseta igual negra. Además me he puesto unas zapatillas de andar por casa.

- ¿Y qué me pasa? -le recrimino. -¡Ya que no estoy en gayumbos como casi todas las mañanas!

- Te vas a morir. -dice.

Y yo que trataba de que se riese un poco con eso... 

Pone los brazos en jarras mientras a mí me da otro ataque de tos.

Me paso la mano por la garganta.

Dios... Igual sí que me voy a morir.

-Sube ahora mismo, ponte una bufanda y un albornoz y acuéstate en la cama. -me ordena. Por un momento su tono me obliga a darme la vuelta; sin embargo, mi lado de pervertido sale a la luz y me vuelvo a girar para acercarme a ella.

Lizzy no se lo espera cuando la sujeto por la cintura.

- Hombre... Acostar podemos acostarnos juntos, ¿No? -le susurro en sus labios sin contacto, y apoyando mi frente en la suya. Por un momento creo que va a hacerme caso, pero... Si no me sorprendiese no sería mi Lizzy.

- ¡Pero serás tonto! -dice apartándose enfadada. -¡Me vas a pegar el resfriado! -luego me toca la frente con la palma de su mano. -¿Esto es fiebre? Te mato. -ella suelta un resoplido y revuelve en su bolso mientras yo me toco la cara tras su afirmación.

¿Tengo fiebre? Nunca había tenido. Al menos que yo recuerde... Quizá por eso siento que el mundo me da vueltas...

Entonces saca un termómetro del bolso, me coge de la mano y me arrastra hasta la habitación.

Me coloca delante de la cama y me sienta en esta.

Yo la sujeto de la cadera y le sonrío maléficamente mientras ella abre el termómetro.

- Vamos... No estoy tan mal... Seguro que un polvo lo arregla -le digo, procediendo a levantarle un poco el jersey y besarle la tripa. Ella me detiene rápido y me mira tan mal que creo que se ha enfadado de verdad.

Sin embargo no tarda en suspirar.

Nah... No se puede enfadar conmigo.

Me estiraja un poco el cuello de la camiseta del pijama para ponerme el aparato de la fiebre.

- Aprétalo con el brazo. -dice, mientras empieza a revolver en mi armario.

- ¿Sabes? No es lo único que puedo apretar... -le digo. No necesito que se de la vuelta para saber que ha puesto los ojos en blanco. Del corte de manga, en cambio, no me libro.

- Madre mía, Liam, ya sé que tienes más calor de lo habitual, pero por favor, bájate dos marchas, anda. -me suelta. aún revolviendo.

- ¡Pero si siempre soy igual de salido! -me río.

- Sí, sí, lo que tú digas. -por fin encuentra lo que busca: una bufanda.

Bufo al verla. Sinceramente, no estoy seguro de que supiese de su existencia.

Lizzy se acerca, y me la pone. Luego mira el termómetro, que ha empezado a pitar.

39 grados Celsius.

- ¿Cuánto es lo normal? -murmuro.

- En ti, menos de 37.

Vale... Puede que sí que esté peor de lo que pensaba.

Ella me obliga a meterme en la cama y me tapa con todas las mantas.

No puedo ni moverme. No sé a qué me parezco más, si a un burrito o a un bebé recién nacido.

- Voy a calentarte la sopa. Ni se te ocurra moverte. -sale de la habitación pero no tarda en volver a entrar. -Y tampoco te duermas.

Intento no hacerlo pero finalmente me duermo.

Lo siguiente de la tarde que recuerdo son intervalos en los que Lizzy me hace incorporarme un poco para tomar la sopa y otros donde me da pastillas o simplemente me habla.

- ¿Sabes, Lizzy? Te quiero mucho -ella, no se lo espera y me sonríe.

- Yo también, Liam, yo también. -me da otro besito y me vuelvo a dormir satisfecho.

Definitivamente la amo.

Enemys to Lovers // Saga Enemies (1er Libro) (Completo ✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora