CAPÍTULO 9

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***LIAM***

Me levanto como todas las mañanas a las seis en punto, aunque las clases no empiezan hasta las ocho y si tuviese que guiarme por el cielo perfectamente podría decir que son las doce de la medianoche.

Me diréis que estoy loco.

No os lo niego, pero soy un loco encantador, también os digo.

"¿Para qué haces esto?" -diréis.

Bueno... un cuerpo tan bonito como el mío no se consigue estando tirado en la cama, ¿sabéis?

Tengo que ir al gimnasio todos los días y a eso sumadle las horas de entrenamiento y lo de correr por las mañanas.

Pues claro que al principio a mí también me jodía levantarme tan temprano, pero ay amigo, cuando empiezas a ver los resultados, ¿qué más te da una hora más o una hora menos de sueño por la mañana?

El caso es que me levanto y me cojo una sudadera y unos pantalones de una equipación de fútbol que, la verdad, ya ni se distingue el emblema del equipo al que pertenecía, pero igualmente, son cómodos, así que no me voy a deshacer de ellos.

Lo siento, sociedad y marcas de ropa reconocidas mundialmente, pero ni todo el dinero del mundo podría darme una comodidad parecida a la que da la ropa que se ha usado varias veces y que ya está amoldada a ti mismo.

Dicho esto, me pongo unos calcetines y me calzo unos playeros de la misma antigüedad y comodidad que mis pantalones y tras mirarme una milésima de segundo en el espejo para comprobar que conservo mi encanto natural y que mi pelo no parece que lo haya atacado una bandada de pájaros, salgo de mi habitación con solo los cascos puestos, sonando a todo volumen, por supuesto, las canciones más míticas de Queen, y sí, lo admito, el reggaeton y el trap están bien, pero nunca me ofrecerán lo que la música de hace unos años me da, aunque no sea una opinión especialmente popular en los tiempos en los que vivo.

Troto por una senda alrededor de la casa de playa en la que nos hemos instalado recientemente tras el incidente con los Sharp

Esta cuenta con grandes vistas a la playa, vacía, no tanto porque sean las seis y media de la mañana (hacedme caso, esto es una marea de gente en verano incluso a esta hora), sino precisamente porque con la llegada de diciembre nadie va ya a la playa, pero bueno, por lo menos no está lejos del resto de mi vida, lo que me permite seguir con esta con normalidad, dejando de lado que mi casa de toda la vida salió volando por los aires hace ya un mes y medio o así, aunque papá y mamá decidieron establecerse definitivamente aquí.

Llego a casa y antes de si quiera desayunar me dirijo al baño donde me desvisto completamente para meterme en la ducha, donde admito que pierdo veinte minutos relajándome mientras el agua corre por mi cuerpo y cabello.

Al salir comienzo a escuchar los sonidos de una casa despertándose.

Es lógico, ya son las siete y cuarto por lo menos y Julia también tiene que ir al instituto...

Me seco el pelo con el secador rápidamente, me pongo una toalla torno a la cintura y salgo del lugar, dirección a la cocina, donde mi dulce hermanita de quince años se encuentra desayunando mientras mira su móvil, aún en pijama.

Llego hasta la nevera y cojo un cartón de leche, al que le doy un sorbo, lo siento pero hoy no tengo tiempo de hacerme un desayuno en condiciones, he perdido demasiado tiempo en la ducha, eso o en mirarme en el espejo cuando salí, lo cual también puede ser factible, pero ¡eh! ¡tú también te habrías quedado mirando a este bellezón desnudo totalmente atontado!

Mi hermana levanta la cabeza entonces de su teléfono y pone una mirada de asco al echarme una mirada de arriba a abajo. Creo que es la única mujer en el mundo que es capaz de tener esa reacción.

Enemys to Lovers // Saga Enemies (1er Libro) (Completo ✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora