24 Venganza

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—¿Me llamaste?—. Davo se arreglaba la corbata mientras observaba a través del cristal la ciudad.

—¿Tienes los documentos que te pedí?

—Sí, ya te los traigo—. El asistente intentó alejarse, pero Davo lo sujetó del brazo y lo llevó hacia él para devorarle la boca.

Sus labios chocaron y chispas salieron de ese contacto. El empresario lo presionó contra su cuerpo duro, y Matthias estuvo a punto de desmayarse.

—Sr. Petrich.

—Pensé que ya habíamos traspasado ese límite, Matthias.

«Matthias».

Adoraba como sonaba su nombre en la boca de ese hombre, amaba la manera en que cada letra movía esa boca mandona y talentosa.

—No puedo desacostumbrare del todo. Quizás, debamos tener un acercamiento más íntimo.

—¿Más íntimo? Me has tenido en cada uno de tus agujeros, y yo igual. Disculpa que disienta, pero no se puede volver más íntimo que eso.

El muchacho negó y volvió a unir sus labios con los del hombre, fue cuando el intercomunicador sonó anunciando que Francis Palmer había llegado.

—¿Cómo luzco?

—Eso no deberías preguntármelo a mí.

—¿Y eso por qué?

—Porque para mí, siempre luces excepcional.

—Eres lindo, cariño—Davo le tocó la mejilla con el pulgar y su asistente se inclinó hacia el toque—. Jamás he recibido tantos halagos de una pareja en mi vida.

Matthias tragó saliva, de pronto, su mundo se había detenido.

—¿Sucede algo?

—Nada, solo...

«Me estás dando alas y creo que en cualquier momento volaré».

Quiso que su voz saliera, explicarle lo maravilloso que era escuchar esa palabra de sus hermosos labios, pero para variar se había quedado mudo.

—Vamos a recibir a Francis ¿de acuerdo? —.Davo le dio un golpecito en el trasero y Matthi reaccionó. Estaban en la oficina, debían trabajar.

Davo se sentó en su cómodo sillón y Matthias abrió la puerta, recibiendo a un hombre de unos 45 años de gran porte, con cara de pocos amigos.

—Francis—dijo con una sonrisa. El hombre llevaba sus labios en línea recta. Pasó por el lado de Matthi y ni siquiera lo miró.

—Pensé que no me recibirías, tuve que rogar por una cita contigo. Casi pareces el presidente—. Davo chasqueó la lengua y señaló a Matthias.

—Te presento a Matthias Freeman, es el hombre por el cual hoy has llegado aquí.

El tipo le echó una mirada de desdén y giró su cabeza de nuevo hacia Davo caminando hacia el escritorio y ubicándose frente al empresario.

—Tengo un gran desastre que debe resolverse—dijo el hombre en tono agrio.

—Creo haberlo dicho pero, lo diré de nuevo «Nunca subestimes la calidad».

—¿Estás disfrutando esto verdad?—. Davo se mordió el interior de la mejilla.

—Francis—explicó—. Estuvimos trabajando por meses en el proyecto, acordando precios, mejorándolos incluso con algunos proveedores. Y resulta que después de todo eso, decidiste quedarte con Joel y su pseudo equipo de profesionales.

¿Un nuevo amor? ¡Ni loco! Libro 1 T. L.A (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora