Haseki Harika sultán
—...nunca muestres tu rostro, ni tu cabello —dijo Ayse terminando de arreglar shayla —a los genízaros los conmueve que la familia real sea humilde; lo mejor será que no lleves ningún tipo de joyería.
—está bien...—contesté
—iré con Feriha, mucha suerte Harika...
Asentí antes de saliera con Senay detrás. —¿Diana?...
—ni lo pidas —no me dejo terminar la pregunta —como Senay estará con Feriha, yo me quedaré con los niños...
—también...
—Suleyman e ipek también, no te preocupes.
Caminé hacia ella tomando su rostro entre mis manos. —te prometo que cuando todo se solucione tu y yo haremos un viaje muy lejos, tu y yo solitas. —deposité un beso en su frente mientras ella abrazaba mi cintura.
—¿lo prometes?
—Si.
Me despegué de su agarre llamando a los guardias que no tardaron ni una milésima de segundo en entrar. —lleven los cofres a la e unión con los genízaros.
Mientras los hombres sacaban los cofres yo tomé otro atajo para llegar más rápido al frente de la reunión. Mi corazón palpitaba aceleradamente, si algo sale mal me podría costar mi estancia en el palacio, o mucho peor, mi cabeza.
—¡Atención, la sultana Harika! —gritaron
Me asomé al pavimento recorriendo con mi mirada a todos los hombres armados vestidos de rojo. Expulsaban miedo con su mirada, con sus presencia rudas e imponentes.
—agradezco a todos por estar aquí hoy...—comencé. En un impulso me quité parte de él shayla, dejando ver mi rostro, ignorando el consejo de Ayse; necesitaba que estos hombres vieran a mi rostro, quería que vieran que no tenía nada que ocultar.
—siempre será un honor ver a sultana —dijo el jefe del escuadrón —pero... las reuniones son con el sultán, ¿a pasado algo?
—nuestro sultán se encuentra indispuesto...—contesté y escucho murmullos entre sí —no es nada grave, estará de pie muy pronto. Se que en sus reunión nuestro sultán a parte de su paga les da un pequeño pago extra por sus servicios, y que él se encuentre en este infame estado nos prohíbe utilizar su dinero para dárselos. —tomé aire y fuerzas sacando las palabras necesarias. —por lo tanto me tomé la libertad de hacer este segundo pago de mi propio dinero, como esposa del sultán...del imperio es mi deber mantener felices a aquellos que protegen a mi familia, a mis hijos, a mis seres queridos, a todo el sultanato.
Le hice señas a un agha para que empezaran a entregar todo El Oro. Los soldados recibían sus monedas con alegría.
—También deben saber, las sultanas beyhan, y...—sentí mi voz quebrarse recordando a mi valerosa Nilufer.—las sultanas beyhan y Nilufer fueron ejecutadas por los piratas de la costa, el sultánzade mehmed y su madre, la señora lale.
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Las Rosas del Sultán ©✔️ [+18]
Historical FictionDespués de la muerte del difunto sultán Mehmed II su hijo Osman IV toma el poder. Ophelia es hija de un pobre panadero, vendida al palacio otomano, donde se convierte en harika. Ella le pertenece por casualidad, y el le pertenece A ella por elecció...