Evelyn Evans, una chica de doce años vive con Severus Snape; el profesor de pociones, en una casa a las afueras de Londres. Muchas veces sentía que ella no era normal, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella...
Hoy era una mañana un tanto calurosa y muy especial; hoy es el cumpleaños de mi pequeña Evie.
Me levanté algo más temprano de lo habitual, quería prepararle algo especial a mi niña. Lo tenía todo organizado desde hace varios meses, quería darle una gran sorpresa.
Evelyn cumple 10 años; madre mía, quien lo iba a decir, han pasado ya 10 años desde que Abby me dejó a cargo de mi pequeña.
La verdad es que se me han pasado demasiado rápidos para mi gusto, pero es algo que jamás cambiaría por nada en el mundo. Hemos pasado por momentos fáciles, algunos no tan fáciles y difíciles, pero al final lo hemos conseguido. Noches en vela sin poder dormir apenas, madre mía todavía lo recuerdo como si fuese ayer, pobre Evie cuando se puso malita con la varicela, todo el tiempo intentando rascarse cada zona de su cuerpo, pero al final conseguí que no se rascase y se hiciese herida, gracias a una poción anti- picores pudimos sobrellevar la enfermedad.
Uno de mis mejores recuerdos con ella es cuando dijo mi nombre por primera vez con 3 añitos; nunca había dicho mi nombre debido a que a lo mejor le daba vergüenza, pero al final se le quitó.
También recuerdo la primera vez que me dijo que me quería, eso fue al mismo tiempo cuando dijo por primera vez mi nombre, jamás lo olvidaré.
Yo también quiero a mi pequeña Evie, es lo mejor que me ha podido pasar en la vida.
Fui a darme una ducha rápida, me vestí y fui a la tienda más cercana a comprarle un par de regalos y una tarta de chocolate, que sé que le encanta.
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Narra Evelyn
Hoy era una mañana muy especial para mí, puesto que es mi cumpleaños.
Me fui al baño a ducharme, me vestí y pasé por la habitación de Severus.
E= ¿Severus? ¿Estás visible?
Como no tenía contestación alguna, entré a su habitación y no estaba. (Qué raro, no es normal que no me haya dicho nada)
Salí de la habitación, bajé para buscarle y no había ni rastro de él por toda la casa, ni siquiera estaba en el jardín.
Severus, si estás escondido por alguna parte, sal, no tiene gracia. (Dije nerviosa)
Como veía que no estaba por ninguna parte de casa, fui a la cocina a preparar el desayuno.
Mientras lo preparaba, escuché el ruido de la puerta. Me asomé y vi a Severus con una tarta y unos cuantos regalos.
