El espejo de Oesed

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Narra Evelyn

Se acercaba la Navidad. Una mañana de mediados de diciembre Hogwarts se descubrió cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante. Las pocas lechuzas que habían podido llegar a través del cielo tormentoso para dejar el correo tuvieron que quedar al cuidado de Hagrid hasta recuperarse, antes de volar otra vez.

Todos estábamos impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras que la sala común de Slytherin y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas. Lo peor de todo eran las clases del profesor Snape, abajo en las mazmorras, en donde la respiración subía como niebla y nos hacía mantenernos lo más cerca posible de los calderos calientes.

Antes de abandonar los calabozos, al finalizar la clase de pociones, Severus me llamó.

E= ¿Qué querías?

S= Quería darte la enhorabuena por haber aprobado todas las asignaturas y también por haber ganado el partido de quidditch. Estoy muy orgulloso de ti, pequeña.

 Estoy muy orgulloso de ti, pequeña

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E= Gracias, Severus. Si no hubiera sido por tu apoyo, creo que no lo hubiera conseguido.

S= (Sonriendo) Puede que yo haya tenido algo que ver, pero en realidad quien lo ha conseguido, has sido tú, Evelyn

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S= (Sonriendo) Puede que yo haya tenido algo que ver, pero en realidad quien lo ha conseguido, has sido tú, Evelyn. Tú y solo tú. Eres una chica lista, como tu madre.

Enseguida fui a abrazarle.

E= Sev, de no ser por ti, yo... (Dije con lágrimas en los ojos)

Severus sonrió, no dijo nada, me abrazó fuertemente y me dio un beso en la mejilla.

S= No digas nada. Sé muy bien lo que sientes. Yo también podría decir lo mismo. Si no fuera por ti, ahora mismo no sabría dónde ni cómo estaría. Evelyn, eres un regalo del cielo. Siempre pedía que me trajesen amor y felicidad, puesto que antes estaba solo... Y, viniste tú, con tu alegría, y para darme tu amor incondicional. Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. (Dijo con lágrimas en los ojos)

1. Evelyn Evans y la Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora