Evelyn Evans, una chica de doce años vive con Severus Snape; el profesor de pociones, en una casa a las afueras de Londres. Muchas veces sentía que ella no era normal, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella...
Cuando salimos de casa de Hagrid, regresamos al castillo.
H= Hagrid siempre quiso un dragón. Me lo dijo el día en que le conocí.
R= Es una locura. Y lo peor es que Malfoy lo sabe.
He = ¿A qué te refieres? ¿Eso es malo?
R= Es peor...
Nos encontramos con McGonagall y Draco a su lado con una sonrisa malvada.
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Mg = Buenas noches.
McGonagall nos metió a su clase para echarnos la bronca.
Mg= ¡Nada! Repito. Nada autoriza a un alumno a merodear por la escuela durante la noche. Por tanto, como castigo por vuestros actos, se os descontarán cincuenta puntos.
H= ¿Cincuenta?
Mg= A cada uno.
Entonces a Malfoy se le quitó esa sonrisa de la cara.
Mg= Y para asegurarme de que no vuelva a ocurrir, los cinco seréis recluidos.
D= Disculpe, profesora. Tal vez me equivoque, pero creo haber oído los cinco.
Mg= No, ha oído correctamente, señor Malfoy. Por honorables que fueran sus intenciones, todos estaban levantados a deshora.
A Harry le salió una sonrisa de venganza por haberse chivado.
Se unirá ya a sus compañeros ya recluidos.
A Draco le cambió la cara completamente.
McGonagall llamó al conserje para que nos llevara a cumplir el castigo.
Fi= Seguidme (Dijo encendiendo un farol y conduciéndonos hacia fuera) Seguro que os lo pensaréis dos veces antes de faltar a otra regla de la escuela, ¿verdad? (Dijo, mirándonos con aire burlón) Oh, sí... trabajo duro y dolor son los mejores maestros, si queréis mi opinión... es una lástima que no se castigue como antes... hubo un tiempo en que se castigaba colgando de los pulgares en las mazmorras. Como echo de menos los gritos. Yo todavía tengo las cadenas en mi oficina, las mantengo engrasadas por si alguna vez se necesitan... Bien, allá vamos, y no penséis en escapar, porque será peor para vosotros si lo hacéis.
Marchamos cruzando el oscuro parque.
Me preguntaba cuál sería el castigo que nos esperaba. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan contento.
La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándonos en la oscuridad.
Delante, pudimos ver las ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid.
