Evelyn Evans, una chica de doce años vive con Severus Snape; el profesor de pociones, en una casa a las afueras de Londres. Muchas veces sentía que ella no era normal, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella...
Aquella mañana me levanté algo más temprano de lo habitual, puesto que hoy era el gran día; iba al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y estaba bastante nerviosa y emocionada que no podía volver a dormirme. Me vestí con ropa normal, no quería ir por la estación con mi túnica y llamar la atención, ya me cambiaré en el tren. Volví a mirar mi lista por última vez para asegurarme de que tenía todo lo necesario, metí a Lulú en su jaula y ya una vez todo listo fui a preparar el desayuno.
Mientras preparaba el desayuno, Severus entró a la cocina.
S= Evie, ¿qué haces despierta tan temprano?
E= Verás, es que estoy nerviosa y no podía dormir. Por eso me había dejado todo listo y me he puesto a preparar el desayuno para cuando te levantases.
Severus sonrió, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
S= Bueno, ya que te has tomado la molestia en preparar el desayuno, desayunaré contigo. (Dijo guiñando un ojo)
Ambos nos pusimos a desayunar, y una vez que terminamos lo dejamos todo recogido hasta que se hizo la hora de salir.
Llegamos a King Cross a las diez y media. Severus cargó el baúl en un carrito y lo llevó por la estación.
S= Toma, Evie, el billete de tren, no lo pierdas, ¿eh? (Dijo sonriendo)
E= Gracias, Sev.
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Seguimos caminando, cuando nos encontramos con tía Lily, tío James, Harry y Sophie. Nada más verles, fui corriendo a abrazarles a todos.
Severus también saludó a todos.
Retomamos el camino y llegamos a los andenes 9 y 10 cuando nos topamos con los padres de Dana y Dakota.
Todos nos saludamos después de tanto tiempo.
Por si fuera poco, un grupo de gente pasó por nuestro lado y captamos unas pocas palabras.
Todos los años igual... Abarrotado de muggles, cómo no.
La que hablaba era una mujer regordeta, que se dirigía a cuatro muchachos, todos con pelo de llameante color rojo. Cada uno empujaba un baúl que llevaba una lechuza.
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