Noviembre de 1991
Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado. Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha. Por las ventanas de arriba veían a Hagrid descongelando las escobas en el campo de quidditch, enfundado en un enorme abrigo de piel de topo, guantes de pelo de conejo y enormes botas de piel de castor.
Iba a comenzar la temporada de quidditch. Aquel sábado, jugaría mi primer partido, después de semanas de entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin. Si Slytherin ganaba, pasaríamos a ser segundos en el campeonato de las casas.
Casi nadie me había visto jugar, porque Flint había decidido que sería su arma secreta. Yo también debía mantenerlo en secreto. Pero la noticia de que iba a jugar como buscadora se había filtrado, y no sabía qué era peor: que me dijeran que lo haría muy bien o que sería un desastre.
La verdad es que, si no fuera por las chicas, no sabía cómo habría terminado todos mis deberes sin su ayuda, con todo el entrenamiento de quidditch que Flint me exigía. Dak también me había prestado Quidditch a través de los tiempos, que resultó ser un libro muy interesante.
Me enteré de que había setecientas formas de cometer una falta y de que todas se habían consignado durante los Mundiales de 1473; que los buscadores eran habitualmente los jugadores más pequeños y veloces, y que los accidentes más graves les sucedían a ellos; que, aunque la gente no moría jugando al quidditch, se sabía de árbitros que habían desaparecido, para reaparecer meses después en el desierto del Sahara.
Hermione se había vuelto un poco más flexible en lo que se refería a quebrantar las reglas, desde que los chicos nos salvaron de aquel trol, y era mucho más agradable.
Estábamos en el Gran Comedor desayunando todos juntos, ya que, desde el momento del trol, nos hicimos inseparables. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y derrumbar un trol de tres metros y medio es una de esas cosas.
El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de quidditch.
Dk= Tienes que comer algo para el desayuno.
D= Tómate una tostada, aunque sea. (Suplicó) Dak tiene razón, vas a necesitar fuerzas.
E= No tengo hambre.
De repente, vino Severus.
S= Buena suerte, señorita Evans. (Dijo sonriendo)
Espero que dé lo mejor en el partido de quidditch.
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1. Evelyn Evans y la Piedra Filosofal
FanfictionEvelyn Evans, una chica de doce años vive con Severus Snape; el profesor de pociones, en una casa a las afueras de Londres. Muchas veces sentía que ella no era normal, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella...