Capitulo 10

1.2K 147 12
                                    

Gulf mordió ligeramente los labios de Meen, sorbiendo su saliva mientras ahora succionaba su lengua, no sabía desde cuándo había aprendido a besar de esa manera tan sucia, no se conocía de esa manera pero no podía pensar en ello ahora, no estando casi encima de un chico tan lindo como su mayor.

Meen, por el otro lado, sólo podía corresponder el beso con lujuria y fuerza, había soñado tantas veces con el ángel que era gulf y ahora mismo lo estaba probando, comprobando que sabía más delicioso de lo que en sus sueños imaginó.

— Mmmh, Meen ya no quiero... —. Gimió el menor al poder separarse de la boca del más pálido.

— ¿Ya no quieres? Vamos Gulf, te siento duro aquí abajo —. El mayor bajó su mano a su entrepierna, comenzando a masajearla mientras repartía besos húmedos por el cuello perfumado de Gulf.

Gulf se removió incómodo, el calor de su cuerpo iba subiendo poco a poco pero su subconsciente volvía a ser el de antes, abrió los ojos y miró dónde estaba, sintiendo asco. Intentó buscar con su mirada cristalizada a Mew. pero no era capaz de encontrarlo, la luz era demasiado tenue y la música parecía haber subido de volumen.

— ¡Mew! ¡Mew, ven por mi! —. Gritó el menor una y otra vez, comenzando a llorar y a forcejear contra Meen.

Se sentía sucio, tenía muchas ganas de vomitar y alejarse de ese desconocido, pero Meen lo apretaba cada vez más fuerte contra su cuerpo, algunas personas los miraron raro y el pelimenta les sonrió de lado, por lo que la gente comenzaba a alejarse de ellos sin ayudar a Gulf.

Mew no perdió tiempo y comenzó a empujar a la gente que se interponía en su camino, una de ellas fue Tul, quien había visto y por ende sabía del alboroto, pero tomó la mano de Mew y lo orilló a la cocina, se acercó a él y plantó un beso en su mejilla.

— Te ves agitado... ¿Qué sucede, Mew? —. Preguntó alzando una ceja, fingiendo completa demencia.

El mayor no pudo escucharlo, únicamente lo empujó a un lado y corrió hacia la pista, pero al mirar alrededor sólo podía divisar más y más cabezas de personas que no conocía, ni siquiera su amigo lo hacía.

Pero su corazón se detuvo una vez más al escuchar cómo la voz dulce y rota de Gulf llamarlo, corrió hacia la fuente de su voz y no supo, ni cómo ni por qué, ahora tenía al pelimenta tirado en el suelo y con él encima, golpeando su cara una y otra vez con ambos puños y una fuerza descomunal.

Tal vez ir al gimnasio al final no sólo sirvió para impresionar a la gente.

Gulf, con el rostro empapado, tomó uno de los brazos de Mew con la intención de hacerlo detener, pues la sangre roja y caliente de Meen ya había alcanzado sus nudillos y manchado la ropa del mayor.

— ¡Mew, para ya!

Gritó esta vez Tul junto a Gulf, intentando alejarlos; Meen mientras tanto, gemía y reía del dolor, burlándose de Mew sin miedo. Ambos mayores se miraron a los ojos y el de cabellos castaño oscuro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, se alejó bruscamente de él y luego miró sus manos, cayendo en cuenta de qué había.

— ¿Q-qué?

Meen intentó hablar, pero al querer hacerlo, escupió sangre y luego soltó una carcajada, su vista se nubló y luego se apagó, sentía cómo iba cayendo al suelo, y finalmente no se movió más.

Gulf gritó horrorizado, pues nunca había visto nada tan grotesco como aquello, su cabeza dió vueltas y Tul se fue encima suyo, empujándolo al suelo. Cuando Tul iba a gritarle e incluso a levantarle la mano, Mew tomó su brazo y lo torció con fuerza, haciendo gritar a Tul.

Tres aplausos lentos se escucharon en medio del silencio de la gente, luego una carcajada baja y siniestra también, ambos sonidos viniendo de Thon.

— Dejaste inconsciente a mi mejor amigo, torciste el brazo de Tul y lloraste, ¿todo por ese niño? —. Soltó otra carcajada, negando con la cabeza.

Mew parpadeó un par de veces intentando asimilar todo lo que había pasado en menos de veinte minutos, tocó su cabeza y volvió su mirada a Gulf, quien no dejaba de llorar mientras abrazaba sus rodillas, escondiéndose ahí.

Todos los estaban mirando, podía sentir y escuchar los densos susurros que se escuchaban sobre él y su chico, apretó sus puños y miró a Gulf, escupiendo un "Hey, niño".

— P-papi... —. Murmuró con su vocecita desgastada, rota. — V-vámonos a casa, tengo q-que ir a dormir... Mami me retará si n-no duermo lo suficiente.

— Me importas un carajo Gulf, ¿Quién dijo que daba algo por ti? —. Habló con superioridad.

— P-pero Mew... —.

— Siempre piensas en jugar y actúas como un niño —. Mordió su lengua, intentando detenerse, pero su boca ignoró a sus pensamientos. — Supongo que sólo te usaba por aburrimiento —. Abrió los brazos en señal de victoria, sonriendo y escuchando un "uuuh" de todos los de ahí.

Luciendo increíblemente nervioso e inseguro.

Gulf no supo cuándo fue que la música se detuvo, todos los encerraron en un círculo y comenzaron a murmurar aún más fuerte, su corazoncito se apretó en su pecho y el puchero en sus labios brilló.

"¿Qué le pasa al rarito?" "Mew lo está bateando" "Oh ¡Por fin!"

Las risas y los sollozos eran lo único que los oídos de Gulf podían escuchar, su cuerpo temblaba y el mareo no se iba.

—Mew yo... —. Tragó saliva — Prometo no llamarte papi cuando estés con tus amigos ni c-con la psicóloga —. Sorbió su nariz.

Mew se sintió morir, quién sabe por qué, le dolía la garganta y el pecho también.

— Ni tampoco pedirte besitos en público —. Sollozó — Gulf no quiere que papi- um... Mew lo deje —. Sonrió, o hizo el intento. — ¿S-sí? Gulf no quiere que su novio lo deje —. Limpió sus ojos de nuevo, estaban rojos e hinchados.

— ¿Sabes? Me importas un carajo todos los días, todo el tiempo —. Se acercó a gulf a paso lento, sin apartar la mirada de él. — Supongo que era momento de decirte la verdad —.

Empujó con su pie el hombro del menor con cada palabra que salía de su boca, hasta dejarlo aún más pegado a la pared, sintiéndose aterrado al mirar los ojos de Mew, los cuales parecían mirar hasta lo más profundo de su alma.

— M-mew... —. Bajó la mirada. — Supongo que no me importa si sólo me usas —.

Mew frunció el ceño ladeando su cabeza, la actitud de Gulf era distinta pues en otra situación no entendería e incluso aceptaría el rechazo de Mew, no lo hacía cuando el mayor le tiraba indirectas sobre lo cansado que estaba de Gulf o sobre lo irritante que era.

Gulf estaba aprendiendo cosas y no sabía cómo o en dónde.

La irritación subió por sus mejillas y tomó el cabello de gulf en un puño, levantando de golpe su cabeza y revelando el rostro del menor, con apenas algunas lágrimas y sus ojos hinchados, una sonrisa ladina aparecía lentamente en el rostro del menor.

— Lo haces todo el tiempo, ya estoy acostumbrado.

Todos, incluso Thon y Tul, se sorprendieron por las palabras del castañito, Thon alzó una ceja y caminó hasta mew, palmeando el hombro de Mew,, se acercó a su oído y sonrió con burla.

— Por fin lo tienes a tu disposición completamente, ¿No era lo que querías, maldito enfermo? —. Murmuró lo suficientemente alto como para que lo escuchara toda la gente que estaba en el círculo.

Todos abandonaron el lugar en menos de una hora, las palabras de Thon resonaban en la cabeza de Mew, quien no había dormido en toda la madrugada por estar sobrepensando las cosas mientras miraba al Gulf inconsciente que se encontraba recostado en el sofá del salón.

Little baby -MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora