Little baby -MewGulf

Capitulo 2

La habitación estaba plagada de calor y sonidos eróticos, el respaldo de la cama matrimonial topaba con la pared una y otra vez mientras dos cuerpos desnudos y cubiertos en sudor yacían en ella.

se encontraba tirado en la cama, intentando regular su respiración irregular en un intento fallido, puesto que su novio estuviera estrellándose una y otra vez contra su punto dulce lo hacía explotar de placer.

- Oh papi... ¡ah! -. Un gemido agudo salió de la garganta del menor, avisando que su orgasmo lo estaba consumiendo por completo.

El mayor bombeó unas cuantas veces más y terminó liberándose dentro del menor, causando que su escencia se escurriera por las piernas ajenas, y se tiró sobre él, exhausto.

- P-papi, siento cosquillitas en mi pancita -. Susurró el pequeño, su cuerpo entero estaba temblando.

- ¿Tienes que ir al baño, amor? -. El tono de Mew era ronco, su garganta se había resecado de tanto jadear.

- No es eso, Mew -. Hizo una pausa, admirando los lunares que adornaban el rostro acanelado del mayor. - Se siente cuando me da besitos o me hace reír... -. Sus dos dientes delanteros relucieron entre sus labios mientras arrugaba la nariz, tal cual como un lindo conejo.

Fuera de la vista del pequeño Gulf, Mew rodó los ojos y luego los dirigió a los suyos.

- Eso significa que me amas -. Dejó un pequeño besito en la frente de su novio, mojando ligeramente sus labios con la fina capa de sudor que cubría la frente de Gulf.

- ¿Me ama, Mew? -. Preguntó el de piel blanca, mirando fijamente a los ojos de su mayor.

No, quiso responder Mew, pero si lo hacía gulf se iba a romper a llorar, o tal vez no lo haría, después de todo él era lo suficiente tonto como para entenderlo, lo estaba sobre estimando.

- ¿Tu crees que papi te ama, pequeño bebé? -. Mew miro con desafío a Gulf , éste sonrío y agitó su cabeza de arriba a abajo. - Entonces así será, no me lo preguntes más -.

Mew se levantó de la cama, dirigiendo sus pasos a la ducha y regulando el agua, regresó a la habitación y quedó conmovido por un momento al observar a Gulf mirando a la ventana, los rayos de sol se reflejaban en su rostro, sus ojos se veían amarillos por el reflejo de la luz, sus belfos hinchados y rojizos por los besos que se habían dado anteriormente.

Simplemente perfecto.

Se había quedado tan perdido que ni siquiera notó cuando las mejillas de su novio se tornaron rosadas.

- ¡Mew! ¿Qué hacía mirándome? -. Se escondió debajo de las sábanas blancas, riendo despacio.

Mew chasqueó su lengua y rodó los ojos, sacando ropa para vestirse luego de ducharse.

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- ¿Por qué sigues con él? -. Tul repitió por tercera vez en el día.

Mew había conseguido escaparse de su intenso e infantil novio, aprovechando sus sesiones obligatorias con la psicóloga cada sábado en la tarde, y decidió salir con Tul esta vez.

Suppasit había logrado convencer a la psicóloga de Gulf para retenerlo un rato más de lo normal a cambio de salir los fines de semana juntos, justo cuando Gulf iba a visitar a su madre.

Megan era ardiente a los ojos de Mew, no fue un sacrificio disfrutar de ella una vez más, ya que este trato era consultado casi todas las sesiones que Gulf tenía.

- Es caliente, ¿qué puedo decirte?

El pelinegro hizo una mueca de desagrado, negando con la cabeza.

- Eres un enfermo, él está así por su retraso y tú sólo te aprovechas, el que debería ir a un psicólogo eres tú -. Soltó una carcajada.

- Aguantarlo se está haciendo cada vez más imposible para mi, es un horror tener que soportar sus berrinches en medio del maldito supermercado -. Mew dió un largo trago a su bebida, gruñendo cuando el líquido caliente le quemó la garganta.

- Termínalo y ya está, que se joda él solo -. El mayor rodó los ojos, recostándose sobre el pequeño sofá de su casa. - Cualquier persona puede fingir ser un bebé como lo hace Gulf, incluso puede satisfacerte mejor

- No lo sé, quiero jugar más tiempo con él -. Miró a Tul, quien comenzó a jugar en su celular.

- Vas a terminar enamorándote, y me voy a reír en tu jodida cara si eso pasa -. Habló burlón el pelinegro sin siquiera dirigirle la mirada.

- Jódete -. Mew le mostró su dedo medio, se levantó y salió de la casa ajena con un portazo.