omnisciente;
Desde que Mew había vuelto a hablar con Gulf, se sentía más animado: retomó su trabajo, limpió su departamento cada día, arregló su vestimenta e incluso había dejado de llorar constantemente.
Definitivamente Gulf le había devuelto el sentido a su vida, pero aún no entendía por qué, no sabía si era acción de la amistad que tenía con él, quizá la manía que sentía por Gulf.
<<Amor>>
No.
Suppasit se vistió luego de ducharse con agua caliente, una camisa blanca de Celine cubría su torso y un lindo pantalón color crema era sostenido con un cinturón negro en su cintura, marcando su sofisticada figura, Mew se había convertido en un hombre formal, serio.
Oh vamos, ¿para qué miento? Mew había ido a comprar ropa el día anterior para impresionar a Gulf, pues a como lo pensaba, sólo para él sería un reencuentro, para su cita sería una primera impresión.
Cita... Primera impresión...
Los ojos del castaño se cristalizaron y de ellos comenzaron a chorrear lágrimas calientes, recordaba el beso que le había dado a Gulf en la escuela, frente a todos, lo que causó que el mayor se llevara un castigo por "imprudencia", recordó también la primera vez que probó a Gulf, su rostro cuando le arrebató su virginidad.
Todas esas primeras impresiones, todas esas experiencias que Gulf experimentó al lado de Mew sabía que no las recordaría, sus recuerdos se habían ido para siempre, se habían desvanecido.
<<Borrón y cuenta nueva>>.
Terminó de atarse los zapatos y salió de casa, avisando a Tul que no quería ni podía verlo en todo el día, subió a su auto y comenzó a manejar, al principio con dirección al aeropuerto, pero cuando Gulf le avisó que estaba en casa, cambió el rumbo.
Decidió pasar por un ramo de flores, pero al mirar todas aquellos ramos tan grandes y falsos a su parecer, se decidió por comprar un girasol, Gulf iba a "volver a conocerlo" y lo que menos quería era darle las mismas impresiones del principio.
Quería agradarle a Gulf, quería que conociera a su nueva —y muy nueva— versión, un Mew que lo valoraría, que sería natural y que, aunque fuera, sería el mejor amigo que Gulf pudiera tener.
Emprendió camino a su casa, y cuando comenzaba a acercarse a su casa, suspiró y su mente comenzó a jugarle en contra.
<<No le gustarás, te recordará y volverá a alejarte>>.
<<Volverás a lastimarlo>>.
<<¿Por qué vuelves, maldito cobarde? Juraste no hacerlo>>.
<<Pareces un estúpido enamorado y traumado>>.
Frenó abruptamente al escuchar el pitido de un auto que lo sacó de sus pensamientos, miró hacia arriba y vió el semáforo brillar en color rojo, suspiró una vez más y golpeó el volante, tomó la flor y, muy tentado a tirarla, volvió a dejarla en el asiento copiloto.
Arrancó de nuevo y decidió poner música para distraerse, cosa que logró y que le funcionó tanto que ni siquiera se dió cuenta cuando se estacionó frente de aquella gran mansión. Sonrió al mirar la fachada de aquella casa y bajó del auto, tomó el girasol y con su cuadrada sonrisa impecable, tocó el timbre.
— ¡Ya voy! —. La dulce vocecita de Gulf resonó en sus oídos, un escalofrío lo recorrió y soltó una risita nerviosa, volvía a escucharlo después de meses, se sentía como tomar agua en medio del desierto.
— ¡Joven kanawut! Baje con cuidado, espere, yo lo hago
— Kun, no te atravieses y continúa limpiando, abriré yo, es un amigo
— No mencionó ninguna-
— No continuaré discutiendo con usted —. Fue lo último que escuchó Mew antes de que la puerta se abriera, dejándolo verlo después de tanto tiempo.
Gulf.
Gulf kanawut estaba frente a él.
El mismísimo Gulf kanawut estaba ahí, parado mientras sostenía la puerta, con un pantalón negro que ceñía sus lindas piernas y un suéter gris que parecía ser dos tallas más grandes que la suya.
Y lo era, esa sudadera era de Mew, fue la sudadera que llevaba el día en que dijo que lo habían empujado, el día en que lo había llevado a su casa pasa sus vacaciones de invierno.
El día de su maldito accidente.
— O-oh... Y-yo, eh, y-yo...
— Um...
Un silencio incómodo inundó la situación, pues Mew ni siquiera podía hablar por los nervios, pero Gulf estaba confundido y sorprendido, el chico era muy guapo, alto, atractivo, con un gran porte, incluso tenía un girasol para él, pero todo le resultaba familiar.
Sentía que ya lo había visto.
— ¿Quieres pasar? —. Murmuró Gulf, sonrojándose al instante en que los ojos miel de Mew se posaron en él, el mayor asintió luego de unos segundos.
El menor se hizo a un lado para dejar a Mew pasar, logrando que, al caminar hacia dentro de la casa, su delicioso y adictivo aroma se impregnara en la puerta, Gulf soltó un suspiro casi audible, cerró la puerta y lo invitó a sentarse.
— Y, um... ¿Para qué querías citarme? —. Preguntó, mirando con algo de ansia la flor.
Mew seguía sosteniendo la flor, había estado tan nervioso que ni siquiera había pensado en dársela. Al notar la mirada de gulf sobre aquella planta, estiró su brazo para dársela.
— Perdón, e-era para ti... Verás, eh, estoy algo ¿sorprendido? Hace meses que no sé de ti y-y yo sé que no me conoces para nada, pero yo a ti sí, es raro ¿no? —. Suppasit se apresuró a hablar, sin darse cuenta de cada tropezón que daba su lengua contra sus labios al mencionar palabra, haciéndolo ver como un loco maniático.
— Mew... —. Gulf murmuró con una risita, mientras con su mano libre hacía señas de que se detuviera. — ¿Puedo llamarte así? Cálmate, entiendo...
Mew sintió su cuerpo temblar y sus mejillas arder al escucharlo mencionar su nombre, una sonrisa tonta y ladina apareció en sus rosados labios mientras asentía, gulf también sonrió y cinco largos segundos pasaron en lo que sus miradas se habían sostenido entre sí, el menor fue el primero en cortar contacto, pues lo familiar comenzaba a ponerlo incómodo.
— Yo... Sí, lo siento —. Soltó una risita. — Sucede que tú y yo teníamos un- —. Se detuvo de repente, haciendo a Gulf fruncir el ceño.
¿Podía decirle? ¿Debería hacerlo? Hacerle recordar o, al menos, contarle todo el infierno que pasó, confesar que fue su culpa aquel accidente, darle a ver lo mal hombre que era, alejarlo de nuevo. ¿Era lo suficientemente egoísta como para no contarle? ¿Para ocultar sus errores y darse a si mismo una segunda opoturnidad?
Gulf sintió un click en su cabeza, algo en su pecho se removió y lo hizo sentirse asfixiado de repente, entonces se dió cuenta que había dejado de respirar sin saber por qué, su cabeza se sentía pesada.
— ¿Un noviazgo?
Maldita sea.
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Little baby -MewGulf
Fanfic"𝘚𝘶𝘱𝘰𝘯𝘨𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢 𝘴𝘪 𝘴ó𝘭𝘰 𝘮𝘦 𝘶𝘴𝘢𝘴... 𝘓𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰." Donde Gulf padece de discapacidad intelectual y Mew se aprovecha de él. Está historia es una adaptación, todos los derechos a...