Capitulo 9

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omnisciente;

Apenas acercarse el olor a alcohol y el humo de diferentes sustancias inundó las narices de ambos, el mayor arrugó la suya antes de entrar y Gulf, sin poder soportar ni un segundo más el olor, tapó su nariz con sus dedos, negando con la cabeza y retrocediendo.

— Huele muy mal, ¿Qué es? —. Preguntó con una mueca de asco.

— No lo sé —. Mintió — ¿Vamos a entrar o no? Así huelen las fiestas —. Otra mentira.

Sin problemas confió en Mew, y ambos entraron a la casa de Tul, sus padres estarían fuera un mes y medio, según a lo que le contó a su mejor amigo, y como buen muchacho aprovecharía ese tiempo para divertirse.

La música retumbaba en todo el lugar, el olor se había hecho más intenso y la luz era tenue. Una bola de disco colgaba del centro del techo, iluminando la pista. Había chicos y chicas hablando en cualquier rincón, el tintineo de las botellas de vidrio se escuchaba de repente, y los gritos se sumaban a su lista de cosas nuevas.

¿Así era una fiesta?

Gulf tomó con fuerza la mano de Mew cuando divisó a las personas cerca de él, algunas sin querer topándose contra su hombro.

— M-mew, me quiero ir —. Susurró, sin apartar la mirada ni un momento.

Como era obvio, la música fue más fuerte y Mew ni siquiera se inmutó, al contrario, saludó a sus amigos y de más.

— Hasta ahora llegas, idiota, era más temprano —. Tul golpeó su hombro con fuerza.

— Gulfi tardó mucho, incluso después de decirle que se apurara —.

— ¿"Gulfi"? —. Tul se burló, golpeando de nuevo a Mew.

Rodó los ojos y se sentaron en un sofá, los amigos de Mew no tardaron en hacerle compañía y pronto estaba ahora con un vaso rojo en la mano, con lo que parecía ser cerveza barata.

El ambiente comenzaba a marear al menor, al que constantemente le ofrecían beber pero Mew siempre evadía que Gulf siquiera mirara el interior de los vasos.

— Mew, ya no quiero estar aquí —. Estiró el suéter de Mew.

— Ow miren, el noviecito de Mew quiere irse —. Se burló un chico de ahí.

Su tez era morena y tenía una nariz perfecta, su sonrisa sobresalía y tenía unos lentes puestos.

— Cierra la boca, Thon —. El pelinegro de su amigo rodó los ojos y sonrió.

— Vamos, Mew, es la verdad, el chiquillo depende de ti como si fueras su padre, incluso lo he escuchado llamarlo "papi" —. Tul confesó, estallando en risas junto con sus amigos, quienes estaban ya ebrios.

Los colores se le subieron a las mejillas de Gulf, tragó saliva y sus ojitos comenzaron a aguarse.

— Mew, ya me quiero ir, por favor —. Lo miró al borde del llanto, pero Mew volvió a nergarse.

— Cállate, imbécil, eso no es verdad —. Mew levantó la voz, enfrentando a tul.

— ¿No? Vamos, dilo mew: estás con el jodido niño porque eres un enfermo y tienes un fetiche —. Rió, y luego miró a Gulf

El muchacho ni siquiera miraba a Tul, tenía una mano en la mejilla de Mew, midiendo su temperatura.

— ¿Está enfermo, Mew? —.

Mew acarició y revolvió sus cabellos con su mano, se terminó el whisky del vaso rojo que yacía en su mano y lo aventó directo al regazo de Gulf, manchando ligeramente su camisa blanca.

— Déjame en paz, maldita sea —. Gruñó por lo bajo y se levantó del sofá, dirigiéndose a donde sea menos cerca de su acompañante.

— M-mew, por favor no te vayas —. Habló con la voz temblorosa, el aire comenzando a terminarse en sus pulmones.

Estaba a punto de llorar, las risas de los amigos de su novio eran escandalosas, el tal Thon se burlaba a carcajadas y le tiraba insultos de todo tipo, el olor malo era cada vez más fuerte e insoportable, la música parecía subir su volumen cada vez más.

Se sentía mareado, su Mew no estaba con él, tampoco tenía a su madre junto a él, se sentía solo y asqueado, triste, todo era malo. Ya no quería ir a alguna fiesta nunca más. Se levantó del sofá y a duras penas trató de divisar la cabellera de su novio pero no lo lograba, chocó con un muchacho de cabello menta y le sonrió.

Gulf le devolvió la mirada pero no la sonrisa, en cambio se acercó a él con sus manos temblorosas.

— ¿Conoces a Mew? —. preguntó al otro joven.

En realidad no lo conocía, pero al ver a gulf apenas unos segundos, le había atraído mucho, así que asintió y el castaño mordió sus labios con nervios, llendo hacia su mesa y sentándose junto a él.

Se sentía asustado, nervioso, triste. Eran tantas emociones al mismo tiempo que lo agobiaban hasta el punto de no pensar ni percatarse de qué estaba pasando, pues apenas unos minutos después, habían tres vasos vacíos sobre la mesa y otro en la mano de gulf, el cuál estaba medio vacío.

Gulf se levantó de golpe negando, pero se arrepintió al hacerlo, pues un gran mareo lo envolvió y miró a todos lados, la gente parecía multiplicarse y la música aparecía de nuevo, giró hacia el chico de antes y éste lo sostuvo de la cintura, le sonrió y llevó a gulf a la pista.

El castaño sintió de repente su piel caliente, su corazón palpitó muy rápido y sus sentidos se agudizaron, sus piernas temblaban al igual que sus manos pero no le tomó importancia, pues el pelinegro lo sostenía fuertemente.

Gulf sonrió cerrando sus ojos unos segundos, soltó una pequeña carcajada sin sentir miedo ni tristeza extrañamente, miró a su acompañante y lo tomó de la mandíbula con su mano, lo miró fijamente y luego rió.

A los ojos del otro, gulf tenía las mejillas sonrojadas, su cabello estaba húmedo con sudor y sus pupilas completamente dilatadas, sus ojos se habían entrecerrado un poco y no podía dejar de sonreír.

— Me llamo Meen—. le susurró el mayor, sonriéndole.

Gulf frunció el ceño, sus dedos recorrieron la mandíbula de meen y luego hasta sus mejillas, revoloteando entonces en su cabello, el cuál parecía brillar a los ojos de gulf.

— Oh, tu cabello brilla, meen—. balbuceó, los efectos de aquella sustancia lo hacían trabarse y pronunciar mal las palabras, pero extrañamente estimulaban a su cerebro para comprender mejor.

El pálido rió, con sus manos en la cintura.

Comenzaron a bailar, el castaño mantenía sus ojos cerrados y disfrutaba de la música, meneando sus caderas contra el cuerpo de su mayor y riendo.

Del otro lado estaba un chico pálido con cabello rosado, mirando la escena de gulf con aquel muchacho. El castaño se acercó al oído de meen y le susurró algo al parecer, pues el pelimenta asintió y salieron de la pista hasta un sofá, donde se sentaron juntos.

Meen se alejó de ahí hasta Tul, para pedirle algo o eso supuso, Tul le respondió y el mayor se dirigió a su habitación en el piso de arriba, el pelirrosa se quiso unir a gulf pero antes de acercarse por completo, Meen volvió y le dió una camisa negra a Gulf.

Entonces el menor se quitó la camisa blanca manchada con el líquido del vaso que Mew le había tirado anteriormente y se puso la nueva que el mayor había traído.

Se quedaron conversando un rato hasta que el pelirrosa comenzaba a aburrirse, pero al girar de repente su mirada hacia ellos de nuevo, miró algo que lo hizo sacar su celular y tomar una foto de aquello, tecleó algo en su celular y luego lo guardó con una sonrisa victoriosa.

La serenidad de Mew, quien estaba fuera de la casa fumando un cigarro, fue interrumpida de repente por un sonido de su celular, lo miró y apretó su mandíbula, dejando caer el cigarro y caminando a pasos duros y rápidos, que resonaban en el suelo.

Al llegar al interior, su sangre se heló y se paralizó como nunca, parpadeó dos veces y con la rabia invadiendo su cuerpo, una lágrima seca y fría se deslizó por su mejilla al presenciar él mismo aquella escena.

Little baby -MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora