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La mirada de Kagami ya no denotaba furia, sino más bien confusión; soltó un gruñido y cerró fuerte los ojos al sentir cómo su sistema se bloqueaba ante todos los extraños pensamientos que lo estaban invadiendo en ese momento.

No duró mucho para que volviera a la realidad y, aún con la falla en su sistema se dirigió hacia Aomine y lo tomó del cuello, con ambas manos sobre la piel morena, ejerciendo solo la mínima fuerza posible al no saber qué hacer realmente.


Ante el agarre, Aomine posó sus dos manos sobre los antebrazos del pelirrojo, en un toque tierno que hacía dudar aún más al pretender.


—¿Recuerdas lo que te prometiste a ti mismo?— Trató de hablar, mirando fijamente aquellos orbes rojos frente a él. —Dijiste que me protegerías...


Pero lo único que logró fue que Kagami pusiera más fuerza en su agarre, logrando que el peliazul soltara un quejido al sentir cómo su cuello era apretado de esa forma; pero... Aomine podía ver claramente en los ojos color rubí cómo Kagami aún seguía dudando de sus propias acciones.

Podía escuchar cómo Kasamatsu y Kise gritaban para luego correr en su auxilio, así que tuvo que hacerles una seña para que no se acercaran, sabía que podía hacerse cargo del problema, pues si Kagami lo quisiera matar, ya lo hubiera hecho minutos antes.


Aomine, aun sintiendo el poderoso agarre en su cuello, llevó su mano derecha hacia la mejilla de Kagami y acarició su piel bronceada con delicadeza.


—Te amo, Taiga...—Dijo casi en un susurro, percatándose de la mirada sorprendida del pelirrojo que cambiaba a una de dolor.

Kagami no pudo hacer más que soltar a Aomine, ante la atónita mirada de Kise y Kasamatsu, y bajó la cabeza, aún dudoso, de lo que hacía.


El moreno mostró una pequeña sonrisa y sin nada qué temer, se acercó al pretender, rodeando su cuello y abrazándolo tiernamente, sin ser correspondido, pues la incertidumbre aún permanecía en el cuerpo de Kagami.

El pelirrojo sintió cómo las manos de Aomine pasaron de sus hombros hacia la parte trasera de su cuello, notando cómo el moreno abría el pequeño compartimento donde se alojaba su sistema, y aún reacio a las acciones, se dejó tocar por el moreno.


Dio un fugaz beso en los labios del pelirrojo y sin demora retiró el chip implantado en su sistema, haciendo que Kagami se apagara totalmente.

Kise y Kasamatsu miraron impactados la escena, pudieron entender que Kagami no era un pretender normal; aún no entendían cómo habían salido de ese gran lío, pero se alegraban de estar con vida aún.


Kise miró a Kasamatsu con ternura, y fue correspondido por el pelinegro, quien tomó nuevamente la mano de piel blanca entre la suya, no dijeron nada, dejaron que sus miradas hablaran por ellos.

Aomine suspiró al ver el chip de Kagami en su mano. Aún no entendía cómo ese pequeño chip había causado un gran desastre, ni siquiera quería ver a su alrededor, todo había terminado mal; caminó unos pasos hasta estar junto al cuerpo robótico sin vida de Imayoshi, se puso en cuclillas tratando de encontrar el chip en el que supuestamente deberían de estar las memorias de Himuro; creía que con la fuerza descomunal de Kagami el chip había sido triturado, pero por suerte se había equivocado. Un chip con la impresión de 'Mod. 2''pudo vislumbrar entre tantas piezas rotas.

Just love me, pretenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora