Recuerdos III

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"Let me listen your heart, let me listen your pain"

Miércoles, 2 de marzo del 2015

―Hola Juliana.

La menor levanta el rostro y sonríe a pesar de estar bebiendo una tasa de agua con manzanilla caliente.

―Hola, ¿Qué tal? Hace un tiempo no te veo por aquí. ―Dejó la tasa en su regazo.

Era verdad, Valentina dejó de ir desde su última conversación.

Tomó asiento a su lado. Juliana la miró curiosa al notar dos cosas.

La primera; su colonia estaba impecable.

Segundo; sus ojeras dejaron de ser tan visibles.

Sonrió al notar los cambios, no pudo evitarlo.

―¿Y tus cigarrillos? Me es extraño verte sin ellos. ―Le dio otro sorbo a la tasa entre sus manos.

―Es mejor así...

Juliana dejó de sonreír y la analizó un momento. ―Tú... ¿Estás dejando de fumar, verdad? ―Concluyó.

Valentina asintió. ―Sí, lo estoy dejando. Es por eso por lo que ya no vengo por acá, este lugar era mi escape para fumar. Y como lo estoy dejando...

―Wow, ¿Enserio? Eso es muy bueno, Valentina. ―Posó una mano en su hombro y sonrió levemente.

La mayor la miró y le sonrió un poco, luego sus ojos cayeron a sus propias manos entrelazadas en el espacio entre sus piernas. Con el ceño ligeramente fruncido.

―Desde que Abigail murió, hace dos años. Solo... empecé a buscar un escape de ese hecho en los cigarrillos, pero creo que ya no son necesarios.

Otra confesión íntima más para la chica a su lado.

―¿Y cómo decidiste dejarlo?

―No me agrada verte toser por mi culpa.

Juliana negó rápidamente. ―¿Quién te ha dicho que tengo tos por eso?

―Joseph me lo dijo, Eva también lo confirma. Sé que es por estar a mi lado mientras fumo tres cigarrillos en una hora... Ninguno de mis amigos se ha quedado conmigo cuando prendo el primer cigarrillo. Tú eres la única loca.

Ambas rieron por la broma, hasta que cayeron en un pequeño silencio.

Juliana apretó los labios y bajó la cabeza. ―Y... ―Valentina alzó la cabeza y la miró. ―¿Tanto te preocupa?

―Claro, eres mi amiga.

Juliana ladeó la cabeza y sonrió. ―Entonces gracias. Por cierto, imagino que no es nada fácil para ti.

La mayor suspira. ―Lo es, por eso tengo estos. ―De su bolsillo sacó un chupetín de cereza y le quitó la envoltura para llevarlo a su boca. ―Aunque será solo temporal para dejar los cigarrillos. ―Sonrió.

Juliana asintió. ―Me sorprendes, lo estás llevando muy bien.

Valentina le sonrió levemente por el comentario. Sus miradas se encontraron un instante, que se hace extrañamente eterno.

Entonces se hacen conscientes del viento que golpea suavemente contra sus rostros y se filtra en sus ropas.

Sienten la tensión florecer. Sus miradas inspeccionan el rostro de la otra hasta parar en sus labios.

No acercan sus cuerpos, pero desean hacerlo.

―¡Juliana al fin te encuentro!

Ambas se alejan por la impresión de la tercera voz, y sus ojos acabaron en la silueta de la mujer embarazada.

Cenizas De Un Amor | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora