El caso de Draken y Mikey

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El caso de Draken y Mikey.


CAPÍTULO 1: 10 de diciembre, 2014.

— ¿Estás seguro de esto?

Esa expresión tan preocupada que me muestra es suficiente como para terminar de convencerme, a fin de cuentas, ya tenemos una edad donde estos temas ganan importancia, exactamente 28 años, con la pequeña Melissa cumpliendo sus 10 hace apenas unos pocos días. Sin duda la vida puede pasar tan rápida como un suspiro muchas veces... ya han pasado 2 años enteros desde aquel fatídico 20 de noviembre. Ver cómo pasa el tiempo es un tanto aterrador.

Es bien extraño que Ken-chin, en realidad Ryuguji Ken (y Draken para el resto) se muestre preocupado por alguien más que no sea sí mismo o su propia hija, ¿debería sentirme halagado por esa mirada suya que implica preocupación? Lo dudo, sé mejor que nadie que tras esa apariencia algo fiera (o salvaje) que tiene con sus 1.90 cm, cabello negro sujetado en coleta y ese tatuaje de dragón en la sien, se esconde un carácter medianamente amable, me atrevería a decir que 'medianamente bueno'. No en exceso, pero hay algo de bondad en cada una de sus acciones.

— Tras haber llegado hasta aquí... — le miro con una pequeña sonrisa— Dudar es sólo una pérdida de tiempo, ¿no crees?

— Tu cuerpo no es el de una mujer, Mikey. — él alza una ceja en respuesta, no parece del convencido— El embarazo será complicado desde casi el inicio, por no hablar del parto.

— Confía un poco más en el servicio de fertilidad creado por el doctor Inui; no todo son fracasos.

— Sabes que no es eso. — de nuevo esa mirada seria, suspiro al verle.

— Ken-chin, está bien. — me acerco mirándole en todo momento, una vez que Ken-chin te mira es imposible escapar de él— Ambos sabemos que Melissa sería más feliz si tuviera una hermana, sin Emma, es un poco solitario para ella ahora, ¿no es así?

Ahora es él quién suspira apoyando su cabeza sobre mi hombro, sonrío acariciando su cabello, olisqueando esa curiosa mezcla entre tabaco y champú que desprende. A lo lejos escucho la campana del colegio sonar, así que Melissa no tardará en aparecer. Al llegar hemos conseguido un muy buen sitio donde aparcar la Zephyr de Ken, y estamos justo frente a la puerta del centro, así que nos verá desde que salga del edificio, no lo pongo en duda. Creo que este aparcamiento está reservado para el transporte escolar, detalle que a Ken-chin parece no importarle en absoluto incluso cuando más de un chófer ha venido a quejarse y reclamar la plaza, le basta un vistazo y se retiran disculpándose... es divertido, desprende un aura amenazante sin darse cuenta.

— Dejaremos a Melissa con Mitsuya y Hakkai, — le digo aún en la misma posición, no se ha movido— e iremos esta tarde con el doctor, ¿de acuerdo?

— También podemos comprarle un perro por Navidad.

— Ken-chin.

— Está bien, está bien. — tiro un poco de su oreja y él se separa con una divertida sonrisa; no tarda en sacar uno de sus cigarrillos, lo enciende y su vista se pierde en las ventanas del colegio. Me pregunto en qué estará pensando, parece concentrado.

— Deberás dejar de fumar.

— ¿Ha? — esa sola frase me basta para que vuelva a mirarme, esta vez confundido.

— Voy a llevar a un niño en el vientre, no es para nada saludable que el padre me intoxique con el humo.

Él no contesta, sólo frunce un poco el ceño y vuelve el rostro hacia el edificio -debo reír con esa expresión. Por supuesto sin soltar el cigarro en ningún momento, me pregunto si será capaz de dejarlo tras más de 10 años de adicción, sinceramente no creo que pueda. Me cuesta imaginarme a un Ken-chin no-fumador, es una imagen que mi mente no puede asimilar, no cuando es capaz de fumar casi una cajetilla entera al día.

Pasamos unos minutos en un agradable silencio el uno junto al otro apoyados en el lateral de su moto, siempre me ha agradado la innecesaria necesidad de hablar que existe entre él y yo, con un gesto o una mirada logramos entendernos. Es agradable, aunque este tipo de pensamientos me parecen demasiado románticos -y bochornosos. Suerte que nadie llegará nunca a oírlos.

Como sea, tras este pequeño rato vemos a Melissa aparecer, de entre todas las estudiantes que la acompañan es la que más destaca; a pesar de que todas llevan el bonito uniforme escolar, su cabello rubio y ojos ámbar, no pasan desapercibidos. Y eso mismo debe pensar ese grupo de niñas que la escoltan -o eso parece desde mi posición-, es una imagen bastante divertida, Melissa las ignora con su bien conocida indiferencia y viene caminando hacia nosotros, apurando un poco el paso, pero sin llegar a correr.

— Draken, Mikey, buenas tardes. — se reverencia y esboza una ligera sonrisa cuando Ken le acaricia la cabeza.

— ¿Qué tal el día?

— No ha estado del todo mal. — responde ella alzando el rostro y quitándole el cigarro para arrojarlo en la papelera más cercana antes de volver junto a nosotros— Draken, debes dejar de fumar si ambos decidís seguir adelante con el tratamiento de fertilidad.

— Ah, ¿tú también con eso? — se me escapa una risa con esa mirada fastidiada que ha puesto.

— El humo es perjudicial tanto para Mikey, que quedará encinta, como para la vida que se desarrolle en su vientre.

Vuelvo a reír con esa voz tan seria y tono formal que utiliza con su propio padre; admito que las primeras veces sí me llegó a extrañar que ni una sola vez lo llame "papá", pero a base de oír su nombre me he acabado acostumbrando a ello.

KISEKI - Drakey/Bajifuyu/MitsuKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora