CAPÍTULO 3: 4 de octubre, 2016.
Me pregunto cuál será la mejor forma de comenzar con mi historia, quizá lo más sencillo sea dar mis datos personales para establecer una relación de más confianza con el lector..., si es así: Akashi Senju, 27 años, 1'58 m de estatura, con medidas 95-57-92, tipo de sangre A, en cuanto al trabajo, actualmente y desde hace años trabajo junto a Manjiro Sano, o Mikey como suele llamarlo todo el mundo, dueño y jefe de la cafetería "Tokyo Manji" aunque popularmente ya gano el apodo de Cafetería Toman . Creo que con eso he dado mis detalles más personales y cualquier lector que se precie confiará en mis palabras, pues no tengo motivos para mentir.
Yendo ahora directamente al asunto que nos ocupa, hoy 4 de octubre Shiba Hakkai y Mitsuya Takashi tienen concertada una cita en la clínica Inui para comenzar con el proceso de inseminación artificial desarrollado por el doctor. Explicaré por qué conozco estos detalles.
Conozco a Mitsuya desde la adolescencia, de casualidad le conocí en una fiesta..., no tengo la menor idea de cómo pudo Mitsuya, un chico, colarse en una residencia íntegramente femenina, pero a partir de ese día le conozco. Nuestra relación bailaba entre la amistad, indiferencia y amorío..., no, esto último no, ninguno nos hemos querido de esa forma..., ¿está bien si lo llamo deseo carnal? Lo escriba como lo escriba me resulta denigrante.
Finalmente hemos terminado como amigos..., es un tanto bochornoso que un hombre como ése sea mi amigo. Suerte que Hakkai-san ejerce una muy buena influencia sobre él, por lo que Mikey me ha contado, Hakkai-san ha estado enamorado de Mitsuya desde el instituto..., y digo yo, ¿qué tiene de bueno que le ha gustado durante 10 años? Yo no lo entiendo, pero así es el amor.
Por supuesto que me siento terrible, en el pasado más de una vez me mostré ligeramente cariñosa con Mitsuya frente a Hakkai-san, no en exceso, pero alguna caricia o pequeño beso..., ¿y si desde entonces ya estaba enamorado? Sin quererlo he debido provocarle tanto dolor. Debe odiarme ahora. Y mucho más cuando su novio me tiene como acompañante en las reuniones de su estudio, para conseguir materiales.
Eso debe acabar, no puedo seguir lastimando tanto a Hakkai-san.
Ése es el motivo por el cual ahora espero frente a su apartamento, reuniendo el valor suficiente para tocar el timbre. Increíble, estoy nerviosa, ¿cómo reaccionará Hakkai-san al verme? Aceptaré incluso si quiere golpearme, está en su pleno derecho si me he ganado todo su odio..., aunque Mikey me ha comentado que Hakkai-san es alguien amable. Pero toda amabilidad tiene un límite y yo tuve que haberlo sobrepasado hace tantísimo tiempo...
— Está bien —suspiro, he pedido la mañana libre precisamente para esto, no puedo echarme atrás ahora—, allá voy.
Con más esfuerzo del que pensé toco el timbre y su sonido me crispa los nervios, oigo los ligeros pasos acercarse a la puerta y luego ésta se abre, dejándome ver a Hakkai-san, que se ponía un grueso jersey de lana -no hay que subestimar el otoño.
— Muy buenos días, Hakkai-san —me reverencio dejando mis manos al frente, suspiro volviendo a enderezarme —, he venido porque necesito hablar contigo.
— Ah, ¿tenéis una reunión ahora? Pero Taka-chan aún no llega..., su vuelo se ha retrasado —asiente con la cabeza mientras me mira—, entonces nos las tendremos que apañar nosotros solos, ¿recuerdas dónde es, Senju-san?
— Eh..., no, no es eso... —me ha sido imposible interrumpirle, niego con la cabeza acomodando un mechón tras mi oreja—, aunque bueno, sí que quería hablarte sobre esas reuniones.
— ¿Quieres pasar y tomar un café?
Su sonrisa tan amable me impide negarme, así que le sigo hasta la cocina, él sirve dos cafés y empezamos a beberlos mientras hablamos, él me cuenta sobre varios proyectos que tiene en el estudio fotográfico donde trabaja, yo le cuento cómo fue mi primer día en ToMan, me cuenta divertidas anécdotas de sus días de estudiante y yo comparto otras tantas de mi estricto instituto para señoritas..., ¿por qué me trata con tanta naturalidad? Se supone que por mi culpa se han creado numerosos malentendidos entre él y Mitsuya, ¿no es así?
— Senju-san, ¿tienes hora?
— Las 10:27 —respondo mirando mi reloj de pulsera, si yo salí a las 9 de casa, ¿cuánto tiempo llevamos simplemente hablando? —. Hakkai-san, escucha lo que debo decirte por favor —tomo aire mirándole, él me ofrece unas galletitas de chocolate y acepto una—, detendré yo misma las reuniones con Mitsuya y los proveedores en Dragon Design, las hará sin mi compañía a partir de ahora.
— ¿Por qué harías algo como eso?
— Porque..., debe molestarte, ¿posiblemente? —me ha hecho dudar de mi propio razonamiento con su pregunta.
— ¿Eh? ¿Por qué?
— Por..., por ese tipo de relación que Mitsuya y yo compartimos en el pasado... —es un tanto incómodo confesar algo como esto, tengo que agachar el rostro dejando que el cabello me cubra—, no debe resultarte agradable que pase tanto tiempo con él. Así que, por eso..., por eso tomaré una mayor distancia.
— ¿Ya no son amigos?
— ¿Eh? No, bueno, sí, lo somos..., pero...
— Es muy triste separarte de los amigos, no lo hagas, Senju-san.
— Pero..., pero tú... —tengo que mirarle, no entiendo lo que me está diciendo—, tú debes odiarme ahora, ¿no es así? ¿Por qué me estás dedicando tantas sonrisas y palabras amables? No lo comprendo.
— ¿Quién ha dicho que te odie? Yo no te odio, Senju-san.
— ¿Eh?
— Y Taka-chan tampoco te odia, así que no tienes por qué dejar las reuniones.
— Pero...
— ¡Taka-chan tendrá que cerrar el estudio si no le acompañas! Senju-san es una mujer muy guapa y seguro que muchos proveedores van con él sólo para poder verte a ti en sus encuentros.
— Pero..., estoy molestando, te debo estar irritando tanto, Hakkai-san, ¿por qué no me echas? Sería totalmente justificable esa acción, estás en tu pleno derecho..., podrías hablar incluso con mi jefe y lograr que pierda mi trabajo o, no sé, contratar los servicios de un criminal y...
— Senju-san —me interrumpe ladeando la cabeza—, ¿por qué te haría algo como eso cuando tú no me has hecho nada malo? —algo vibra dentro de mí cuando me vuelve a sonreír.
— ¿No me odias a pesar de todo?
— No entiendo por qué estás tan convencida de que te odio, Senju-san.
— Y yo no entiendo por qué eres tan bueno conmigo —sonrío un poco más relajada terminando con las galletas—, Mitsuya no se merece a alguien tan bueno como tú, Hakkai-san, ¿de verdad no quieres a alguien mejor? —ahora es él quién ríe conmigo, es agradable.
Ambos miramos al teléfono cuando suena y es él quien responde tras ponerse en pie, por lo visto es Mitsuya, ¿habrá llegado ya?
— ¿Eh? Pues estoy en casa tomando el café con Senju-san, ¿sabes que cree que la odio? No entiendo para nada la mente de las mujeres —tengo que sonrojarme con eso, ¿se habrá olvidado de que sigo aquí y puedo escuchar su conversación? —, ¿siete horas aún? Será un viaje largo..., ¡¿aaah?! ¿Cómo que la cita era a las 9? ¿De verdad? Hehe, entonces creo que mejor iré otro día, ahora no..., era broma, era broma, pero no tengo coche..., ah, se lo he dejado a Baji-kun unos días, sí, el suyo sigue en el taller, creo que es algo de los frenos..., umh, pero en metro tardaré mucho en llegar...
— Hakkai-san —me atrevo a interrumpirle tocando su hombro—, si quieres puedo dejarte mi coche.
— Taka-chan, iré a la clínica con Senju-san, ¿vale? ¡Así que despreocúpate que todo irá bien! Ah, ¿has comprado cupcakes? ¡¿De verdad?! ¡¿Tantos sólo para mí?!
Cuelga con una gigantesca sonrisa y bajando hacia los aparcamientos me cuenta que el avión de Mitsuya va sin problemas sobre el Atlántico, me ha dicho todos los sabores de dulces que le ha comprado y quedamos frente a mi coche cuando me hablaba sobre los mejores diseñadores de parís que conoció en su viaje.
— Bien, aquí tienes las llaves —doy con ellas tras rebuscar un poco en mi bolso—, ten cuidado porque a diferencia del suyo, éste es automático y las marchas van so-...
— ¿No vendrás conmigo?
— ¿Puedo ir? —carraspeo sacudiendo la cabeza—, quiero decir..., ¿quieres que yo vaya?
— A decir verdad, me da un poco de miedo ir solo a ese sitio, ¡es siniestro! Y ya que somos amigos, pensé que podrías acompañarme.
— Amigos... —él asiente con otra de esas sonrisas tan brillantes—, somos amigos... —yo misma sonrío imitando su gesto—, somos amigos, Hakkai-san, por supuesto que te acompañaré a la clínica, ¡por favor cuenta conmigo!
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Mientras conduzco hacia la clínica le pido a Hakkai-san que avise a Mikey de que hoy haré el turno nocturno, ¿el motivo? Debo acompañar a mi amigo a la clínica, estaré toda la tarde ocupada.
— ¿Ocurre algo, Senju? —escucho la voz de mi jefe gracias al sistema de manos libres que tiene instalado mi coche—, ¿has podido hablar con Hakkai?
— ¡Buenos días, Mikey! —es Hakkai-san quien responde por mí—, ¿cómo es la vida de una familia numerosa?
— Agotadora —río junto a Hakkai-san con su respuesta, luego él le explica la situación y Mikey sigue hablando—. Entonces no te preocupes, Senju, Baji podrá ocuparse de todo. Tómate el día libre, incluso si lo necesitas puedes descansar todo el fin de semana.
— ¡No puedo permitirme faltar tanto en mi puesto, Mikey!
— Es agradable tener empleados tan competentes, Senju, gracias por tu duro trabajo en la empresa.
— ¡Oh, Mikey-san es un buen jefe que elogia a sus empleados! ¡Tienes que elogiar también a Baji-kun!
— Ya lo hago, Baji es un excelente cocinero.
La divertida conversación sigue un poco más hasta que finalmente llegamos a los aparcamientos de la clínica, pese a que tengo el permiso del jefe para tomarme estos días libres no soy capaz de hacerlo..., pasaré esta noche por Toman para ayudar a Baji en lo que pueda.
Camino junto a Hakkai-san por los pasillos de la clínica, y a los dos nos asombra lo blanco que está todo; Hakkai-san incluso ha sacado alguna que otra foto del lugar, me ha dicho que hará una selección y creará un bonito álbum con todas las fotografías elegidas..., es abrumador que yo también salga en ellas, me pregunto si habrá alguna forma de corresponder tanta amabilidad que me muestra. Pero por el momento estoy a su lado en esa pequeña entrevista que tiene con el doctor Inui, ha sonreído varias veces de una manera que causa escalofríos y sólo por si acaso me mantengo en guardia, teniendo siempre cerca mi bolso con el spray de pimienta en su interior.
Su aluvión de preguntas y escalofriantes sonrisas termina y nos conduce hacia la habitación donde Hakkai-san deberá descansar toda esta semana, recibiendo el tratamiento con el Dresden Slate y sometiéndose a los análisis pertinentes para comprobar la reacción de su cuerpo ante él.
— Entonces —se ha vestido con el camisón blanco que le han entregado, además de unos pantalones -también blancos-, supongo que con el frío no querrán que sus pacientes se constipen—, no podremos avanzar hasta que venga Taka-chan con su semen.
— Eso ha sonado un poco extraño —le digo sentándome en una silla junto a la cama donde él se ha acomodado—, pero es la realidad, ¿quieres que vaya a por algo de comer? Hay una cafetería aquí cerca.
— No hace falta, Senju-san, estoy bien... —sonríe—, bueno, bastante nervioso, pero bien.
Pasamos unas buenas horas jugando a las cartas y demás juegos de mesa con varios enfermeros de la clínica: dos chicos que se han presentado con apodos y una chica muy amable, tal parece que se conocen desde niños.
Ya casi al atardecer no pude aguantar el cansancio y me eché una pequeña siesta en la cama, me acosté dejando que Hakkai-san y esa chica llamada Yumi se entretuvieran haciendo trenzas en mi cabello o jugaran con él; me dormí por completo sintiendo ese agradable masaje capilar y cuando desperté Mitsuya ya estaba aquí. Me incorporé bostezando -cubriendo mi boca con mi mano izquierda- mirando por toda la habitación, no hay rastro de los enfermeros o Hakkai-san, sólo Mitsuya, fumando un cigarrillo mientras mira por la ventana.
— Oh, buenos días, Senju-chan —me saluda girándose hacia mí, lanzando lejos el cigarro—, ¿qué te ha pasado en el pelo?
— ¿Eh? —me toco la cabeza con las manos y puedo descubrir que estoy terriblemente despeinada. Carraspeo y con una coleta sujeto mi cabello, disimulando el desastre; ha sido una suerte que hoy no me haya maquillado, hubiera sido una muy desagradable imagen a los ojos de cualquiera tener el maquillaje arruinado—. Bienvenido de nuevo a Japón, ¿cómo ha resultado la negociación?
— Sin una 95 de pecho es muy difícil convencer a un hombre —ríe señalándome precisamente esa parte tan abultada de mi cuerpo—, pero he conseguido un muy buen descuento en diferentes telas nuevas para la siguiente colección.
— Ah, me alegra oírlo —contesto poniéndome los zapatos—, al menos el viaje tan largo ha merecido la pena.
— Muchas gracias por hacerle compañía a Hakkai —me dice pasándome mi chaqueta, me visto con ella acomodando esta vez mi falda al ponerme en pie—, no pensé que mi vuelo se retrasaría tanto.
— ¿Qué clase de novio estás hecho si no acompañas a tu pareja en un momento tan importante como éste? —pregunto cruzándome de brazos—. Pobre de ti si haces llorar a Hakkai-san.
— Qué miedo, sigues siendo aterradora, Senju-chan —vuelve a reír mirándome.
— No era una broma, Mitsuya —ahora soy yo quien sonríe al ver que su risa se acaba de golpe—, sinceramente Hakkai-san me parece alguien demasiado bueno para ti, y me preocupa que termines haciéndole daño.
— Eso es bastante cruel, ¿sabes? Yo a Hakkai le quiero —suspira.
No puedo evitar preocuparme conociendo de antemano los antecedentes de Mitsuya; sólo espero que vaya de verdad en serio con Hakkai..., se supone que los amigos se ayudan unos a otros, así que mi preocupación está totalmente justificada.
Pregunto por su paradero y me cuenta que está siendo sometido a las primeras pruebas, ¿cuánto tiempo llevo durmiendo? Vuelvo mi vista al reloj y descubro que es casi medianoche, entonces me despido de Mitsuya, deseándole suerte con el tratamiento, y me pongo en marcha hacia el coche. Aún tengo trabajo por hacer en Toman, no puedo dejar a Baji con toda la carga en sus hombros, a pesar de que contamos con más personal.
— ¡¡Senju-san!! —me giro escuchando la voz de Hakkai-san, alzo la cabeza viéndole agitar los brazos desde la ventana de su habitación con Mitsuya a su lado, ¿estábamos en esa planta tan alta? Sonrío saludándoles igualmente con mi brazo, moviéndolo de un lado a otro—. ¡Vuelve mañana de visita! ¡Tienes que probar los pastelitos franceses que ha traído Taka-chan!
Antes de irme, coloco mis manos como un túnel alrededor de mi boca, cojo una gran bocanada de aire y luego grito.
— ¡De acuerdo, mañana vendré a visitarlos! —¿de verdad estoy gritando a las 12 de la noche en mitad de la calle? Bah, qué más da—. ¡Sólo esperen por mí, por favor!
— ¡Sí, estaremos esperando! —me contesta sonriendo—, ¡dale saludos a Baji-kun de nuestra parte! —asiento con la cabeza mientras sonrío, me despido con una pequeña reverencia y retomo el paseo hasta mi coche.
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Llego a los aparcamientos del Tokyo Manji dándome cuenta de una cosa: he tardado 27 años en descubrir lo cálida que es la amistad..., dicen que mejor tarde que nunca, ¿cierto?
De pura suerte encuentro a Baji a la entrada del local, le saludo con una reverencia y él chasquea la lengua. Me acerco a él y sujeto sus manos, apretándolas contra mi pecho mientras le miro un tanto emocionada, debe ser la estela que ha dejado en mí el aura de Hakkai-san.
— Baji-kun —le digo—, haré mi mejor esfuerzo para que entre nosotros perdure una larga amistad, ¿de acuerdo?
— Lo que sea, pero suéltame o te demandaré por acoso sexual.
— Para empezar —le hago caso y libero sus manos—, te ayudaré en el trabajo esta noche. Con este primer paso la amistad entre nosotros se fortalcerá de manera natural, quizá también podamos incluir a Mikey y al resto de empleados en nuestras amistades, ¿no crees?
— Tsk..., ¿pero a ti qué te ha dado, Senju?
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KISEKI - Drakey/Bajifuyu/MitsuKai
FanfictionADAPTACIÓN El fanfic original es de Flamingori, tengo el permiso/autorización de la autora original para dicha adaptación. Resumen: Draken y Mikey están por someterse a un tratamiento de fertilización invitro en una clínica experimental para parej...