El caso de Baji y Chifuyu

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CAPÍTULO 1: 5 de marzo, 2015.

Me ahorraré contar cómo conocí Baji-san, o incluso peor: cómo acabé no sólo enamorándome de él sino convirtiéndome en su marido..., es vergonzoso, ¡es ridículamente vergonzoso! Pero es que, Baji-san, es realmente increíble. Realmente no me creo la suerte de haberme casado con un hombre como él.

El día comenzaba como de costumbre, salvo que hoy Kei-chan, (como termine por llamarle ahora que ya estamos casados) tenía la mañana libre, bueno, no exactamente, por lo visto hoy entraría al turno de la tarde por lo que ya estábamos bien despiertos los dos preparando el desayuno, aunque ninguno tiene muchas ganas de cocinar, así que como, nuestra costumbre, es compartir un Peyoung-yakisoba.

Lo que nos extraña a ambos después es la llamada de Draken-san, no me da mucho más tiempo para sorprenderme porque luego cuenta que Mikey-san se ha desmayado en la bañera; Kei por supuesto que de muy mala gana se pone en marcha e informa a sus compañeros, establece algo de orden entre ellos, no hace falta que vaya hasta TOMAN, pero tendrá bastante trabajo que hacer ahora. Y por mi parte, no tardo en cambiarme e ir directamente hacia la casa de Draken-san y Mikey-san, voy en bicicleta ya que así me ahorro el tráfico de quiénes van a trabajar desde temprano, utilizando los carriles exclusivos.

— Les avisaré desde que sepamos lo que es —nos decía Draken-san, tanto a Melissa como a mí, mientras se ponía una de sus chaquetas. Desde la puerta donde estamos puedo ver las luces de la ambulancia brillando en la calle y más de un vecino curioso mirando qué ocurre—. Perdón por avisarte por sorpresa, Chifuyu, pero no puedo dejar sola a Melissa.

— ¡No hay problema, Draken-san! —respondo de inmediato haciendo un OK con la mano.

— Melissa, no será nada grave; así que no te preocupes demasiado, ¿está bien? —se despide revolviendo su cabello y va hacia el coche, siguiendo la ambulancia donde debe ir Mikey-san.

Me preocupa todo esto, me da muy mala espina..., ¿y cómo no sabiendo que el tratamiento de ese doctor con pinta de científico loco no es infalible? Tiene sus riesgos como cualquier operación, y mucho más si se intenta crear vida de forma artificial en el cuerpo de un hombre, que somos bien distintos a las mujeres. Hago el esfuerzo por no pensar en todo esto sosteniendo la mano de Melissa, le doy un pequeño apretón para que sepa que estoy aquí con ella, pero agacha el rostro en respuesta.

— Ya has oído a Draken-san —le digo intentando animarla—, seguro que no será nada extraño..., cosas del embarazo, ¡estoy seguro! —le sonrío y mi sonrisa crece cuando la veo sonreír, ¿se ha animado, al menos un poco?

— Muchas gracias, Chifuyu —me rasco la mejilla con el dedo índice, ¡lo he logrado!—, y siento molestarlos a ti y a Keisuke, no es de buena educación molestar a dos recién casados.

— ¡Y-ya te he dicho que no hay problema! —me sonrojo con lo que dice, sí, es cierto que desde noviembre lo estamos..., ¡pero es que cuesta acostumbrarse a ser "un hombre casado"! ¡Y mucho más con Baji-san, digo, Keisuke, en serio! —.

Además, él también está preocupado... —giro el rostro esperando que el rubor desaparezca tarde o temprano—, ¿qué tal si vienes a casa y desayunamos los tres juntos? —le pregunto suponiendo que aún no ha comido, de hecho, mi desayuno lo he dejado sobre la mesa, no le he podido dar ni un bocado.

— ¿No soy una molestia para ustedes?

— ¡Claro que no! —¿cómo puede siquiera pensar algo así? En serio, Melissa es mucho más madura que muchos adultos que conozco.

— Entonces está bien, gracias —sonrío bastante aliviado mirándola, parece animada mirando mi mano, ah, debe estar viendo el anillo que llevo. Es un poco vergonzoso si lo mira tan fijamente.

La acompaño a su habitación y la ayudo a cambiarse, debe ser la primera vez en mi vida que ato un gigantesco lazo rojo a la espalda de alguien, cosa que me ha llevado mi tiempo, ¿por qué no puede Melissa vestirse con una camisa y unos jeans? Aunque eso sería bien extraño, hasta su pijama es adorable: algo así como un camisón repleto de volantitos y estampado de pequeños dragones rosas. En fin, tras la dura faena de acomodar cada lazo y cada cintita roja en su sitio podemos ponernos en marcha hacia nuestro apartamento.

KISEKI - Drakey/Bajifuyu/MitsuKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora