CAPÍTULO 1: 12 de julio, 2011.
La mañana era soleada y tranquila, aunque a lo largo del día el clima se volvió bastante caluroso; creo que estuve bastante acertado al haber dejado el suéter en el armario con el resto, no me hará falta estando ya en verano. Apenas ha pasado el mediodía y ya rozamos los 30 grados, sin duda el calor de Japón es sofocante, ¡echo de menos el aire acondicionado de mi apartamento! ¿Por qué tuvo que estropearse precisamente en esta estación?
Pura suerte que ese bar ya esté abierto, la comida no es nada fuera de lo común y tampoco las bebidas..., supongo que mi único interés es el servicio, más bien cierto camarero al que quiero desde nuestros años como estudiantes. Nunca pensé que esto del amor fuera tan duro, pero parece que ésta es su faceta original, Draken tampoco es feliz con Emma-san, incluso cuando tienen a la pequeña Melissa-chan..., ¿qué será de ese matrimonio?Me preocupa cómo pueda acabar esto, ya no sólo por ellos, sino también por Mikey-san. Observar su situación hace que la mía parezca un chiste, pues ¿qué es un amor no correspondido durante años comparado a un matrimonio forzado?
Bien mirado, ambos casos son igual de amargos.
— ¿Pedirás algo o sólo has venido a disfrutar del aire acondicionado? —sonrío escuchando su voz y saliendo de mis pensamientos.
— Buenos días, Taka-chan —le saludo mientras que él se sienta a la mesa conmigo, parece que es su periodo de descanso porque también deja aquí el bloc de notas donde apunta los pedidos. Suspira echando hacia atrás su cabello con una de sus manos, yo me mantengo en silencio mirándole, lamentando no haber traído la cámara conmigo.
— Estoy muerto.
— Yo te veo bastante vivo ahora —río un poco con su expresión, en sus ojos leo claramente el "no estoy de humor para chistes"—. Entonces, ¿qué es esta vez? ¿Has roto el corazón de alguna dama? —intento que suene como una broma, pero duele, simplemente duele preguntar lo mismo día tras día, no sé cómo logro aún sonreír.
— Sí bueno, ése es otro tema... —apoya el rostro en la misma mano mirando hacia la ventana, parece muy pensativo ahora—, estoy harto de este trabajo. Más bien: estoy harto de mi jefa, maldita vieja loca con sus ridículas exigencias.
Escucho todas y cada una de sus quejas sobre esa mujer, no es la primera vez que se desahoga hablando conmigo, y a decir verdad no me molesta; sigue hablando incluso después de haberme pedido el desayuno: una porción de pastel con un café helado para acompañar, algo tan fresquito seguro que es agradable.
— Taka-chan —le miro comiéndome la fresa que lleva el dulce—, ¿no has pensado en dejar esto y seguir tu sueño de diseñador? —ladeo la cabeza aun mirándole— Digo, de esta forma serías tu propio jefe, y estarías haciendo algo por tu sueño ¿no sería bueno?
— Suena genial, pero el dinero no cae del cielo, ¿sabes? —sí, una pena que no sea así—. No podré financiar la compra de un local, o su alquiler. Por no hablar de los costes de las telas..., no puedo con algo así como estoy ahora.
— Qué pocas ganas le pones, Taka-chan —me alzo de hombros escuchándole suspirar—, ¿no puedes pedir un préstamo como hace todo el mundo?
— ¿Presentando la nómina de un solo sueldo como camarero? Ni de broma.
— ¿Te han subido de nuevo el alquiler de tu apartamento?
— El casero no me entiende cuando le digo que el alquiler ya es bastante caro...
— Taka-chan, tu vida es una desgracia.
— Muchas gracias por la observación.
— De nada.
— Hakkai —oh, segunda vez que me mira de la misma manera. Está bien, está bien, ya paro mis bromas, lo siento.
— Umh... ¿puedo proponerte algo para ayudar? —asiente con la cabeza y entonces sigo hablando—. He pensado que tú y yo podríamos compartir piso... —acabo por murmurar, ¿de verdad he logrado decirlo? —, ya sabes, nos conocemos desde hace años..., así que no será incómodo para ninguno, ¡además, podríamos compartir gastos! ¡Con lo que ahorres podrás invertir en tu futuro estudio!
Me asusto un poco cuando me rodea el silencio, él no dice nada por unos largos segundos, por lo que intuyo que mi propuesta ha sido rechazada..., así que decido terminar el postre bajando la mirada, no debe darse cuenta de que su silencio ha dolido.
— ¿Lo estás diciendo en serio? —al fin habla y le miro con el café en mis manos, me escondo tras la taza para poder mirarle, asiento y llego a sonrojarme con su sonrisa—. ¿De verdad o es otra broma tuya?
— No podría bromear con algo como esto, Taka-chan —llego a refunfuñar tras beberme el café—. Es tu futuro, al fin y al cabo, ¿o es que quieres ser camarero toda tu vida? El uniforme con moño te favorece pero no creo que espiritualmente este trabajo te llene.
Si antes me he asustado, ahora me he confundido cuando ríe casi en carcajadas, supongo que es algo bueno verle tan alegre..., pero es extraño, un tanto escalofriante a ser sinceros; le pregunto si está bien e incluso le ofrezco el poco café que me queda, pero él se niega y luego me mira sonriente.
— Tras presentar mi dimisión a ese demonio que tengo como jefa —me dice señalando a la mujer que estaba entonces tras la barra—, ¿qué debería hacer para compensar tu amabilidad?
— ¿Eh? —por un momento mi mente se nubla, ¿qué ha dicho?
— Debo agradecerte de alguna forma, ¿no crees? Me sentiré culpable si no hago nada y sólo me aprovecho de ti —he dejado de escuchar desde su frase anterior, no tengo muy claro qué estará diciendo ahora—, así que dime qué debo hacer y lo haré.
— Por favor quiéreme.
Ah, ¿eso lo he pensado o lo he dicho en voz alta? Parpadeo un par de veces para poder verle, me basta mirar su expresión tan confundida para darme cuenta de que esas 3 palabras han salido de mi boca sin mi consentimiento, ¿qué hago ahora? Ya es tarde para reír y fingir que estaba bromeando, demasiado tarde como para retirar lo dicho..., ¿qué hago?
— ¿Qué has...?
— ¡Oh, pero mira qué tarde es! ¡Me tengo que ir ya o no llegaré a tiempo! —más que apurado me pongo en pie, tropezando con una de las camareras, me disculpo y salgo huyendo del restaurante, pude escuchar a Taka-chan llamándome a gritos desde la puerta y luego suena mi móvil, pero decido ignorarlo y seguir corriendo.
Corro y corro hasta algún lugar donde pueda esconderme, un lugar que también esté fresquito a ser posible, he tenido la mayor metedura de pata de mi vida, ya ése es suficiente castigo como para encima añadir el maldito calor del verano japonés. Llego al edificio de apartamentos, pero no pierdo el tiempo llamando al ascensor, subo corriendo el largo trayecto de escaleras y cuando llego a su puerta me encuentro sin aliento, la toco un par de veces hasta que me abre; entro igual de apurado y la cierro con llave antes de caminar por el pasillo hasta la sala.
— ¿Hakkai?
— Estoy bien, Draken-san, no te preocupes —le respondo sentándome en el suelo, regulando poco a poco mi respiración—. Y perdón por interrumpir, pero es cuestión de vida o muerte —se sienta en el sofá y enciende un cigarro mirándome, no habla, pero está esperando alguna explicación por mi parte. Supongo que es lo normal después de haber irrumpido en su casa—. Esto..., ¿y Emma-san? —me sorprende no verla, sus zapatos no estaban en la entrada.
— Está de compras con Melissa, creo que buscan algo para el cumpleaños de Mikey.
— ¡Es cierto, es el mes que viene! ¿Qué quieres qu-?
— Quiero saber por qué has entrado en mi casa con tanta prisa.
— Ah eso... —giro el rostro hacia otro lado, suerte que Draken ya conoce los detalles más importantes de la historia, me puedo ahorrar lo más duro de confesar—, creo que me iré de Japón.
— ¿Has estado bebiendo desde tan temprano?
— ¡Claro que no, hablo muy en serio!
— ¿Me contarás de una vez qué pasa?
Suspiro obedeciendo, a mitad de la historia caen las primeras lágrimas y me seco con un pañuelo que Draken me pasa..., ah, es demasiado doloroso hablar de todo esto, no logro animarme ni siquiera con sus palmaditas en mi espalda. El timbre vuelve a sonar y es Draken quien va a abrir la puerta, pasan unos largos segundos hasta que le vuelvo a ver, esta vez acompañado.
— ¿Qué ocurre, Hakkai? —apenas me ve y viene apurado hacia mí, arrodillándose a mi lado—. Ken-chin, ¿qué se supone que has hecho para dejarle así?
— Yo no he hecho nada.
— Permíteme dudarlo.
— ¿Qué significa esa mueca tan desagradable, Mikey?
No puedo evitarlo y río con esta conversación, ganándome sus miradas confundidas..., por un momento olvido el motivo por el que vine aquí, aunque tras recordarlo mi risa se detiene, suspiro poniéndome en pie; está claro que ahora aquí no tengo nada que hacer, y mucho menos si disponen de un tiempo limitado, ¿cuándo volverá Emma-san a casa con Melissa-chan? ¿No es muy arriesgado encontrarse aquí? Sé que desearán verse, pero..., no, espera, se supone que aquí el malo es Draken o también Mikey, ¿por qué no puedo pensar en ello ni siquiera un momento? Siento que algo está mal en la historia, pero no son ellos dos..., a estas alturas ni me molesto en comprender, tengo demasiadas cosas en la cabeza.
— ¿A dónde vas? —me pregunta Draken sujetando el cuello de mi camisa, si no detengo mis pasos me ahorca.
— Debo salir del país.
— No digas estupideces.
— Y no las digo..., ¡sólo piensa en la situación, Draken! ¿Qué se supone que hago ahora?
— Me vas a hablar a mí de situaciones complicadas —le miro y me estremezco al encontrarme con sus ojos—, ¿en serio, Hakkai? —no ayuda el tono tan grave de su voz, de sólo oírle quiero llorar otra vez; ya no sé si lloro por mí o por él o por Mikey-san o por quién demonios lloro, el caso es que quiero llorar.
— Ken-chin, tú el tema amabilidad no lo llevas especialmente bien, ¿verdad? —Mikey-san suspira, me libera -pues Draken aún sujetaba mi camisa- y me ofrece un par de pañuelos con un vaso de agua— Está bien, Hakkai, no sé qué ocurre pero siempre podrás contar con Ken-chin o con Mitsuya-kun, ¿no es así?
Ah, escuchar su nombre hace que quiera llorar de nuevo..., sin embargo logro frenar mis lágrimas y asentir con la cabeza mientras sonrío, lo último que quiero es preocuparles sin necesidad.
— ¿Piensas hablar con él o debo arrastrarte hasta su apartamento? —aterrador, Draken es aterrador.
— Creo que ya va siendo hora de enfrentar los problemas —suspiro—, no conseguiré nada con huir y esconderme.
Sí, sé lo que dije. Es por eso que me siento tan culpable aquí sentado en un banco del parque, he perdido la cuenta de mis suspiros mirando a los ancianitos alimentando las palomas; uno de ellos me pide que les, acompañe y me deja un poco de pan. Y así pasan las horas: alimentando palomas en un parque.
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KISEKI - Drakey/Bajifuyu/MitsuKai
FanfictionADAPTACIÓN El fanfic original es de Flamingori, tengo el permiso/autorización de la autora original para dicha adaptación. Resumen: Draken y Mikey están por someterse a un tratamiento de fertilización invitro en una clínica experimental para parej...