Capítulo 15. "La tragedia"

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Esteban

Dante y yo nos quedamos mirando por unos segundos, los cuáles se me hicieron largos, y me hace un gesto para que pase adentro. Entro y el calor me recibe y se siente muy agradable.

– ¿Qué haces aquí, Esteban? – Dante me pregunta y me doy la vuelta para mirarlo.

– Vine a disculparme contigo. Mira, siento mucho haberte lastimado, yo no quería hacerte sufrir. Perdóname, Dante. Realmente no era mi intención dejarte mal en la fiesta.

– Ah, eso. No te preocupes, está bien.

– Pues me preocupo y no está bien, Dante. Me preocupo porque somos amigos, y yo como tu amigo no quiero hacerte daño o hacerte sufrir. 

– Gracias, Esteban. Y claro que te perdono.

– Gracias.

– Y ahora que estamos bien, ¿Qué tal si bebemos algo? Puede ser un jugo, una gaseosa...

– Tengo unas latas de cerveza.

– Prefiero que bebamos algo sin alcohol porque ya bebimos con las chicas.

– Vale, entonces iré a buscar a la nevera.

– Ok.

Dicho esto, Dante se fue a la cocina. Yo me quedé observando algunas de los cuadros con fotos que estaban en el living de la casa. En una foto se ve a los padres de Dante con éste de pequeño, en un río de fondo. En otra se ve a Dante con unos chicos, estaba Julieta, y dos chicos más. No me di cuenta que Dante estaba atrás mío. Me asusté al sentir su aliento cerca de mi oreja.

– Ahí estábamos Julieta, Noah y Cristian en un paseo.

– ¡Ay! Me asustaste, Dante. Casi me voy a mejor vida por tu culpa.

– Perdón, jajaja. Ammm, traje jugo de uva.

– Gracias.

Y así estuvimos conversando por mucho tiempo, y bebiendo y riendo. Dante me cuenta una anécdota con su familia.

...Y después de eso, mi hermano se agachó para levantarme y quedé mirando el suelo y comenzó a correr y nos lanzó a la piscina. Fue muy divertido. – Cuando terminó de contar la historia, noté cierta tristeza en sus ojos.

– ¿Estás bien? Te noto triste.

– Es que... ese fue el último momento que tuve con mi hermano.

– ¿Por qué?

– Porque... a él... a Noah... lo mataron. – Sus ojos se llenaron de lágrimas y mi pecho se hundió. Me dolió verlo así. – Un bastardo le quitó la vida a mi hermano y a mi mamá.

– No lo puedo creer, Dante. Lo siento muchísimo. Yo no sabía. – Mis ojos ya estaban borrosos por las lágrimas que se formaron debido a lo que me acaba de contar Dante.

– No es tu culpa. La verdad agradezco estar aquí contigo. De no ser por mi padre, habría muerto.

– ¿Estuviste a punto de morir?

– Sí, unos delincuentes de mierda se metieron a nuestra casa a robar, nos encontrábamos solo mi madre, Noah y yo. Yo estaba en mi cuarto escuchando música cuando escuché que tiraron la puerta. Yo fui a ver lo que ocurría y vi que apuntaron a mi madre y a mi hermano. Los dos tenían las manos arriba, mi madre estaba llorando y mi hermano la intentaba calmar. Por suerte los tipos no me vieron, fui a mi cuarto a llamar a papá para que viniera a casa a rescatarnos, ya que el es policía. Me escondí debajo de mi cama y escuché unos pasos que se acercaban a mi habitación. Escuché que abrieron la puerta, sacaban cosas de mi cuarto. Cuando se fueron, me salí de mi cama y sin hacer mucho ruido me acerqué a la puerta. Salí de mi cuarto, me intenté acercar al living de la casa cuando... escuché un disparo, y el segundo. Me encerré en mi cuarto y me volví a meter debajo de la cama. Al minuto ya no se escuchaba nada. Volví a acercarme a la puerta de mi cuarto y vi que había mucho humo. La casa se estaba incendiando. Y corrí al living de la casa y encontré a mi mamá y a mi hermano tirados en el suelo con un charco de sangre. Al verlos así corrí a ellos, me arrodillé e intenté despertarlos. Al tocarlos, algo me electrificó el cuerpo. Mi mamá y mi hermano habían muerto. En ese momento ya no podía respirar bien, cuando vi que mi padre venía con policías hacia nosotros. Vi que mi padre se quedó congelado y le caían lágrimas. Apenas salió de su estado de shock, el se apresuró hacia mí y me tomó de los brazos para levantarme y salir de ahí. Los policías se quedaron ahí dentro para sacar los cuerpos de mi madre y mi hermano. Luego, llegaron los bomberos y la ambulancia.

Dante y yo estábamos llorando, me incliné hacia él y lo abracé, rompiéndonos aún más en llanto. No puedo creer que haya tenido que pasar por todo esto. Esto es demasiado fuerte. Nos quedamos así por unos instantes, y me separé de él. Nos quedamos mirando por unos segundos y decidí hablar.

– Dante, lo siento tanto. No puedo creer que hayas tenido que pasar por una cosa así. De ahora en adelante, aquí estaré para ti. No estás solo, ¿ok?

– Muchas gracias, Esteban. Significa mucho para mí eso. Aunque hayan pasado 3 años de eso, sigue doliendo.

– Sí, perder a personas que amas de un día para otro y de una manera tan trágica es... terrible.

– Sí. 

– Bueno, creo que será mejor que me vaya, se me hace tarde. – Dije limpiándome las lágrimas. – Gracias por todo, Dante.

– Gracias a ti, Esteban.

– Nos vemos.

– Nos vemos.

Y con eso salí de la casa de Dante. Después de casi una hora de camino a mi casa, llegué y me encerré en mi cuarto, me quité la ropa y me puse el pijama para irme a dormir. No dejo de pensar en todo lo que me contó Dante. Fue demasiado fuerte verlo llorar así, me partió el corazón en mil pedazos. Ya me encontraba en la cama, y no dejaba de pensar en Dante. La hora de mi celular decía 1:00 am. Mis ojos comenzaban a pesar un poco, así que me acomode y me quedé dormido.

Mi Búsqueda DesesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora