Capítulo 13. "Dolor y rabia"

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Dante

Me quedo mirándolo por unos segundos después de terminar de cantar con Esteban. Me fijo en sus facciones, sus ojos cafés, su nariz perfilada, sus labios, que me gustarían probar. No lo pienso ni dos veces y me acerco a él y mis labios chocan con los suyos, su boca encaja con la mía a la perfección, mi corazón late muy fuerte, siento que el mundo se detiene, que no hay nadie más, sólo somos él y yo, nuestro momento. Me separo de él y veo su expresión que es de sorpresa, no se lo esperaba para nada. Nos quedamos mirando por un par de segundos. No dice nada así que decido romper el silencio:

– Esteban, yo...

– ¿Por qué me besaste?

– ¿No te ha quedado claro, Esteban? Porque me gustas, y mucho.

– Dante, yo... te considero mi amigo, eres solamente eso para mí.

– Por favor, Esteban. Dame la oportunidad de hacerte feliz, hacerte reír todo el tiempo, de cuidarte, de estar siempre a tu lado.

– Dante, perdóname, pero no puedo hacer eso, no ahora. Necesito tiempo para pensar. Lo siento, me tengo que ir.

Y así Esteban pasó por mi lado para irse. Y ahí me quedé parado pensando en lo que acaba de pasar, lágrimas rodaban por mis mejillas. Escuché a Julieta nombrarme y vi una silueta borrosa delante de mí.

– Dante, ¿Qué pasó?

– Nada, no te preocupes.

–¿Cómo que nada? Estás llorando. Dime que fue lo que pasó.

– Lo besé... Besé a Esteban.

– ¿Qué?

– Eso, lo besé. Me dijo que él solo me quiere como amigo, y que quiere tiempo.

– Pero no llores, Dante. No te des por vencido. Eso es por ahora. Quién sabe, tal vez terminen juntos. No te rindas, sigue luchando por él. Pero dale tiempo.

– ¿Sabes? Nunca había sentido algo tan fuerte por alguien. No sé en qué momento me enamoré de él. La primera vez que lo vi me pareció un chico lindo y ya, pero cuando comencé a conocerlo mejor, empecé a sentir cosas por él.

– Awwwwww. Ya, Dante. No llores más que me vas a hacer llorar a mí.


Esteban


Llegué a casa, subí a mi cuarto y lo único que quería era estar sólo. Puse seguro a la puerta para que nadie entrara, no podía dejar de pensar en el beso con Dante. En cómo estábamos cantando, y de un momento a otro nos quedamos mirando y me besó. Debo admitir que besa muy bien, nuestros labios encajaban justo, es como si hubiesen sido creadas a medida. Lo que más me dolió fue ver la expresión que tenía al pedirme que le diera una oportunidad. Su expresión tenía algo de desesperación y necesidad. No quería hacerlo sentir mal, pero es que a Dante lo quiero como un amigo, no algo más. Estaba agotado después de la fiesta y por lo que pasó con Dante, así que decidí irme a la cama y dormir.

Ethan entró en mi cuarto, al verme sonrió y se acercó a mí.

– Hola, Esteban.

– Ethan, hola, ¿Qué haces aquí?

– Te vine a ver.

– ¿A mí?

– Sí, a ti.

– ¿Por?

– Quería invitarte a salir.

– ¿En serio?

– Sip.

– Bueno, acepto.

– No puedes hacer eso. – Me sorprendió ver entrar a Dante a mi cuarto, con expresión molesta.

– Dante, ¿Qué haces aquí?

– Te vine a ver.

– Sí, pero pierdes el tiempo. Esteban y yo vamos a salir.

– No pienso permitir eso, el va a salir conmigo, el no saldría con un desconocido como tú.

– Hey, cálmense los dos, les recuerdo que no soy un objeto, y además están en mi casa.

– Lo siento, Esteban. – Dijo Dante caminando hacia mí. – No quise hacerte sentir mal, es Ethan quién me provoca siempre.

– No, Esteban. Es Dante quién siempre anda de envidioso y quiere lo mismo que yo.

Y desperté del extraño sueño. Es raro que haya soñado con Ethan, ya que sólo lo he visto una vez y eso fue en la fiesta de hace una semana y media. Y en cuánto a Dante he soñado con él casi todos los días desde que me besó. Después de calmarme un poco por el sueño me puse ropa para luego desayunar e irme a la Universidad.

Terminaron las clases, así que me dirigí a la entrada de la Universidad para encontrarme con Julieta, Daniela, Sofía y Raquel. Cuando llego a la entrada me encuentro a ellas cuatro junto ¿a Danilo? Es segunda vez que lo veo, tal vez Sofía lo invitó para pasar más tiempo con él.

– Hey, chicas. ¿Qué onda?

– Hola, Esteban.

– Danilo, que sorpresa. ¿cómo estás?

– Bien, ¿y tú?

– Bien, ¿Qué vamos a hacer ahora?

– Vamos a un nuevo restaurante de comida china que está a unas calles de acá. Escuché a algunos compañeros decir que es muy rico ahí.

– Dios, ya se me está haciendo agua la boca. Vamos ahora, please. – Dijo Sofía dando pequeños saltos de emoción.

Todos cruzamos la puerta de la Universidad y me quedo paralizado al ver a Dante mirándonos apoyado contra un árbol. Cuando chocamos mirada una sonrisa torcida se formó en sus labios. Un auto se estacionó detrás de él y cuando vi a la persona que bajó de ese auto mi ceño se frunció y entorné un poco los ojos para ver con más claridad. Ethan bajó de su auto, Dante se dio la vuelta para ver la razón por la que tenía los ojos entornados. Su sonrisa cambió a una cara llena de rabia, estaba... ¿molesto?. Ethan me vio y me hizo un gesto de saludo con su cabeza, miró a su derecha y se encontró con la penetrante mirada de Dante. A Ethan se le tensó la mandíbula, y noté que apretaba los puños a los costados, también con una mirada llena de furia. 

¿Por qué se miran así?

Esperen un momento... 

¿Acaso Ethan y Dante ya se conocen?



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